| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Unidas Podemos está muy callada
Unidas Podemos está muy callada

Las horripilantes pero necesarias intuiciones de la cuarentena

Con la intuición, mezcla de prestidigitación dialéctica, heterodoxia periodística y berrinche colectivo, los veremos venir, les descubriremos la hilaza para que no falsifiquen el régimen.

| Juan Vicente Yago * Edición Valencia

“Si el análisis corresponde a los sabios, los poetas poseen la intuición”

Félix Davin (1807-1836)

 

Seguramente hay, en estos momentos, varios millares de intuiciones, fuertes o débiles, profesionales o particulares, neófitas o experimentadas, críticas o acomodaticias, poltronas o laboriosas, rozagantes o exantemáticas, alertando a sus dueños de la extraña monotonía informativa que, por causa o con la excusa de una fuerza mayor, padecemos; y seguramente la región del cerebro en que se generan esas chispas premonitorias, esos anticipos inexplicables de lo escondido y lo venidero, esos galvanismos intelectuales que aúnan la inteligencia y el espíritu estarán sospechando a destajo el afanoso rebullir de la política bajo el tupido alfombrón del coronavirus.

Porque la intuición se basa en indicios, en conexiones aparentemente invisibles entre lo que se dice y lo que se calla; es un venero de preguntas, de pequeños incendios provocados por las minúsculas pavesas que saltan al comparar las noticias «oficiales» con las noticias oficiosas, paralelas, independientes y ajenas a la farsa institucional.

¿Aprovecha el poder las circunstancias excepcionales como biombo tras el que llevar a cabo ciertos propósitos tenebrosos e inconfesables? Hay muchas cosas que se intuyen, que todavía no pueden contrastarse y quizá no se contrasten jamás, pero que manan a borbotones del prisma intuitivo; cosas que llegan a saberse mediante conjeturas y adivinaciones; cabos de sentido común y experiencia que se atan solos en los niveles parainformativos; recelos inverosímiles que todo el mundo tiene.

Unidas Podemas, por ejemplo: un partido eméticamente locuaz de ordinario, está muy callado. Eso es, en sí mismo, una fuente de intuiciones, principalmente al combinarse con el jugo de los mentideros, la destilación de los corrillos y la microbiología política del internet profundo.

El PSOE tiene la boca llena de virus, de mascarillas, de pedidos frustrados, de material sanitario, de tests que no funcionan —y de recuentos que, por ese motivo, no pueden hacerse—, de lo importante y valiosa que consideran toda vida —están cerca de comprender, al fin, la naturaleza criminal del aborto—, y sin embargo no menta en absoluto la trapatiesta que tiene montada con el separatismo, lo cual es otro surtidor de intuiciones y suposiciones a las que, de momento y por falta de pruebas, no conviene dar cuerpo formal.

Del partido de la ciudadanía nos llega una gran hiperestesia humanitaria, pero no nos llega nada respecto de sus futuras alianzas electorales. Aquí brotan intuiciones a mansalva, que no tienen valor informativo ninguno porque son cosa propia y de uso particular, pero sí veneno y muy potente, cuyos efectos veremos con el tiempo.

A Torra, por su parte, se le intuye todo porque sólo tiene una idea política, como sólo era una la muñeca, regalo de Reyes de las niñas pobres, por mucho que le cambiasen el indumento, le pintaran la cara, le cortasen el pelo y al final su padre la hiciera desaparecer para regalársela de nuevo el año siguiente. Quiere decirse que respecto a la caspa, el horror y el chanchullo catalanoide no hay intuiciones importantes que valgan porque lleva siempre la intención y el trile al aire.

Todo esto demuestra que para compensar el arresto domiciliario y el amordazamiento de las ruedas de prensa —el amordazamiento impuesto por el gobierno y el que se autoimponen los pesebrófilos, que no preguntan lo que deben— es bueno cultivar la intuición, darle cancha y darle crédito, y darnos albricias por ello; que la intuición está señalando, a golpe de confinamiento, las agendas de previsiones y los encargos más apetitosos del escuálido periodismo de investigación.

Mientras unos y otros nos cuentan lo mismo día y noche; mientras nos atan a los pies la bola del espectáculo, nos hipnotizan con el enésimo dato y nos lobotomizan con el maldito slogan; mientras nos machacan con el monotema, nosotros intuimos chalaneos, menudeos y estragos en la trastienda. Porque olvidan el mayor axioma de la psicología social: que la gente acaba intuyendo, presumiendo y maliciando aquello que se le oculta.

Luego, pasado el virus, habrá cosas que saldrán a relucir o no, pero nadie podrá decirnos que nos han sorprendido. Cuanto menos material para el análisis nos dejen, cuanto más nos desinformen o nos lo deformen, cuanto más enzarzados en el combate antiviral se nos muestren y menos entren al trapo en sus respectivas coladas políticas, estratégicas y fulleras, más arderá nuestra intuición, prendida por las favilas y los golpes de fuelle de los asomos, los descuidos, los vislumbres, las meteduras de pata y la rumorología, de buena o mala tinta, que no cesa.

Es tiempo de conjurar la opacidad, que nos impide ser sabios, con la intuición, que nos vuelve poetas. Con la intuición, entrevero de prestidigitación dialéctica, heterodoxia periodística y berrinche colectivo, los veremos venir, les reventaremos el engaño y les descubriremos la hilaza.

No dejaremos que falsifiquen el régimen.

*Escritor