| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Dolor y Gloria en Mestalla (1-1)

Injusto empate del Madrid, fuera del tiempo que se debía añadir. Antes, Soler marcó el gol que hubiera sido el de la victoria. Dolor y gloria en Mestalla.

| Clara Mente Edición Valencia

Qué bello y cómo duele. El Valencia de Celades es el equipo que nos gustaría poner de ejemplo en las escuelas de fútbol de nuestros hijos. Soberbio partido general, con ocho bajas, ante el Real Madrid al que mereció tumbar tras una nueva demostración de que el corazón es el mejor guía en la vida. La lectura de Celades fue, una vez más, la acertada. El equipo fue de menos a más y la segunda parte fue un auténtico recital valencianista. Qué carácter, qué orgullo, qué cabeza tan alta. Peter Lim, en su visita, debe de haberse vuelto a enamorar. Según el nuevo jefe de comunicación, Celades y Jorge López se encargarán de fichar en el mercado de invierno. Es buena señal que se confíe en el entrenador también en el diseño de plantilla.

Primera parte muy igualada en Mestalla, con ocasiones tímidas para el Madrid durante los primeros 20 minutos y dominio del Valencia hasta el descanso. Jaume Doménech demostró seguridad durante el aluvión blanco, ante cada remate de Modric, Benzema y Rodrygo. Ahora mismo, el portero de Almenara está, con todos los respetos, como para quitarle el puesto a Cillessen. El Valencia se defendió a la perfección. Poco a poco, el equipo empezaba a desperezarse. En el minuto 35, Ferran remata de cabeza, muy forzado, por encima del larguero. En el 37, tarjeta amarilla a Soler por una acción idéntica a otra previa no señalada sobre el propio Soler. El árbitro interpretó ánimo de venganza. El Valencia enlazó varias contras seguidas y así acabó una primera parte digna en Mestalla, con un Valencia de menos a más.

Y así se inició el recital de la segunda. Nada más empezar, ocasión clarísima para el Valencia en el primer minuto, con un mano a mano de Ferran Torres, solo ante Courtois. El de Foios se acomoda mal en balón y no puede rematar en condiciones. A partir de entonces, dominio valencianista sin descanso. En el 60, Celades sacó a Jaume Costa y puso atrás a Wass, dando entrada a Manu Vallejo. Celades quería ir a por la victoria y cambió el 4-3-3 por el 4-4-2. Es ejemplar la forma que tiene este entrenador de adaptarse a las circunstancias. El andaluz no llegó de milagro a un centro de Gayà. Formidable el de Pedreguer. Descomunal el desgaste de Rodrigo. Faltaba un Maxi o un Gameiro. En el 69, Zidane dio a entrada a Bale por Isco y a Vinicius por Rodrygo. 20 minutos para todo. 

A 12 para el final, Soler se intenta ir de dos jugadores a la altura del banquillo del Valencia y Carvajal casi le rompe la tibia. Las asistencias médicas le están atendiendo y él rabiaba de dolor. De repente, cojeando, se levanta, se lanza a la aventura, protagoniza un sprint memorable y acaba rematando a puerta un centro de Wass. Estos 40 segundos habría que enseñarlos en todos los equipos de la Academia del Valencia y en todos las escuelas de fútbol valencianos en general. A partir de entonces, la salida de Diakhaby sirvió para despejarlo todo lo que llegó desde el bando madridista, salvo la jugada final, pasado ya el tiempo añadido, donde quizá Jaume debería haber salido de portería de forma más expeditiva. Gol de Benzema en el minuto mil, y dolor profundo en una grada, en la que aún era mucho mayor el sentimiento de orgullo. Dolor y gloria en Mestalla, como en la película de Almodóvar rodada en Paterna, la factoría de futbolistas  valencianistas. ‘Ellos son los verdaderos protagonistas’, afirma un ejemplar Celades. Bendita sea su humildad, su determinación, su capacidad de innovación y su sentido común. El fútbol, a veces, nos da lecciones para la vida.