| 18 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
La juventud de los candidatos a presidente sorprende a estos extranjeros residentes en Valencia
La juventud de los candidatos a presidente sorprende a estos extranjeros residentes en Valencia

La campaña electoral vista por guiris de Valencia: qué les ha sorprendido más

La edad de los candidatos, que solamente haya dos semanas y, sobre todo, la prohibición de encuestas en el tramo final, entre las cuestiones que más les chocan

| Héctor González Edición Valencia

La misma situación se ha repetido en las dos semanas que ha durado la recién finalizada campaña electoral. En una mesa, en la cafetería de la Galería Jorge Juan de Valencia, he tenido la oportunidad de conversar con siete extranjeros residentes en la ciudad. Tres el primer día y cuatro el segundo. María Hidalgo, con sus intercambios angloespañoles, propicia esta oportunidad cada miércoles.

La tertulia se prolonga durante 90 minutos: 45 en castellano y otros tantos en inglés. Se trata de practicar ambos idiomas y, en muchos casos, de hablar de Valencia. Porque los foráneos residentes que acuden andan ávidos por saber del lugar donde se han instalado, por recopilar información y con aprender palabras en español. Al final, se convierten en una mezcla de guiris (vocablo que la Real Academia de la Lengua Española define como turista extranjero) y de neovecinos que tienen claro que su futuro está en Valencia. La inmensa mayoría de participantes en estos coloquios bilingües procede de países de la Unión Europea, de USA o de naciones pujantes de Asia.

Explicado el contexto, gran parte de la temática de conversación en estas dos semanas la ha acaparado la campaña electoral. En gran medida, porque al comentar mi labor periodística -en ambos casos era el único español en este círculo de extranjeros-, me preguntan por la materia. Y porque, ya puestos, les devuelvo el interrogante para conocer su perspectiva. Por nacionalidades, las seis personas (una de ellas también repitió) a las que me refiero proceden de Inglaterra (3), EEUU con origen húngaro (1), India (1) y Japón (1).

Sin pretender una extrapolación y únicamente para que sirvan de información a mentes curiosas, estas son algunas de las principales conclusiones extraídas después de estos coloquios:

-Su interés por la política española resulta bastante reducido. En gran medida porque no van a votar. No les incumbe. La campaña, con sus carteles y el espacio en medios, forma parte, eso sí, del escenario cotidiano con el que ahora se encuentran. En cierto modo les aporta un aliciente turístico más.

-Les llama la atención que la campaña, oficialmente, se limite a dos semanas, cuando en otros países, afirman, se prolonga años. Vamos, porque no diferencian tan abiertamente precampaña y campaña, como se hace 

-Les choca la juventud de los cuatro aspirantes con más posibilidades de convertirse en presidente del Gobierno. De hecho, por las similitudes físicas entre algunos de ellos, los confunden. Como la denominación de sus partidos.

-Pese a que a nosotros nos pueda haber parecido bronco algún momento de los debates, para estos extranjeros con quienes compartí mesa no lo fue comparado con los que aseguran vivir en sus países. Eso sí, les sorprendió tanto objeto exhibido (sobre todo por Albert Rivera, el presidenciable de Ciudadanos) y la proliferación de sonrisas. Están acostumbrados a líderes que no se quitan un instante la mueca de seriedad en este tipo de lides.

-Andan muy perdidos para diferenciar de qué elecciones se trata en cada caso. Normal, si una gran parte de la población española ya lo está para distinguir si son al Senado, al Congreso, a la Generalitat, al Parlamento Europeo o al Ayuntamiento...¿cómo no le va a ocurrir a alguien que se halla menos familiarizado con el sistema?

-Les sorprende mucho la no publicación de encuestas en la semana de las elecciones. Realmente, con la tormenta de información que recibimos de todo el mundo, constituye un anacronismo.