| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Hablamos de mujeres

Todos los días son buenos para proteger, cuidar y homenajear a quienes lo merecen, hablaremos de mujeres escritoras. No grandes famosas, tal vez, pero escritoras de muchísimo postín.

| Manuel Avilés Edición Alicante

No me gustan los días dedicados. Hoy a la mujer, mañana al estudiante, pasado al cáncer de próstata, y al otro a las monjas de clausura o a los párrocos de pueblo. Todos los días son de las personas. De todas las personas: de la mujer, del joven, del niño, del estudiante y del que no da golpe, del que pelea contra el cáncer, del que escucha la radio y del que no ha leído un periódico en su vida, del cura de mi pueblo y de su prima que lo cuida.

A los políticos les va la farándula porque los hace visibles, salen en la primera fila de todos los saraos, se hacen la foto como si fueran el Nelson Mandela de cada causa y se posicionan  - ahora más- porque se acercan las municipales, las autonómicas y  - tras estas primarias- las generales. Hay que cuidar el sillón que la precariedad y la calle son muy duras. El silloncito oficial  - aquel que cantaba Forges, sillón de mis entretelas- es muy goloso, hay que mimarlo porque si te tiran del  despacho, a ver dónde te metes con el curriculum miseria que aportas.

Los socialistas están nerviosos porque, no es que  hayan visto las orejas al lobo, han visto al lobo entero comiéndose el rebaño. Faltaba el “Tito Berni” para acabar de joder el invento. Cenas en el Ramsés y fotos despechugados en sabemos qué hotel ni falta que  hace. “Yo estaba durmiendo  - dice un señor,  conservemos la elegancia del lenguaje- y me llamaron a la habitación para presentarme a unas amigas”. Ahora todo el mundo pasaba por allí y nadie tenía nada que ver en el asunto. No hay conseguidores, no hay intermediarios ni mediadores ni leches.

Por si faltaba poco  - aunque invoquen la Gürtel y la Kitchen y la Púnica, la gente solo recuerda el último episodio- ahí tenemos a los socios que recuerdan a la película de  “Durmiendo con su enemigo”-. La ley estrella de Montero, esa que cree haber descubierto el consentimiento, algo que está en los códigos penales desde que me acuerdo – vean el artículo anterior en el que cito al magistrado Francisco Picazo que habla de un código de 1822 cuando mandaba el traidor Fernando VII-. Juan Alberto Belloch sabe más que la Montero sin levantarse de la cama. Pues bien en el 95 se publica el llamado Código Belloch o de la Democracia y esta señora lo bautiza como ”el código de la manada”. La ignorancia es  muy atrevida.  La ley del sí es si, tan barbaridad que, al parecer – ni la he leído ni la pienso leer-  va a permitir que un adolescente pueda andar eligiendo sexo cuando no sabe ni qué va a  estudiar para vivir la vida por su cuenta y sin depender de sus padres hasta que pueda depender de sus hijos.

El silloncito oficial  - aquel que cantaba Forges, sillón de mis entretelas- es muy goloso, hay que mimarlo porque si te tiran del  despacho, a ver dónde te metes con el curriculum miseria que aportas

En Alicante  ando pasmado. Van a perder porque Barcala es mucho Barcala. Mazón lo tiene más crudo pese a la inutilidad de la Generalitat preocupada más por los peinados y la laca que por atender a la gente – remito a artículos anteriores: no pudimos registrar una asociación literaria en un edificio de trece plantas plagado de funcionarios que no sé si funcionan. No atienden. Hay que usar internet-. Mazón lo tiene crudo porque el Botanic, pese a Mónica Oltra, parece más asentado. En Alicante, por fin, la señora Barceló  ha defenestrado a Franco y a su gerontocracia gobernante en la oscuridad. Hoy estoy de enhorabuena: tras años clamando en el desierto – vean la foto que mando al editor- y dada la proximidad del aniversario de su muerte, han decidido limpiar el basurero en que consistía el monumento a Miguel Hernández, el mayor poeta de siempre en español.

Cabreado – contento por la limpieza del basurero hernandiano- me paso a la literatura. Para celebrar ese día que no me gusta, como ninguno porque todos los días son buenos para proteger, cuidar y homenajear a quienes lo merecen, hablaremos de mujeres escritoras. No grandes famosas, tal vez, pero escritoras de muchísimo postín.

