Los tres silencios más ruidosos de Pedro Sánchez que entierran al PSOE clásico

Alfonso Guerra dijo en los 80 que, con el PSOE al frente, a España no la iba a reconocer "ni la madre que la parió". Casi cuando años después, lo que resulta irreconocible es el PSOE. Lo explica a ESdiario un dirigente histórico, que prefiere no revelarse, aunque mantiene relaciones constantes con la vieja guardia: "Casi todo lo que hace este Gobierno es ajeno a nuestra tradición".

No es una sensación nueva, viene de largo, desde la moción de censura. Pero el clímax lo ha alcanzado Pedro Sánchez esta semana, en apenas 48 horas, con los tres silencios más ruidosos que se recuerdan en mucho tiempo.

El primero, con la "crisis constituyente", un discurso de Podemos asumido por el ministro de Justicia y no desmentido por el Presidente, del que se desconoce cómo piensa enfocar el debate territorial ahora que ERC da un plazo de menos de un mes para reanudarlo.

"El PSOE nunca fue federalista si es significa parcelar al país. Lo es a efectos ya muy desarrollados con el Estado Autonómico, pero no para debilitar más al Estado ni para agradar al nacionalismo", explica el mismo histórico.

Un dirigente del PSOE pide a Sánchez que mande callar a Felipe si no se le puede expulsar

El segundo silencio tiene mucho que ver con el anterior: la frialdad absoluta de Moncloa hacia Felipe VI y, no digamos, hacia Juan Carlos I y lo que hay detrás. Que no es más que el debate republicano que Podemos había prometido "enterrar" al principio del Gobierno de coalición pero que ahora, superado por la crisis, pretende resucitar.

Otros dos clásicos del PSOE, del mayor rango, saltan como un resorte ante esa deriva. "Los valores republicanos son el orden, la unidad y la democracia. Eso lo encarna la actual Monarquía Parlamentaria mucho mejor que una República frentista", arguyen, recordando que desde el adiós del luego fallecido Rubalcaba, los socialistas han coqueteado con una cambio de régimen.

El PSOE lo niega

Fuentes socialistas niegan esa posibilidad, sin embargo, y recuerdan que el PSOE no ha permitido crear una Comisión de Investigación contra don Juan Carlos y que Felipe VI presidirá el homenaje a las víctimas del coronavirus, pero no niegan que Podemos es un "inconveniente" para que nadie duda de su posición.

El último silencio de Sánchez es el más simbólico: ninguna palabra de respaldo a Felipe González, atacado duramente por todo el separatismo e, incluso, por una parte del PSOE vasco. Fuentes del entorno del expresidente aseguran que a él no le preocupa "nada" esa campaña, y ni siquiera el desdén de la actual dirección de Ferraz.

Solo Leguina ha dicho en público que hay movimientos en el PSOE para "rescatarlo". Pero muchos lo piensan también

Pero sí le inquieta, y mucho, la situación económica, social y política de España. ¿Tanto como para impulsar un nuevo partido? "Para nada", recalcan. Y tampoco para volver a encabezar al PSOE, que ni le apetece ni podría con un partido de militancia muy reducida y muy afín a Sánchez.

Todo lo más, hay una ola para, llegado el caso, favorecer un cambio de postura del actual secretario general o, si se dan las circunstancias, un cambio de líder. Todos señalan a Nadia Calviño, el "unicornio" de un eventual acuerdo transversal respaldado por Europa, que tiene más de sueño que de realidad. Sobre esto, Sánchez también calla.

Solo un socialista de toda la vida con galones, Joaquín Leguina, se ha atrevido a decir en público lo que piensan muchos en privado: hay que rescatar al PSOE... del PSOE nuevo. Difícil lo tienen.