| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Si España no quiere un Gobierno Frankenstein; PP, Cs y Vox deben saber evitarlo

| EDITORIAL Editorial

 

 

Nunca como el próximo 28 de abril puede darse una paradoja de tal calibre: el centro derecha obtendrá probablemente uno de los mejores resultados de su historia, pero Pedro Sánchez tiene más sencillo gobernar, con el apoyo y la participación, de un modo u otro, de todos los partidos separatistas.

La dispersión del voto entre PP, Cs y VOX puede provocar ese efecto distorsionador sobre la auténtica opinión mayoritaria de los españoles y hacer que, aun con una diferencia global de entre dos y tres millones de votos, se mantenga Sánchez en La Moncloa, con Iglesias integrado en el Gobierno y el independentismo pasando una factura que de un modo u otro se querrá abonar.

Ante este panorama, que coincide con el momento en el que tal vez más consecuencias va a tener para la España que conocemos el color del Gobierno, son varias las opciones. La más cómoda, apelar al llamado "voto útil": concentrar el voto en el partido con más opciones de liderar el bloque para evitar que se pierdan miles de voto sen el camino.

La paradoja del voto

Es razonable que el PP emita ese mensaje, como lo es que los seguidores de partidos que no quieren a Pedro Sánchez a la presidencia se pregunten si, merced a la Ley D'Hont y el reparto de escaños por circunscripciones provinciales, en realidad le pueden acabar ayudando a mantenerse.

Una mayoría clara de españoles no quiere otro Gobierno Frankenstein: Casado, Rivera y Abascal deben saber atender eso

Pero tiene que haber otras opciones que no se limiten, en exclusiva, a exigirle un sacrificio al votante de Vox y Ciudadanos y por extensión a esos partidos. Y eso es lo que deben analizar y decidir, con inteligencia, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal.

Fórmulas creativas

Hacer compatibles los legítimos intereses de todos ellos con el objetivo común que dicen perseguir no es fácil, pero es su responsabilidad, y no pueden delegarla en los ciudadanos. Coaligarse para el Senado, estudiar en qué circunscripciones pequeñas se pueden establecer colaboraciones preelectorales o incluso intercambiar retiradas allá donde cada uno tenga claro que no va a lograr representación está en su mano.

Porque algo está claro, en todas las encuestas. Una mayoría bastante clara de españoles no quiere otro Gobierno Frankenstein. Pero puede volver a tenerlo si el centro derecha no encuentra maneras creativas de evitarlo.