| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Un recorte de periódico sobre el programa que presentaba Miguel Ángel García-Juez.
Un recorte de periódico sobre el programa que presentaba Miguel Ángel García-Juez.

Miguel Ángel García-Juez, in memoriam

Miguel Ángel rompió moldes con el programa "¡Viva la gente de la tarde!" en aquel torrente de talento periodístico que fue Antena 3 Radio. Fue un privilegio trabajar a su lado.

| Vicente Gil Opinión

 

 

Ha muerto Miguel Ángel García-Juez. Su nombre queda ligado ya, para siempre, a la historia de la radio española. De él se ha contado en estas horas sus dos Premios Ondas y sus dos Antenas de Oro. Su paso por distintos medios y sus grandes programas, sobre todo, en Antena 3 Radio. Su ¡Viva la gente de la tarde!, que rompió moldes, y tantos otros.

Se ha dicho de él, porque es así, que su “Antena de la Bolsa” fue pura innovación. El primero en incorporar, a diario, a los analistas bursátiles. Miguel Ángel fue, con Luis Vicente Muñoz (Capital Radio), pionero absoluto de una información económica con absoluto rigor, pero con sentido divulgativo para el común de los oyentes … “¡Que la entienda tu madre!”, que nos decía Marlasca padre al encargarnos una noticia.

Miguel Ángel hizo todo aquello y mucho más, en aquel torrente de talento periodístico sin igual que fue Antena 3 Radio, la emisora en la que empecé hace ahora 30 años cuando estudiaba la carrera.

Por eso, el nombre de Miguel Ángel va ligado, en mi memoria, al de aquel grupo irrepetible de periodistas de raza, de personalidades únicas, de jefes y compañeros con criterio y experiencia, valientes, que me enseñaron a ser críticos (en primer lugar conmigo mismo y con ellos) y que me enseñaron este oficio y me permitieron crecer en el: Antonio Herrero, José María García, Consuelo Sánchez-Vicente, Ana Rosa Quintana, Manolo Marlasca (padre), Los Gomaespuma y Ana Curra, Carlos Pumares, Santiago Amón, José Luis Balbín, Miguel Ángel Nieto, Luis Ángel de la Viuda, Luis Carandell, Luis Herrero, Federico Jiménez-Losantos, Feito, Ares, Pipi Estrada o Fernando Soria, Vicente Mateos, Juan Antonio Tarjuelo, Pilar Vicente, Ana Luisa del Palacio, Rafael Benedito y sus músicas o José Ramón Pardo y las suyas, Rafa Cerro, Nieves Goicoechea, Susana Palacios, Mayte Carratalá, Míriam de las Heras… y tantísimos otros, no digamos también, en la parte técnica: Balduque, Marcos, Espinosa

 

Y, por supuesto, el alma que hizo posible todo aquello: Manuel Martín Ferrand. Por Miguel Ángel y por todos ellos siento una enorme gratitud. Fui un privilegiado

Eran aquellas redacciones de humo y rollos de teletipo en papel sin fin que escupían noticias con sonido -ya- de tensión informativa. Aquella redacción de Oquendo, 23 -por la que pululaban Pepín Cabrales o “El Platanito” y su lotería- era nuestra casa.

Muchos nos perdimos la pista, pero, como en las grandes familias, el sentimiento ha permanecido siempre y es profundo porque fuimos afortunados de ser partícipes de algo único e irrepetible en la radio y en el periodismo español: “noticias veraces y opiniones independientes” …

La muerte de Miguel Ángel es un pellizco en el corazón, como si una parte de la historia de uno mismo se fuera. No me dejaré vencer por la nostalgia. No sirve de nada. Recordaremos a Miguel Ángel con la guasa que tenía.

Lo recuerdo un poco dandi. Se codeaba con la crème de la crème del mundo económico. Un día, Antonio Herrero me encargó, con urgencia, que fuera al Ritz a entrevistar en exclusiva -junto a Ramón Pérez-Maura de ABC- al rey Simeón de Bulgaria.

Esa misma mañana, yo había llegado de Liberia o Sierra Leona (no recuerdo) con melena, barba y aspecto de no haberme duchado en varios días (probablemente sería cierto). Intentaba convencer a Antonio (misión imposible) de que fuera otro, de que yo no podía presentarme así en el hotel Ritz y con Pérez-Maura al lado, que iría impecable.

'De la guerra también hay que venir hecho un pincel', me dijo Miguel Ángel

“Chaval -terció Miguel Ángel en la conversación- de la guerra también hay que venir hecho un pincel”. Miguel Ángel era, de alguna manera, nuestro Arturo Fernández.

Rescato del desván carpetas de un tiempo que fue mejor para el periodismo y para el talento. Lo creo de verdad. En varias de ellas pone: “Recuerdos Antena 3 Radio”. Las abro y entre fotos, papeles, recortes de prensa, acreditaciones, guiones de programas y noticias, de exclusivas y primicias … aparece amarillenta por los años la carta que le escribí a Miguel Ángel al dejar la radio.

La Cadena SER (Jesús de Polanco) nos había comprado en el primer EGM en el que les superamos en audiencia, en aquello que alguien llamó “el antenicidio”. Aquel grupo inigualable de profesionales se partió entre los que se fueron a la COPE y los que se quedaron.

Yo llevaba ya un tiempo viviendo el sueño de cualquier joven reportero recién salido de la facultad: ser corresponsal de guerra y enviado especial, emulando a Hemingway, a Leguineche (con el que coincidía en mis viajes) o a Tintín… no sé… en un mundo que se caía -entonces- con el Muro de Berlín. Trabajaba, además, también, para Antena 3 TV, recién nacida.

Un compañero de la SER, hoy en la televisión, con el que coincidía de vez en cuando en esas coberturas exteriores, me fue muy franco: “Mira Vicente -me vino a decir- os hemos comprado para eliminaros como competencia. Se mantendrá la radio un par de años para disimular y luego desaparecerá”. Siempre se lo agradecí.

Aquello me permitió seguir mi camino. El de mi vocación y mi pasión. Romper mi contrato indefinido con la radio, pedir un crédito a mi banco e irme como freelance a la guerra de Bosnia.

En aquella carta de despedida, le contaba a Miguel Ángel (que había sido nombrado director de Informativos por la nueva propiedad), por qué me iba, por qué sentía que aquello ya no era o iba a dejar de ser la Antena 3 Radio que había conocido.

Miguel me llamó y me dijo: “Te entiendo perfectamente. Lamento que ya no encuentres aquí tu sitio. Esta será tu casa”. Y con sorna, me repitió: “Recuerda … ves siempre hecho un pincel”.

El tiempo borra desavenencias y las convierte en minucias. Y queda lo esencial. El afecto, la admiración y el respeto.

DEP, Miguel Ángel García-Juez … “La radio sigue”.