| 18 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez saludando a los presidentes autonómicos
Pedro Sánchez saludando a los presidentes autonómicos

¿Qué tendrá el dinero?

Sánchez convoca a los presidentes y el catalán no acude. A los pocos días se reúne, de igual a igual, como si la reunión fuera entre España y Francia. ¿Cuál es el problema político? La pasta

| Manuel Avilés Edición Alicante

Madre, yo al oro me humillo/ él es mi amante y mi amado/pues de puro enamorado/de continuo anda amarillo/ Que pues doblón o sencillo/ hace todo cuanto quiero/ poderoso caballero es don dinero. 

Cuando Quevedo escribió estos versos, dicen los entendidos que era un poeta satírico, estaba describiendo al ser humano como los filósofos existencialistas alemanes. Como Kierkegard, como Niestzche, como Freud. Sacando a relucir la esencia del ser humano. No sé bien si es el dinero o el poder lo que nos mueve.  O si uno y otro andan estrechamente unidos, si los poderosos buscan amontonar dinero o si los que tienen mucho dinero, buscan también el poder como complemento. El hecho es que poder y dinero van siempre de la mano y todo el que es poderoso o está asquerosamente forrado, encuentra pelotas a montón, chupalevitas que andan dorándole la píldora en sesiones de mañana, tarde y noche, y caídas de ojos y ofrecimientos de todo tipo y condición. Luego le dirán justificándose: ¡Noooooo! Lo que me encandila es tu inteligencia, tu bondad, tu brillantez, tu ternura, tu belleza interior…pero si rascas un poco es la pasta y esa verdad queda en evidencia a la mínima ocasión. 

Hace poco me saltó un párrafo en el Face, de esos que – sin autor conocido- dicen verdades como puños: “Se conoce a la pareja en el divorcio, a los hijos en la vejez y a los amigos en las dificultades”. Y yo añadiría sin temor a equivocarme: y casi siempre, en estos casos flagrantes, está la pasta de por medio. ¿No me creen? Pregunten a algún abogado especialista en herencias y que les cuente las batallas campales, los navajazos, las guerras sin cuartel, los hermanos que dejan de hablarse de por vida. Pregunten por los divorcios y verán cómo se tornan en odios mortales las promesas de amor eterno y cómo se sacan a relucir de la manera más vil aquellos arrumacos cameros cuando hay tres o cuatro mil euros sobre el tapete. Exactamente igual que en las partidas de cartas de los mafiosos americanos cuando Al Capone tenía mando en plaza. 

Vámonos a la política, echemos un vistazo. Leo en varios periódicos nacionales que Sánchez ha reunido a los presidentes autonómicos en una conferencia de idem, para tratar asuntos importantísimos. Las autonomías – yo era de aquellos imbéciles que en el 77 gritaba “Libertad, amnistía y estatuto de autonomía- se han revelado como el gran fiasco de la democracia. Gentes colocadas a mogollón, cargos y funciones duplicadas en sueldos y en prebendas, pero no en eficacia, y “huertos y bujíos” que florecen por doquier para refugio de ineptos en el trabajo pero que saben buscarse la vida de tal forma que dejan en gayumbos a los pícaros de las novelas clásicas. Echen un vistazo, por ejemplo, a la Cultura – con mayúscula-. Hay un ministro de cultura, un conseller de cultura, un diputado de cultura y un concejal de cultura en cada municipio… y la cultura brilla por su ausencia. Es solo un ejemplo genérico y no quiero profundizar ni andar dando datos: “habían veinte personas por lo menos, me flipa estar dentro tuyo, perdona pero es que yo no leo y la daba una hostia que la rebailaba toa”. Dicho así, por encima y sin ganas de ahondar y si alguien quiere hacerlo solo tiene que coger un lápiz y ver unos cuantos telediarios anotando gazapos. 

