| 04 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Hoy analizamos la cocina del Restaurante-Cervecería Portabella
Hoy analizamos la cocina del Restaurante-Cervecería Portabella

Portabella: Entre el Santa Cruz sevillano y el alicantino

Luis Mora acaba de redecorar su Restaurante-Cervecería Portabella, que nos recuerda a las buenas tabernas sevillanas y deje entre andaluz y alicantino, así que fuimos a tantear su evolución

| Pedro Nuño de la Rosa La Picaeta

A la familia Mora le viene de largo esto de la hostelería desde que fundaran en 1975 el restaurante Capri, donde permanece uno de sus vástagos, mientras que el otro, Luis Mora, empresario de la restauración y pintor de un expresionismo figurativo y matérico, fundase un nuevo restaurante-cervecería esquinado en la calle Pintor Cabrera que pasó a llamarse definitivamente Portabella, con decoración que nos recuerda a las buenas tabernas sevillanas, y deje entre andaluz y alicantino a la hora de confeccionar tapas y platos. No hace mucho lo acaba de redecorar con un salón insonorizado más amplio y fuimos a tantear su evolución y reforma.

Una nevera bien distribuida por temperaturas, acoge varias denominaciones de origen sin olvidar las propias con vinos de Bocopa y de Sierra Salinas. Nosotros optamos por Godello blanco Tilenus y por un mágnum de Tarsus tinto de Ribera del Duero.

Para empezar las setas de cardo que parecían recién cogidas y pintadas con una salsa verde suave. La hueva de mújol, normalita. Sin embargo, el embutido extremeño estaba en su punto de sabor y curación, sobre todo recuerdo un lomo embuchado que era de nota. Obviamente probamos su acreditada ensaladilla que está bien, sin más.

Entre sus arroces, empezando por el senyoret, el negro con tinta de calamar y el de pata de cerdo, menos contundente que el clásico del Bajo Vinalopó, recomiendo un cuarto con salmonetes que nos recuerda aquel antológico de La Goleta en la Explanada. Y que el cocinero Antonio Muñoz, muy baqueteado con la gramínea, resuelve cumplidamente.

También son muy estimables los adobos de cazón, sardina, boquerón etc., incluso la pechuga de pollo, dado el cariño que el propietario tiene por la cocina de al-Ándalus, como por la Vega Baja de la que trajo unos alcaciles como mandan en la huerta.

El dentón en rustidera no lo acabé de disfrutar por culpa propia, al dejarlo demasiado tiempo en la cazuela, pero era indudable su frescura. Y es que la rustideras mejormente del horno a la boca porque el barro y el hierro colado mantienen la cocción en altas temperaturas.

No está mal la mousse de chocolate con virutas de chocolate blanco y negro. Pero tampoco es casa que incida en los postres. El servicio de sala, comandado por Luismi Castillo, profesional de otro ramo y ahora reconvertido a la hostelería, es bastante diligente y con una heterodoxia especial dado el alto número de comensales tanto en barra como en el comedor principal.

Les recomiendo llamar previamente porque, esencialmente a mediodía está bastante completo dado su honesto y asequible menú del día, incluida la agradable terraza contigua donde compartí café y un excelente whisky de malta con un colega del Athletic de Bilbao y, por supuesto: gastronómada.

Restaurante-Cervecería Portabella

Pintor Cabrera, N17, Alicante

Teléf.: 965 12 49 51

Precio medio a la carta 35 a 45 €