| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Mas, junto a su esposa, llegando a la sede del PDeCAT para anunciar su retirada de la política.
Mas, junto a su esposa, llegando a la sede del PDeCAT para anunciar su retirada de la política.

Artur Mas paga por todo el daño que ha hecho con la mayor de las humillaciones

Puigdemont, crecido, había dado un ultimátum a Mas la semana pasada. El impulsor del 9-N, ensayo del 1 de octubre, da la espantada derrotado y hundido. Y con él agoniza el PDeCAT.

| Javier Ruiz de Vergara España

Lo desvela un exdiputado de la antigua Convergencia y Unió a ESdiario con notable pesar. "Cuando un alto ejecutivo de La Caixa le confirmó a Mas la negativa de la entidad a avalar los dos millones para pagar la fianza del Tribunal de Cuentas, el expresident se dio cuenta de que el catalanismo político, el viejo pujolismo en definitiva, había saltado por los aires".

Inhabilitado institucionalmente, embargado y arruinado económicamente y defenestrado políticamente por un advenedizo en el PDeCAT, Artur Mas anunció solemnemente este martes su rendición. Deja la presidencia de la formación heredera de CiU y da un paso atrás, derrotado por Carles Puigdemont y devorado por los propios demonios independentistas que él contribuyó a liberar de las catacumbas de la política catalana con la pseudoconsulta soberanista del 9-N de 2014.

Algunas empresas afines, como la farmacéutica Grifols, están dispuestas a lanzar un "salvavidas" al expresidente de la Generalitat.

Pero, en realidad, Mas cavó su tumba política en enero de 2016, justo ahora hace dos años. Fue víctima de dos jóvenes parlamentarios anarquistas y antisistema, David Fernández y Anna Gabriel, representantes de una ideología que la antigua Convergencia despreciaba y combatía como una amenaza al régimen de Pujol.

Los casos de corrupción en el entorno de CiU y los brutales recortes que Mas ordenó contra la crisis -mientras millones de euros se escapaban por las cañerías de las subvenciones a la ANC y Ómnium- acabaron con su carrera política.

Mas había ganado unas elecciones plebiscitarias pero necesitaba los votos de la CUP para ser investido. Y tuvo que ceder el relevo al número 7 de su lista, un desconocido Carles Puigdemont. Y como en tantas ocasiones, el hijo ha acabado matando al padre . Después llegaron sucesivamente las consecuencias del ilegal 9-N: la inhabilitación por el TSJC y el embargo de su vivienda principal por el Tribunal de Cuentas. Y, junto a esto, la inminente sentencia del Caso Palau.

 

Ahora, como adelantó ESdiario el pasado jueves, Mas ha sido derrotado y humillado por su sucesor en el Palau. Desde hace semanas, coincidiendo con el embargo de sus bienes, el expresident había movido sus hilos dentro del PDeCAT para tratar de recuperar la iniciativa. Y es que Puigdemont, desde la elaboración de las listas del 21-D  hasta la estrategia posterior, ha marginado totalmente a los dirigentes del PDeCAT con un desprecio bien visible.

Mas exigía el regreso a la normalidad. La vuelta de los fugados y un gobierno estable. Aparcar el procés y no repetir en ningún caso las elecciones para no perder la mayoría soberanista.

Pero Puigdemont se ha negado a regresar y todos los diputados de JxCat han presentado ya sus credenciales, salvo los exconsellers fugados Luis Puig y Clara Ponsatí. Y como también relató este diario, Puigdemont lanzó un órdago a Mas: o es investido telemáticamente, o segundas elecciones autonómicas. Ningún candidato alternativo como Josep Rull, al que promocionaba el expresident en las últimas semanas.

 

12 de enero de 2016. Forzado por la CUP, Mas cede la presidencia de la Generalitat a un desconocido Puigdemont. 

Aunque lo han disfrazado de renuncia pactada, Mas dimitió este martes porque sus fieles son cada vez menos y hasta la ANC y Ómnium -que él tanto alimentó- han cerrado filas con Puigdemont.

Según fuentes consultadas por ESdiario, una potente empresa afín al independentismo le habría hecho una suculenta oferta para pasarse a la actividad privada.  Y también la posibilidad de residir en Estados Unidos en el corto plazo. Curiosamente, el mismo camino que ha seguido el exlendakari Juan José Ibarretxe.

El expresident aseguró en su comparecencia de despedida que se va para dar un relevo natural al frente del PDeCAT y para dedicarse a su defensa. Pero no ha dejado pasar la oportunidad de colar su mensaje contra su gran enemigo interno. "El president Puigdemont tiene que tomar sus propias decisiones y yo las respetaré, aunque tenga otro criterio", ha dejado dicho.

Y es que lo cierto es que Mas se va derrotado por el procés que él mismo puso en marcha sin que nadie se lo pidiera. Su partido, con él, agoniza por que Junts per Catalunya es otra cosa. Y el seny tradicionalmente ligado al pujolismo se lleva las manos a la cabeza."¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?", se lamenta el diputado citado al inicio de esta crónica.