| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Diálogo social

La Generalitat, con el grecorromano Climent a la cabeza, ha suprimido, entre otras, las ayudas a polígonos y las líneas de financiación a pymes convocadas en enero.

| Enrique Martín Edición Alicante

Me reprochan a menudo el tono excesivamente beligerante de mis artículos contra Salvador Navarro y Perfecto Palacio, o viceversa, pues ambos responden al mismo arquetipo de empresarios que medran en la cercanía al poder. Nada se dice, sin embargo, cuando el periodismo de visillo se dedica exclusivamente a vender cotilleos del mundo patronal. Tampoco, cuando los escribas lacayos esputan editoriales contra la libertad de expresión – pagados a escote por todos los infelices que forman parte de la CEV.

Imaginemos que la crítica está justificada y que, por un ineluctable defecto de carácter, mis columnas devienen exacerbadas y mordaces. Sin embargo, admitámoslo, yo no les he tildado de zorras astutas de natural cobarde, ni he afirmado que estén absolutamente desacreditados; tampoco les he acusado por su ideología, porque es sabido que han contemporizado muy hábilmente con todas las facciones ideológicas, que no son ni carne ni pescado, ni chicha ni limoná.

Así pues, combatamos el tartufismo que rodea a la CEV con hechos. Vayamos al más relevante. Salvador Navarro atribuía la extinción de COEPA a la dependencia de los recursos públicos y se jactaba de la independencia financiera de su engendro. Falso: la CEV, en el presupuesto de 2019 colgado en su portal de transparencia, ingresaba 1.226.924 euros por cuotas y recibía por convenios
1.004.311. Prácticamente recibe lo mismo de la Generalitat – de los ciudadanos- que de sus socios empresarios.

No es de extrañar, pues, la escenificación que hizo con los sindicatos y el Presidente de la Generalidad el pasado viernes. El muy ladino, decía a la prensa que ese diálogo social debería ser ejemplo para España – siempre dando lecciones. Pero lo cierto es que la CEV depende del presupuesto de los valencianos y las valencianas, así que lo que vimos no eran más que monerías y cabriolas del perro ante su amo.

La Generalitat, con el grecorromano Climent a la cabeza, ha suprimido, entre otras, las ayudas a polígonos y las líneas de financiación a pymes convocadas en enero, muchas de ellas iniciadas con gran esfuerzo de consultoras y que habían generado ya importantes desembolsos de las empresas sobre las expectativas legítimas creadas por la Administración. Todo ello, “ne quid res publica detrimenti capiat” (si no saben latín, aprendan; en la Vega Baja alicantina les están imponiendo un
idioma aún más extraño para ellos).

El fin es justo: proteger a los autónomos, verdaderos parias en este país, que son los que más sufrirán la crisis. Pero, puestos a priorizar o eliminar gasto inútil, suprimamos antes las partidas destinadas a la CEV. La CEV es prescindible -sobre todo esta CEV vendida al Botànic- pero cada empresa es irremplazable.

Posdata: El mayor recorte de libertades y la mayor mortandad de la historia reciente del país han venido de la mano de la izquierda. Decía Horacio que el lobo ataca con los dientes y el toro con los cuernos. Los social-comunistas atacan con propaganda.