| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La operación M. Jackson para el presidente y la rabieta de la vicepresidenta

La prensa del régimen no es muy sutil. Repite el argumentario del oasis valenciano, frente al duelo de garrotazos goyesco en que se ha convertido la capital del Reino.

| Enrique Martín Edición Alicante

De un tiempo a esta parte, es cada más evidente la existencia de una campaña para blanquear al Presidente Chimo Puig y salvarle de la previsible debacle electoral que hará arder a la izquierda, tras la caótica gestión de la crisis sanitaria y económica del Covid19. Pero no será fácil, ni siquiera con las cremas que utilizaba el malogrado Michael Jackson.

El presidente fue pillado infraganti en una operación de condonación de deudas con dinero público al grupo de medios de comunicación hegemónico en la CV, del que es socio y que es su vocero oficial; es un tipo que se las daba de estadista internacional con una entrevista en The Guardian, que no era sino propaganda, nuevamente a cargo del contribuyente; un paterfamilias a la clásica, cuyos hermanos han medrado con subvenciones públicas, incluidas de separatistas, que están siendo objeto de investigación por la Fiscalía. Sus antiparras de comisario político descansan sólidamente sobre una nariz en creciente erección, a medida que corren los días sin que llegue el prometido dinero a la Vega Baja alicantina. Su poder se asienta en los medios de comunicación, patronales y sindicatos, a los que controla con el dinero de los valencianos.

La rabieta ideológica de la desubicada Oltra, cargando contra el sector más importante, en el peor momento, ha dejado otro rastro olfativo del complot.

La prensa del régimen no es muy sutil. Repite el argumentario del oasis valenciano, frente al duelo de garrotazos goyesco en que se ha convertido la capital del Reino. Del mismo modo, el presidente de la CEV y su fiel Palacio, catequizan a España con el presunto ejemplo valenciano. Llegan al paroxismo de agradecerle no-se-que- cosa, mientras la gente enferma, muere, va al paro, y las empresas y sectores económicos se extinguen, arrastrando con ello el futuro de una generación de valencianos.

La rabieta ideológica de la desubicada Oltra, cargando contra el sector más importante, en el peor momento, ha dejado otro rastro olfativo del complot. En el escándalo subsiguiente son muy significativos los juegos de complicidades: el silencio de Chimo Puig, que le dejó a su suerte; el comunicado de las patronales de hoteleros, que pidieron la dimisión de Oltra mientras loaban a Puig; y el silencio de la CEV, que hizo mutis por el foro para no cargar excesivamente las tintas y
salpicar a su benefactor.

Es asimismo responsable de los retrasos en los pagos de su Administración y de la orfandad de nuestras empresas, porque a diferencia de lo que decía (y recitaba, turiferario y sabihondo, el presidente de la CEV), con Puig la CV sigue teniendo una nula capacidad de influencia en el Estado.

Pero Chimo Puig es el máximo responsable político de todo lo que ocurre en esta Comunidad, de las muertes en los geriátricos por falta de medios, de la muerte en los Hospitales por la imperdonable negligencia de Barceló, que dotó a nuestro personal sanitario con máscaras de albañil. Es asimismo responsable de los retrasos en los pagos de su Administración y de la orfandad de nuestras empresas, porque a diferencia de lo que decía (y recitaba, turiferario y sabihondo, el presidente de la CEV), con Chimo Puig la CV sigue teniendo una nula capacidad de influencia en el Estado.

Pronto llegarán las querellas y la prensa independiente -la poca que ha sobrevivido- analizará la turbidez de los contratos públicos otorgados en la ocuridad mefítica de la pandemia.

Frente a ello, es difícil de explicar la tibia reacción de la oposición. El centro derecha no puede permitir con sus posiciones melifluas este blanqueamiento. Debe tomar nota de esta operación y de sus cómplices, no sea que ocurra lo de siempre: en España, la derecha sólo paga traidores.

Posdata: Ortega y Gasset elevó el pensamiento español a sus cimas más altas, pero también el pensamiento antiespañol. Suya es la tontuna de que España era el problema y Europa – un continente que en apenas unas décadas se había devastado en dos guerras mundiales- era la solución. España invertebrada, una de sus grandes obras, parte de un vicio de origen. El autor no conocía, seguramente, la Comunidad Valenciana: todos los invertebrados están aquí.