| 23 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Évole compromete al PSOE y a dos exministros de Aznar en el escándalo de Jánovas

El "Salvados" del reportero dedicado a lo sucedido en un pueblo del Pirineo aragonés durante casi cuarenta años amenaza con desatar tormenta a causa del testimonio de un exalto cargo.

| Manuel Ortega Medios

La casualidad fue el inicio de uno de los próximosSalvados más polémicos de los últimos tiempos. Un descubrimiento de Jordi Évole durante unas vacaciones levantó la primera pista, confirmada más tarde durante otras visitas, de una situación escandalosa durante casi medio siglo.

Jánovas, el pantano fantasma, es la historia de un pueblo abandonado en el Pirineo oscense que fue desahuciado en los años sesenta para construir un embalse. Durante veinte años algunas familias lucharon para mantenerse en la localidad mientras las casas de sus vecinos, expropiadas, eran dinamitadas. En los años ochenta consiguieron que todos abandonaran el pueblo.

El único "pero", como comentaba uno de los vecinos, Antonio Garcés, durante el preestreno del reportaje en la localidad, es que todo aquello no sirvió para nada porque el pantano nunca se construyó.

La "pesadilla", como la calificaba otro de los vecinos que han regresado para reconstruir el pueblo, comenzó en 1961 cuando Iberduero puso en marcha la construcción del embalse. También comenzaron los episodios extraños como permitir que las casas fueran dinamitadas -con la Guardia Civil metiendo al resto de vecinos en la escuela para evitar que les cayeran encima los cascotes despedidos por las explosiones- o que las órdenes de expropiación fueran dirigidas y remitidas por la eléctrica.

Pero lo que tal vez podía ser entendido durante el régimen franquista no fue mucho mejor con la llegada de la democracia. "Nos fue peor. En el 84 nos mandaron a la Guardia Civil para echarnos", recordaba uno de los Garcés, que también rememoraba cómo su padre pensaba que con la llegada de Felipe González a La Moncloa las cosas cambiarían.

No fue así y lo peor es que las obras continuaron paradas. Éstas comenzaban cada cierto tiempo para renovar las licencias pero luego se paralizaban. Por los senderos empresariales la obra del pantano acabó en manos de Endesa a través de Eléctricas Reunidas de Zaragoza. En 1993, en la última etapa del felipsimo, comenzaron las obras de forma ilegal al no contar con el informe de impacto medioambiental.

Y es que el Poder, en mayúscula, siguió amparando a la eléctrica. El testimonio de Juan Luis Muriel, exsecretario general de Medio Ambiente con Isabel Tocino, es determinante en el Salvados sobre Jánovas: las declaraciones de impacto medioambiental fueron negativas. No se podía construir el embalse. La propia Tocino lo dejó muy claro.

Sin embargo, la ministra tuvo que sufrir "presiones", según Muriel. Con el informe medioambiental contrario a las obras, Tocino pidió si era posible rebajarlo ante la presión brutal del Ministerio de Obras Públicas, ocupado entonces por FranciscoÁlvarez Cascos. La respuesta de Muriel fue poner su cargo a disposición de la ministra, que optó por mantener al secretario general de Medio Ambiente que había validado el informe con su firma.

Con las elecciones del año 2000 se produjo la salida de Tocino del Ministerio y la llegada de Jaume Matas, que pidió retirar la declaración negativa de impacto medioambiental al considerarla errónea. El problema era que aquello no era posible. La resolución, según Muriel, no se publicó en el BOE porque alguien pidió que no apareciese. "Se tuvo que comer el informe", asegura el antiguo alto cargo en el reportaje.

Sólo a partir de ese momento se puso fin a cuarenta años del escándalo de Jánovas, donde algunos vecinos se esfuerzan en levantar sus casas y donde un silencio más pesado de lo habitual acompaña un paseo por sus calles, en las que la maleza ha tomado muchas de las ruinas de las casas reventadas por la dinamita.