| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El presidente de España merece ahora apoyo aunque Sánchez sea un irresponsable

La incompetencia de Sánchez se resume en una imagen: dos ministras y su propia esposa están infectadas. Tardó en reaccionar y agravó el problema, pero ahora hay que ayudarle.

| ESdiario Editorial

 

 

Ningún presidente es culpable de un drama sanitario como el que estamos viviendo, como tampoco lo es de un terrible atentado como el del 11M o de una catástrofe ecológica como la del Prestige, que sí les fueron imputados sin embargo a los predecesores de Pedro Sánchez.

Pero sí lo son, desde luego, de la gestión de esos desafíos. Y la del actual jefe del Ejecutivo ha sido no solo incompetente, sino en muchos casos negligente y temeraria: solo una semana antes de clausurar de hecho España, el mismo dirigente que ha limitado al máximo incluso salir a la calle, animaba a millones de españoles a lanzarse a ella para celebrar una manifestación desaconsejada por Europa, por los médicos y por el más elemental sentido común.

Lo hizo anteponiendo sus intereses políticos a la protección de los ciudadanos. Y lo hizo a sabiendas del peligro que ello encerraba: los especialistas ya habían comunicado el agravamiento terrible de la enfermedad y la experiencia de China y de Italia le indicaba a cualquiera cuál iba a ser la evolución del coronavirus en España y qué imprescindible era ya adoptar medidas de contención que otros políticos, como Díaz Ayuso, tomaron casi desde el primer momento.

 

Sánchez ha estado casi dos meses negando la evidencia, y movilizando incluso a su ministro de Sanidad y el portavoz de éste, Salvador Illa y Fernando Simón, para recubrir con falacias científicas decisiones estrictamente políticas de un presidente irresponsable.

 

 

Que dos de sus ministros, Irene Montero y Carolina Darias, y su propia esposa, Begoña Gómez, hayan contraído la enfermedad, resume con estrépito la mezcla de incompetencia, egoísmo, temeridad y frivolidad del líder del PSOE, más preocupado siempre por su promoción personal que por sus obligaciones institucionales y las necesidades de sus gobernados.

Pero si Sánchez merece todo el repudio, el presidente de España necesita el respaldo de todos y hay que dárselo, aplazando lo que sea necesario el juicio a su labor política en el desafío más decisivo que ha vivido el país en décadas.

Tregua sí, pero sin olvido

Es obvio que él no haría lo mismo, y que Sánchez e Iglesias añadirían a la emergencia sanitaria o una explosiva tensión política a la situación de estar gobernando el PP, como prueba su lamentable actitud hacia Rajoy por un único caso de Ébola hace seis años: si montaron la que montaron por el sacrificio de un perro y la afección de una enfermera, ¿qué no harían con miles de infectados, decenas de muertos y todo un país colapsado por el virus y la ineficacia de un Gobierno estando ellos en la oposición?

 

Tiempo habrá de pasar esa factura, que no debe olvidarse. Se puede aplazar ese ajuste, sin duda, pero con un matiz: él debe dejar de apoyarse, en esto y en todo, en partidos y dirigentes que, como este sábado Iglesias, Torra y Urkullu, han antepuesto sus lamentable objetivos políticos a la gestión de un momento dramático. Si ni así rompe con ellos y se apoya en el PP y Cs, tal vez haya que replantearse la tregua sanitaria que todo el mundo ha de estar dispuesto a firmar.