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Tomás Rufo, triunfador de la tarde del sábado 25
Tomás Rufo, triunfador de la tarde del sábado 25

Tomás Rufo llegó a la Feria de Alicante con la escoba y se llevó tres orejas

Alejandro Talavante logra un apéndice mientras que Morante va de más a menos ante una floja corrida de Juan Pedro Domecq

| Blas de Peñas Edición Alicante

Tomás Rufo sacó su escoba en el coso de la Plaza de España con la firme voluntad de barrer a las figuras. Y puede hacerlo por calidad, temple y valor. Pero antes de intentar barrer a las figuras el toledano tiene que barrer muchas más cosas. Por ejemplo, barrer corridas de toros como la que ayer envió Juan Pedro Domecq. Al menos, cuatro de los seis astados que salieron al ruedo. Segundo y tercero se salvan de la quema porque en honor a la verdad, fueron los únicos que dieron buen juego y permitieron el lucimiento de los toreros. Del resto habría que decir...si el patriarca Domecq levantara la cabeza seguro que cerraría los ojos para no ver lo que sus herederos embarcan rumbo a las plazas de toros.  

Con ese material, se comprende que un maestro como José Antonio Morante de la Puebla, que buscó desquitarse del fracaso del día anterior, fuera de más a menos y acabara su actuación en la terreta desmotivado y bastante cabreado. Y no porque Tomás Rufo se llevara tres orejas y Alejandro Talavante una, sino porque el ritmo de temporada que lleva se ha truncado cuando más disfrutaba con su toreo. Y también, porque han sido dos tardes aciagas al sortear el peor lote en ambas ocasiones. Por ello, probablemente para paliar en algo su enfado, cogió la manguera en el descanso del festejo y se puso a regar el ruedo. No cortó trofeos, pero se lo pasó bien. Y hasta le quitó trabajo a uno de los empleados de la plaza. 

La tarde fue de Tomás Rufo. No cabe duda que fue el triunfador, no por el número de trofeos conseguidos sino porque sus dos faenas tuvieron temple, calidad, empaque. En una palabra, tuvieron torería. Y de la buena. Su primer enemigo, un castaño de 482 kilos, fue el mejor de la tarde. Bravo, repitiendo, humillando y atento siempre a las indicaciones del matador, dejó que el toledano cuajara varias series con la mano izquierda sensacionales. Era su mejor pitón y así lo entendió el joven maestro. Una gran faena con un gran toro y una estocada bien colocada y muy efectiva que hizo rodar al toro sin puntilla. Dos orejas y vuelta triunfal. 

Su segundo fue más complicado. Un negro listón de 529 kilos, el de más peso de la tarde, que brindó al público, al igual que el primero, y que poco a poco lo fue metiendo en la muleta, aunque la acometividad de Dibujante le hiciera perder pasos en cada muletazo. Pinchazo y estocada efectiva tras escuchar un aviso. Se pidió la oreja y la presidencia, bien toda la tarde, la concedió. 

La tarde fue de Tomás Rufo porque sus dos faenas tuvieron temple, calidad, empaque

Alejandro Talavante está muy seguro de lo que hace delante de un toro. Sereno, tranquilo, con una izquierda prodigiosa, el torero que apodera Joselito gana mucho cuando es su mano izquierda la que manda sobre el morlaco. Hace fácil lo difícil cuando su enemigo no le obliga a entregarse y hasta da la impresión que va sobrado cuando, en realidad, pasa sus apuros físicos si es exigido. Estocada casi entera y petición unánime de oreja, que le fue concedida. 

En su segundo perdió la oreja por culpa de la espada. La faena a Jubiloso, un castaño de 511 kilos, fue muy similar a la anterior aunque, en esta ocasión, tuviera que recurrir a su mano derecha. Aprovechaba así el mejor pitón del animal. En la suerte de matar, cobró un pinchazo y una estocada tendida tras recibir un aviso. El premio quedó en una gran ovación en los medios. 

Morante de la Puebla no tuvo suerte con su lote. Fue el peor. En el primero, un castaño de 516 kilos, comenzó con tres largas cambiadas y una serie a la verónica que el público jaleó. Quite por chicuelinas y después de un puyazo en todo lo alto, faena en los medios para evitar el viento que soplaba fuerte. El toro se vino abajo al estar muy escaso de fuerza y contagió al maestro de La Puebla que, desanimado, montó la espada. Cuatro pinchazos hasta lograr una estocada efectiva. Ovación del respetable en reconocimiento a su voluntad. 

El segundo fue el toro más flojo de la tarde. Sin recorrido, sin fuerza, suelto y sin fijeza, Vistoso, un negro muleto de 493 kilos, aburrió pronto al maestro. Y después de un intento, con medios pases, cobró un pinchazo y una estocada caída que fue suficiente. Nueva ocasión mientras que se retiraba, con la cabeza agachada y cara de mal humor, hacia la barrera. Desde allí correspondió a la ovación. 

En resumen, un joven triunfador, Tomás Rufo, que llega con su escoba para barrer. Un Talavante que da la impresión, a veces, de estar más fuera que dentro, aunque calidad y arte le sobran, y un Morante que ha pasado por Alicante con más pena que gloria, y del que la afición esperaba más porque así parecía evidenciarlo la magnífica temporada que lleva.  

Ficha técnica 

Quinto festejo de abono de la Feria de Hogueras 2022. Algo más de media plaza, rozando las tres cuartas partes. 

Presidió Manuel García Castell, muy correcto y marcando bien los tiempos. 

Seis toros de Juan Pedro Domecq, flojos y escasos de bravura, salvo segundo tercero. El tercero merecía la vuelta al ruedo, aunque el público no la pidió. 

Miguel Murillo, en el segundo toro, y Carretero y Fernando Sánchez, en el tercero, tuvieron que desmonterarse tras sus pares de banderillas. 

Morante de la Puebla. De purísima y oro. Ovación y ovación. 

Alejandro Talavante. De azul noche y oro. Oreja y aviso con gran ovación. 

Tomás Rufo. De blanco y oro. Dos orejas y oreja. Salió en hombros por la puerta grande.