| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Iglesias y Errejón en sus escaños.
Iglesias y Errejón en sus escaños.

Pedro Sánchez despliega a su Séptimo de Caballería mediático contra Podemos

En los momentos complicados, Cebrián y el Grupo Prisa siempre están ahí para el PSOE. Ahora Sánchez los necesita para amplificar la crisis interna y hacer doblar el brazo a Pablo Iglesias

| Benjamín López Opinión

Que Podemos sufre desavenencias internas es cierto, tan cierto como antiguo. El asunto no es nuevo, viene de atrás. Otra cosa es que ahora haya intereses en ponerle un altavoz. Esos problemas tuvieron su primera gran expresión pública allá por abril de 2015 cuando Juan Carlos Monedero dimitió de su cargo en la formación morada y desde entonces se han producido media docena de crisis en otros tantos territorios, desde Galicia a Cataluña pasando por Cantabria. Por eso resulta más que sospechoso que los problemas internos se aireen y se amplifiquen ahora, justo cuando el PSOE necesita debilitar a Podemos para intentar que Pablo Iglesias doble el brazo y permita a Pedro Sánchez alcanzar La Moncloa y formar gobierno.

Para eso, el PSOE ha vuelto a recurrir al Grupo Prisa. Siempre que el Partido Socialista tiene problemas llama a su 'Séptimo de Caballería' mediático. Cuando hace falta, ahí estná Juan Luis Cebrián y su artillería, dispuestos a forzar la realidad con portadas, editoriales, columnas de opinión e informaciones muy cogidas por los pelos que mezclan churras con merinas. Porque si bien es cierto que Podemos tiene problemas derivados de su vertiginoso crecimiento estructural, también lo es que es muy forzado tratar de vincularlos a diferentes formas de ver su relación con el PSOE.

Y eso es lo que ha hecho el Grupo Prisa en los últimos días por tierra , mar y aire, es decir por prensa, radio y televisión. Resulta ahora, no se sabe muy bien por qué, que la dimisión del número tres de Podemos Madrid y de otros nueve dirigentes responde al descontento con la posición de Iglesias respecto a la investidura de Sánchez. Lo que están diciendo los medios de Prisa es que Pablo Iglesias no deja a Íñigo Errejón entenderse con Sánchez y que por eso dimiten diez dirigentes del partido en la Comunidad de Madrid. No es que se peleen entre ellos por algo tan mundano como mandar sino que se pelean por dejar o no que el socialista sea presidente del Gobierno. No se sostiene, no hay por donde coger esa teoría. 

A Sánchez está claro que, se mire por donde se mire, le interesa debilitar a Podemos. Es obvio. Piensan que así tratará de evitar nuevos comicios dando su brazo a torcer en el último momento, quizás con una abstención a la coalición PSOE-C´s o quizás entrando en un gobierno con los socialistas pero rebajando sus pretensiones, ahora inasumibles. En todo caso, si Coleta morada no da su brazo a torcer y repetimos visita a las urnas, al PSOE le conviene fracturar a su enemigo, al rival que amenaza con superarle en votos. Y para eso podrían haber escogido un camino más sencillo, el de denunciar con ahínco la trastienda de esa formación hipotecada al chavismo, con turbias relaciones con el régimen iraní y con el mundo abertzale y su leninismo trasnochado. Pero no, eso no interesa porque a lo mejor tiene que ser socio del PSOE y de hecho ya lo es en muchas comunidades y ayuntamientos. Es mejor optar por el debilitamiento del enemigo.

Y los socialistas, en colaboración con su transatlántico mediático, saben muy bien que las cosas no son como son sino como parece que son. Y ese arte lo dominan con maestría. Errejón lo ha denunciado no sin razón en una carta pública en la que se queja de que el “ataque” que están sufriendo trata de “trasladar un problema de Madrid a estatal”, lo que a su juicio “revela que todo el aparato del PSOE y alrededores está necesitado de algo con lo que tapar su reciente giro hacia el PP arrastrado por Rivera”.

Manipula intencionadamente Errejón la conclusión de su diagnóstico. Es verdad que el PSOE y su grupo mediático afín está en una operación contra Podemos, pero no es cierto que vaya encaminada a tapar un presunto acercamiento al PP que a todas luces no existe. La realidad es que el PSOE quiere debilitarles y presionarles para forzar un cambio de posición del partido morado que lleve a Sánchez a La Moncloa.