| 10 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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"¡Manos arriba, absténganse!": Sánchez cruza la línea del descaro en el Congreso

"Nosotros no queremos elecciones, yo no quiero elecciones", afirmó desde la tribuna en medio de las risotadas de la oposición. Ya ni disimular le sale. Ya ni mirar a Pablo Iglesias puede.

| Ana Isabel Martín España

El Congreso se ha convertido en una especie de diván para Pedro Sánchez, una forma de desahogarse y desahogar su culpa por haber llegado al borde del abismo de una nueva disolución de las Cortes -el 23 de septiembre- sin haber alcanzando un acuerdo de investidura. Ya no digamos de legislatura. 

"Quedan 12 días. Probablemente es momento que usted se ponga al timón, que haya un cambio de timón. Reúnanse o dígannos claramente si vamos a elecciones", le pidió, casi suplicó, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, que hurgó en la herida del presidente en funciones: "Han pasado 130 días y se ha sumado un solo voto, ni siquiera el nuestro". 

Pero bajar al barro de las negociaciones no es la intención del presidente en funciones, que durante el pleno de este miércoles apenas miró a Pablo Iglesias a la cara y le trasladó que si tenía cualquier propuesta nueva que hacer se la hiciera al equipo negociador del PSOE. Así que como para reunirse con él, por más que Iglesias anunciara que le llamaría. "Si vimos que fue inviable la coalición de julio, ¿por qué no sopesa la propuesta intermedia?", fue de lo poco que se dirigió Sánchez a su supuesto socio preferente

El candidato socialista aprovechó la tribuna de la Cámara Baja para, nuevamente, descargar la responsabilidad de que España no tenga Gobierno a pleno rendimiento en los otros tres principales partidos: Unidas Podemos pero también el PP y Ciudadanos. Y conminó a los tres a abandonar "el bloqueo". 

"Nosotros no queremos elecciones, yo no quiero elecciones", afirmó solemne en medio de las risas procedentes de los escaños de la oposición. "Lo que queremos es un gobierno fuerte, cohesionado, coherente. Lo vamos a intentar hasta el último segundo y no depende solo del grupo parlamentario socialista", remachó. 

Sin embargo sus palabras contrastaban con la actitud de la bancada del PSOE y, sobre todo, con esa confesión que Carmen Calvo le hizo el martes al actor José Sacristán cuando creía que nadie la oía y por tanto nada tenía que fingir: "No puede ser. No podemos hipotecarnos de esa manera". Esa frase de la vicepresidente contiene, probablemente, más verdad que las últimas nueve horas que han pasado encerrados en la misma sala los equipos del PSOE y Unidas Podemos, supuestamente negociando. 

Unos y otros demostraron este miércoles, una vez más, estar en distintas frecuencias. Pablo Iglesias puso como ejemplo el modelo de coalición de Italia, donde el Partido Demócrata ha alcanzado un acuerdo para gobernar junto al movimiento Cinco Estrellas. Y la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, le respondió que mejor modelo que ése es el de Portugal: "Un Gobierno progresista y estable para algo más de un rato", sostuvo. 

El líder morado llegó a amenazar a Sánchez con que sus cuentas en unas nuevas elecciones salten por los aires. "La gente no ve bien cuando alguien trata de adelantar unas elecciones para sacar ventajas electorales. Le ha pasado a Salvini, que al final no tiene tantos apoyos como creía", deslizó. Porque en Unidas Podemos han interiorizado que unas nuevas elecciones no le saldrán -o le saldrían- tan bien a los socialistas como ellos creen. Ni tan mal a los morados.

También Pablo Casado acusó a Sánchez de haber puesto el piloto electoral. O mejor dicho: de no haberlo abandonado nunca: "Usted es incapaz de gobernar, quiere estar en permanente campaña electoral", le recriminó. Y dio un golpe certero al argumentario del socialista cuando le recordó que en 2016 le dijo a Mariano Rajoy que la responsabilidad de no sumar votos para la investidura responde únicamente al candidato.

Y Albert Rivera exclamó gráficamente, imitando a Sánchez: "'¡Manos arriba, absténganse!". "La democracia es dialogar, llegar a acuerdos. Usted no se pone de acuerdo ni con sus socios. Si usted fracasa fracasa usted. No España. No le eche la culpa a los 350 diputados de esta Cámara", concluyó a modo de puntilla para el socialista.