Embajada: El gran acierto de Barcala

De vez en cuando, muy de vez en cuando, algún político tiene una buena idea. Es ela caso del alcalde de Alicante, Luis Barcala, y su belén gigante. Ha conseguido atraer la atención de todo el país y probablemente también allende fronteras. Pero ese ha sido sólo su primer acierto. El segundo es desmarcarse de quienes quieren aprovechar la pandemia para deslucir la Navidad y de paso avanzar en su afán de descristianizar España. No olvidemos que quienes quieren acabar con este país gustan de atacar todo aquello que nos une: la lengua, la historia, la corona, el poder judicial y, como no, también la religión. Sólo así se explica que sean más combativos con el catolicismo que con otras religiones.

El Belén representa unos valores universales con los que sólo un canalla puede discrepar

Más allá de las creencias religiosas de cada uno, el Belén representa unos valores universales con los que sólo un canalla puede discrepar. La generosidad, la abnegación, el esfuerzo, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la defensa de la vida, la austeridad…

Los enemigos del cristianismo confunden la Iglesia católica con el mensaje cristiano. Hay mil y una razones para malquerer a la primera, pero cuesta encontrar alguna para hacerlo con la esencia de una religión que desde su origen ha puesto el foco en los más desfavorecidos. Y aún menos hacerlo en una situación como la actual, en la que esos valores de solidaridad y fraternidad son más necesarios que nunca.

Si el acierto de Barcala, además sirve para animar el centro de la ciudad y de paso echar una mano al comercio tradicional de Alicante, miel sobre hojuelas. Será el tercer acierto de una sola idea.