Sánchez, vuelvo al redil que me disperso, convoca a los presidentes y el catalán no acude. A los pocos días se reúne, pero a solas y de igual a igual, como si la reunión fuera entre España y Francia. ¿Cuál es el problema político? La pasta. En esa reunión de principios de agosto, ambos al mismo nivel, se habla de cincuenta y seis traspasos pendientes, o sea, de muchos miles de millones de euros. Sigue informando la prensa de esa reunión y resume: Sánchez ofrece, sin convencer a los catalanes, más millones y más traspasos. Ahí tenemos la política por la que ambos líderes pretender perpetuarse en el poder, uno pidiendo más y otro ofreciendo hasta la extenuación. Y sigue el mamoneo ilícito de la amnistía y la autodeterminación y el referéndum, puro plan Ibarretxe en catalán. Y todos son iguales porque solo hay que echar la vista atrás y acordarse, por ejemplo, de la luna de miel que tuvo lugar entre los señores Pujol y Aznar. No hay nada nuevo bajo el sol, la historia es cíclica y se repite una y otra vez. Todos quieren el poder y una de las claves para permanecer en él – entienden- es soltar fajos de billetes, aunque, luego, salga el sol por Antequera. He ahí la piedra angular de lo que se conoce como huida hacia adelante en espera de algún acontecimiento cósmico que arregle la situación de manera sorpresiva y espontánea.   

Sánchez ofrece, sin convencer a los catalanes, más millones y más traspaso

Dejemos la alta política y entremos de lleno en lo que vulgarmente se conoce como “choriceo”. Es imposible ser exhaustivo porque sería necesaria la enciclopedia Espasa y la Británica. Repasen ustedes, ahora que el Google nos lo pone todo al alcance de la mano, los nombres  de Púnica, Gürtel, Over, Bárcenas, Eres, Blasco, Zaplana, Urdangarín, Brugal, Rato, Javier Guerrero – aquel director de trabajo que se murió de un infarto después de ser condenado a trece años por golfo y chorizo- o la Biblia en verso que quiso escribir aquel cura analfabeto para pasar a la posteridad: En Belén y en Navidad/ Jesús nació en un pesebre/ donde menos se espera/ salta la liebre. 

Todas esas personas y muchas más - dejando a salvo la presunción de inocencia de los que aún no hayan sido condenados- han andado por los juzgados y por las cárceles con un único motivo: el afán desmedido de dinero. 

 

Aristóteles, que era un tipo fino y listísimo, afirmaba que “la voluntad tiende al bien”. Mi madre, que era una mujer sabia, traducía la frase aristotélica al romance vulgar: a todo el mundo le gusta lo bueno. Todos queremos un pisazo en primera línea en lugar de un piso interior en Virgen del Remedio. Todos queremos el jamón cinco jotas, la gamba roja de Denia y comer cada día en el Dársena o en el Maestral y a la carta, en lugar del menú de nueve euros en la fonda del peine. Todos queremos a la barbie espectacular, rubia de bote, con uñas de porcelana y morros recauchutados y con silicona en la sección de empuje impecablemente instalada, en lugar de a la Ramona de Esteso – el señor lo perdone- con la celulitis derramándosele incontenible. He ahí la teoría de la Anomia criminológica: la sociedad te pone el caramelo a la vista, pero no te da los medios para conseguirlo y ahí surge el ser chorizo que todos llevamos dentro. A unos los frena el código penal y otros se creen tan listos que piensan que lo tienen todo perfectamente planeado y nunca los van a coger. 

Hay gente – estoy pensando en uno que anda huido en el golfo pérsico como su abuelo huyó a Roma hace noventa años- que lo tiene todo y, aun así, quiere más. Se mete en un berenjenal del copón y, estando con una vida muelle inmerecida e insuperable, monta un pifostio del que ahora, en la vejez, nadie puede sacarlo porque se juega quedarse pintando la fachada y colgado de la brocha. ¿Qué mueve a estos personajes? Eso es un misterio y no la Santísima Trinidad. ¡Señor, llévame pronto!