| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Exclusiva

La Guardia Civil iba armada con discos de Llach

La Operación 'Tempesta del desert' iba a emitir a gran volumen decenas de canciones del autor y pensaba torturar a los independentistas encerrándoles a cenar con Albano Dante Fachín.

| EPC Opinión

 

 

Marta Rovira, secretaria general de ERC, tenía razón: el Estado español tenía pensado utilizar una violencia sin límites para sofocar la Declaración Unilateral de Dependencia, aunque ello provocara daños personales irreparables.

El Pato Cojo ha accedido en rigurosa exclusiva al dispositivo preparado por los Ministerios de Interior y de Defensa, que finalmente no tuvieron que desplegarse ante la retirada a Bruselas de Puigdemont y la mitad del Govern: la otra mitad optó por irse de compras o a jugar al pádel, para evitar tensiones en la calle.

Así, la llamada operación 'Tempesta del desert', iba a armar hasta las cejas a un total de 9.237 agentes de la Benemérita, 11.234 efectivos militares, 6.235 policías nacionales y tres unidades especiales de madres expertas en imponer el brócoli para cenar a sus hijos.

El asalto al Parlament y la toma de control de la calle estaba previsto para la 1.55 horas del 27 de octubre y se iba a cometer con armamento letal y sin preocupación por los daños colaterales que comportara: los primeros agentes accederían al recinto armados con discos de Lluis Llach y altavoces para activarlos a todo volumen, un tipo de arma prohibida por la ONU y la Convención de Ginebra, que la incluye en la categoría de tortura.

 

Exclusiva: el tema de Llach que iban a disparar contra las masas

 

Pero ahí no acaba la cosa. El brutal despliegue había incorporado, en los efectivos de retaguardia, un dispositivo para laminar a los diputados independentistas que lograran escapar del Parlament, consistente en el bombardeo indiscriminado de discursos de Ada Colau y en obligar a los detenidos a cenar a solas con Albano Dante Fachín.

Rovira habla de nuevo

"Querían muertos en las calles", ya os lo dije, señala Marta Rovira, que seguirá luchando por el pueblo en los próximos meses. "Salvo las nueve semanas que tengo que dedicar al rodaje de una versión en catalán de Popeye, en la que hago de una Olivia empoderada y republicana, la ciudadanía me tiene a su disposición para acabar con el franquismo", concluye.