Empiezo con una médico, elegante, alicantina, con una clase que se nota desde lejos y que escribe maravillosamente: Begoña Valero. Ha escrito una novela extraordinaria llamada “La casa del compás de oro”. Una auténtica joya a medias entre la novela histórica y la novela negra. Se cuenta cómo, tras el descubrimiento de la imprenta, uno de los inventos que más ha hecho progresar al hombre, durante el siglo XVI  en una Europa llena de guerras, conflictos y enfrentamientos  - exactamente igual que ahora- un chaval, casi un crío, a fuerza de tesón y de pelear hasta la extenuación contra todas las circunstancias adversas, se convierte en el mejor editor, impresor y librero de esa época. Magnífica novela.

Olga Luján. Una mujer que deslumbra, además de por ser un pibón ¿se puede decir pibón o es una falta de respeto para el pensamiento dominante? Le he pedido permiso y no solo me lo ha dado sino que ha prometido  porque es una enfermera que se quedó ciega siendo ya una mujer adulta y la ceguera  - creo- le abrió el camino a una sensibilidad especial y a la literatura. “Entre vinos hablaos”, la primera novela de Olga que solo va a ser el inicio de una exitosa carrera literaria. Olga arma una novela, también histórica y negra, con base en una historia familiar que tiene lugar en un pueblo de Toledo. Nos traslada con maestría a principios del siglo XX cuando un niño presencia el asesinato de su padre a manos de su propio yerno, tío del niño por tanto. Es la historia de una venganza servida fría, como tiene que ser, que da oportunidad a la autora de pasearnos por la España convulsa de la República y la Guerra Civil. Novelón imprescindible, tanto como el de Begoña citado antes.

Mónica Nombela. Una de las mujeres con la cabeza mejor amueblada que conozco. Jurista consumada y sabia, seria, trabajadora incansable, con sus pájaros en la cabeza – como todos- afectiva y escritora con muchísimo futuro si pudiera dedicarse a ello con la intensidad que querría aunque la abogacía le ocupe todo el tiempo de que dispone y un poco más. Su novela “A contratiempo” me recuerda inevitablemente aquella película de Garci, “Asignatura pendiente”. La novela de Mónica, no una novela menor ni mucho menos, nos deja claro hasta qué punto son peligrosas las reuniones de antiguos alumnos, antiguos compañeros de estudios – menos las mías porque en aquella época solo había tíos en el colegio de curas y todos andamos ya decrépitos y a las puertas del crematorio- porque se encienden rescoldos que uno creía olvidados y generan no solo situaciones de gozo y disfrute sino también problemáticas.

Laura Conesa. Una chica con una imposibilidad manifiesta. No puede, de ninguna de las maneras, pasar desapercibida. Inteligente, locuaz, morenaza, simpática, miembro  - nótese que no utilizo el lenguaje inclusivo ni digo miembra- del Equipo Directivo de la Novela Histórica de Cartagena y poeta consumada. Esta señora, que nos mira a todos desde arriba, no escribe novela sino poesía. A mí, que no creo en la resurrección y, evidentemente, tampoco en la Iglesia, nadie me puede encontrar en los miles de páginas escritas, una sola frase denigratoria contra Jesús de Nazaret – personaje gigantesco- ni contra María, su madre. Traigo a Laura a este artículo porque ha escrito un diamante perdurable  - noten la figura poética- para ese acontecimiento  fastuoso del folklore y del arte que es la Semana Santa de Cartagena: “Envuelta en flores y suspiros, bajo la luna afligida…tu emoción es la nuestra. Tus flores, el aroma de una noche perfecta. Quebrados ya de amor la tierra nos consuela”.

María Bestard. La delicadeza, la clase y el estilo le chorrean por todos y cada uno de sus poros. María es actriz, compositora y cantante. Es productora, guionista y directora de cine. Una mujer luchadora, valiente, persistente en la pelea diaria contra las dificultades y que corta la respiración tanto cuando actúa como, sólo, cuando pasa a tu lado. Hoy mismo me ha llegado un corto del que ella es actriz principal y directora que es pura poesía a la vez que cruda realidad. “No estoy loca”. El drama de un marido violento, malencarado, agresivo… y la cara de María, ese bellezón, machacada por un golpe. Su ojo morado y su expresión de rabia mezclada con el dolor y la resignación la hacen más guapa todavía. Ella me ha dado permiso por si no se puede decir guapa ahora. Dice que no lo es. Que no lo es tanto. Miente, como buenísima actriz. 

Me he quedado sin espacio. El tema es inagotable y seguiré la semana próxima porque hay muchas más mujeres – sin tanta fama como algunas- pero que escriben divinamente, divinas de la muerte. Mujeres empoderadas, mujeres que no necesitan campañas publicitarias porque su sola presencia, su inteligencia y su actividad profesional y literaria es publicidad mucho más que suficiente. Mujeres fuertes que se defienden y progresan solas sin necesidad de enchufes ni de favores. Mujeres ante las que me quito el sombrero y me arrodillo con devoción sin límites.