| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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María José Salvador
María José Salvador

La consellera busca el rebufo del ministro

"Al ministro de Fomento no pueden imputarle que no visite la Comunidad Valenciana, que no demuestre capacidad de diálogo o que no anuncie inversiones".

| Héctor González Edición Valencia

La consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador, anda a rebufo de su ministro casi homólogo, el de Fomento, Íñigo de la Serna. Si el exalcalde de Santander anuncia inversiones de 1.300 millones de euros para mejorar la red de trenes de cercanías, desde el departamento valenciano sostienen que recoge sus reivindicaciones.

Si el Ministerio anuncia un impulso a la ampliación de la V-31 para que deje de colapsar la entrada a Valencia por el sur, la consellera recoge el estandarte de algunos alcaldes de su partido y exige diálogo para proteger el medioambiente. Aquí ya no se trata ni tan siquiera de alegrarse porque “recoge las reivindicaciones”, sino de buscar cómo arremeter contra medidas adoptadas para solucionar un problema que parece sempiterno.

En cualquier caso, a rebufo del ministro, un paso detrás suyo. Ya sea para atribuirse, como copartícipe reivindicativo, logros inversionistas, ya para desmerecer actuaciones tan reivindicadas como necesarias pero a las que, como a toda acción u omisión, se les puede anteponer algún reparo o pega. Salvador constituye el ejemplo más nítido de la estrategia de criticar desde la gestión. De atribuir los errores o la inacción propios a la acritud de una entidad superior. Del manido ´el Gobierno nos margina´ o que la infrafinanciación representa la culpa de todos los males.

En su caso, en el de la consellera, se ha topado con un hueso duro de roer. Le ha tocado el ministro que más se prodiga en visitas a la Comunidad Valenciana. Y que además siempre lo hace anunciando nuevas inversiones y entre sonrisas y abrazos de bienvenida por parte del mismísimo presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Hasta el propio alcalde de Valencia, Joan Ribó, menos comedido que el máximo responsable autonómico, apenas tiene nada que reprocharle. Incluso ha dado un acelerón al casi utópico parque central y ha adecentado el túnel peatonal de Germanías.

De la Serna constituye la antítesis de su colega Cristóbal Montoro, que como ministro de Hacienda se ha ganado un lugar ya en el imaginario colectivo valenciano casi del nivel de Felipe V, en sus tiempos, o del holandés De Jong con su patada voladora a Xavi Alonso, por recurrir al más comprensible símil futbolístico. Al ministro de Fomento no pueden imputarle que no visite la Comunidad Valenciana, que no demuestre capacidad de diálogo o que no anuncie inversiones. Incumple casi todos los requisitos básicos para recibir ataques de los rivales políticos autóctonos.

Huelga en Ferrocarriles de la Generalitat

Por tanto, criticando al máximo responsable nacional de Fomento la consellera no logra ubicar a un ´chinchoso´ al que quemar, emulando la figura que los vecinos de Villar del Arzobispo hacen arder en Carnaval. Tampoco consigue ocultar las sombras de su gestión. Entre ellas, la incapacidad para detener la huelga en Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) que afecta al metro de Valencia y al TRAM de Alicante.

Decenas de miles de usuarios llevan meses soportando los paros parciales y las jornadas de huelga de 24 horas. Resulta imposible saber, en determinadas franjas, a qué hora pasará el transporte público. Esto provoca saturación de vagones –al haber menos- y un grave perjuicio a los ciudadanos, ya que el retraso del servicio hace que, a su vez, quien lo utiliza llegue tarde a su trabajo, al médico, a dejar a su hija en la puerta del colegio o a donde vaya.

En una hábil estrategia de comunicación, Conselleria lanza una batería de notas de prensa sobre exposiciones, libros viajeros, obras de mantenimiento y un elenco estirado al máximo de actuaciones menores en FGV para tapar, informativamente, la huelga de metro y TRAM. Ni el presidente de la Generalitat ni la propia consellera parecen afectados por el desgaste de la protesta. Ambos eluden comentarla. Quizás el escaso uso de este servicio público que hacen les provoca desconocimiento. Dudo que esa pasividad agrade a los miles de afectados diarios.

Por lo demás, la consellera posiblemente menos ´visible´ del Consell centra su agenda pública en la firma de convenios de rehabilitación de edificios o en obras de mantenimiento. Bagaje reducido mientras el precio de compra y alquiler de vivienda sigue disparándose y convierte ambas opciones cada vez en más inaccesibles para una importante parte de la población. ¿Y dónde están las ayudas públicas o las alternativas para compensar esa subida, para permitir el acceso universal a la vivienda?

María José Salvador no se ocupa ni de Sanidad ni de Políticas Inclusivas, áreas especialmente sensibles cuya acción o inacción afecta más directamente al ciudadano. Ella dirige una conselleria teóricamente de menor deterioro político que podría pasar desapercibida. No obstante, ha logrado el nada envidiable mérito de conseguir que una huelga que podría haber zanjado en unas semanas se haya recrudecido y convertido en una penitencia diaria para miles de afectados. Aunque parece que le preocupa más seguir la estela de De la Serna.