| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los cambios en la educación que la pandemia está provocando

El sistema educativo debería de salir reforzado de esta situación y aprender de ella, con un aumento de los recursos técnicos disponibles e invertir más en la formación de los docentes

| Amparo Adalid Berlanga * Edición Valencia

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha alterado la vida de todas las personas, afectando a todos los sectores y generando nuevos retos para adaptarnos a la nueva realidad. Jamás, ni en la peor de nuestras pesadillas, nos hubiéramos imaginado un escenario así, salido más bien de una película de terror o ciencia ficción.

La pandemia de Covid-19 ha afectado a todos los sectores, y uno de los más  damnificados ha sido el sector de la Educación, alterando el día a día del alumnado, que se  ha visto obligado a interrumpir sus clases presenciales cambiándolas por la educación a distancia con el fin de frenar la expansión del virus, obligando de esta forma a que los docentes restructuraran los métodos de trabajo.

Con la llegada del virus el sistema educativo sufrió las consecuencias de forma severa viéndose obligado a cerrar los centros educativos, situación que jamás había ocurrido, pasando de una enseñanza presencial a una digital ofreciendo soluciones de emergencia y generando incertidumbre sobre todos los procesos habituales del sistema educativo.

Si echamos la vista atrás, durante el confinamiento, debido al cierre de los centros educativos, hemos tenido que saltar múltiples obstáculos generados por la pandemia y que afectan directamente a la educación. Se tuvieron que readaptar las clases al formato online, donde no todo el alumnado puede seguirlas de la misma manera a pesar de los esfuerzos del personal docente.

No podemos obviar que existe una brecha educativa donde el alumnado más desfavorecido, con menos recursos y situaciones familiares complicadas, sufre las consecuencias acentuándose las desigualdades, sobre todo en situaciones como la que estamos viviendo en la actualidad y es la educación pública la que debe paliar dicha brecha educativa.

Nos hemos encontrado con situaciones como no tener suficientes ordenadores en casa, no disponer de impresora o no tener acceso a internet impidiendo de esta forma seguir las clases online y realizar las tareas. Por otro lado, no debemos olvidar que los centros educativos también garantizan servicios básicos como por ejemplo las ayudas de comedor, las clases de refuerzo, fomento de habilidades sociales o incluso el apoyo emocional que genera la asistencia al centro.

Con la vuelta a las aulas de este curso ha habido mucha incertidumbre sin saber con lo que nos íbamos a encontrar, con un plan de contingencia, protocolos, aulas burbujas, confinamientos, mascarillas, distancia social, gel, miedo, contagios, etc. Teniendo que pasar todo el personal educativo, tanto alumnado como profesorado y no solo los niños de 3 años por un periodo de adaptación, un periodo de adaptación hacia la “nueva normalidad” hacia la “nueva forma de educar” intentando nuevamente superar los retos que esta pandemia nos plantea.

No nos encontramos en un escenario sencillo, donde sin duda las situaciones que hemos vivido y las que nos quedan por vivir hasta que acabe la pandemia van a dejar secuelas tanto en el alumnado como el profesorado.

El alumnado, como he dicho anteriormente, no ha podido desarrollar las competencias previstas encontrándonos en las aulas de forma más acentuada que nunca diferentes niveles. Además, no debemos olvidar que educar no es otra cosa que socializar y debido a la situación en la que nos encontramos donde debemos ir con mascarillas, guardar la distancia social, solo nos podemos socializar con nuestro grupo, por ello el desarrollo de las habilidades sociales se verá afectado negativamente.

Todo esto supone un sobresfuerzo para el alumnado porque han acudido a los centros educativos con muchas ganas de socializarse, de compartir con el resto; pero, sin embargo, tienen que cambiar sus rutinas, su forma de socializar es más limitada, ya no se hacen actividades de centro o ciclo como se hacían antes y por seguridad ya no se hacen de forma conjunta y deben limitarse de forma individual. Los niños y niñas notan la presión y estrés sufrido por la situación en la que nos encontramos y esto puede afectar a su comportamiento y su forma de socializarse en el futuro. Tampoco podemos olvidarnos que las familias, ya que no pueden participar en la vida escolar del centro, como se hacía sobre todo en infantil donde se realizan múltiples actividades para involucrarlos en la educación de sus hijos e hijas, por tanto, la relación familia-escuela también se está viendo afectada por esta crisis.

Todas las personas involucradas en el ámbito docente nunca olvidaremos la experiencia vivida durante estos dos cursos, donde se nos plantea un escenario inimaginable el cual está siendo superado a través de compromiso, dedicación y vocación con la que los profesionales educativos han hecho frente a la pandemia.

El profesorado, en un tiempo récord, tuvo que convertir sus casas en aulas y adaptarse al nuevo reto digital que se nos proponía, donde el esfuerzo por parte de los docentes tuvo que verse duplicado ya que las herramientas proporcionadas por Conselleria daban muchos problemas, siendo insuficientes y no daban respuestas a las necesidades del momento, donde además nos encontramos con una diversidad de niveles en tecnología, donde cada docente tenía su conocimiento personal y se le exigía realizar la enseñanza a distancia sin dar ninguna clase de pautas, lo que ha generado frustración y estrés.

Han dedicado más horas para preparar sus clases, invirtiendo recursos propios, innovando para llegar a su alumnado y mantener el vínculo que se tiene en la educación presencial a través de la enseñanza a distancia, etc y realizando sin duda una gran labor.

Por otro lado, hay que destacar también el sobresfuerzo de los equipos directivos, los cuales se encuentran desbordados porque a sus tareas habituales ahora se suman las añadidas a esta situación, donde no hubo pautas claras en el inicio de curso generando incertidumbre, siendo insuficiente la respuesta de Conselleria delegando demasiada carga y responsabilidad en los equipos directivos.

No se puede negar que los docentes han estado y están al pie del cañón, pues sigue la educación a distancia en determinados momentos, confinamientos, contagios en las aulas…No habiendo las suficientes medidas de seguridad en las aulas, tal y como ha denunciado CSIF en reiteradas ocasiones.

El sistema educativo debe salir reforzado de esta situación y aprender de ella, aumentando los recursos técnicos disponibles e invertir en la formación de los docentes, pues ha quedado demostrado que nuestro sistema educativo no estaba preparado para la crisis en la que nos encontramos.

 *Delegada de educación del sindicato CSIF.