| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Menfotistas, ma non troppo

El otario de La Moncloa ha cargado un pagaré en la cuenta de Ximo Puig que en las próximas elecciones los dejará tiesos ante las urnas

| Pedro Nuño de la Rosa Edición Alicante

Aquella mañana de este retardatarios verano que no acaba de deshojar en otoño, nadie en el Complejo de La Moncloa, donde trabajan más de 2000 personas en calidad de funcionarios, y unas 600 nombradas a dedo asesorando al Gobierno de España, se percató de que la tablet que le iban a entregar a la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, para que éste a su vez le pasara copia idéntica a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2023, contenía un ¿impropio descuido asentable en las cuentas generales a invertir? ¿Fiasco garrafal en intolerable agravio comparativo? ¿Menosprecio a la quinta provincia de España (tras Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla) en producto interior bruto (PIB), o, simplemente la mala fe (a ver si cuela) del repartidor artero muy capaz de anteponer sus intereses meramente políticos de compensación pactada en clandestinidad y trueque pillastre, en burda manipulación de la justicia divisoria y contable por habitante y año.

Con este Gobierno social-comunista somos, y ya por segundo vez, la ¡última! provincia en inversiones. Latrocinio impresentable con una sisa de otros 34.895.970 € que, para mayor inri y regodeo de Pedro Sánchez, ya había crucificado a esta "Provincia traidora" como la calificó el anterior dictador Francisco Franco, hasta un 30% menos que en 2021. O sea: "de victoria (presupuestaria) en victoria hasta la derrota y ruina final..." ¿Se imaginan, de seguir así, lo que Madrid nos va a mandar en 2024?

Obviamente y desde Dènia a Pilar de la Horadada, pasando por serranías y Hoyas interiores, y desde Villena a Elche y Alicante atravesando el ruido y la furia los tres tramos del Vinalopó, saltaron todas las alarmas de la incredulidad y el cabreo generalizado ante una discriminación doblemente execrable: empezando por la comparativa a nivel nacional con provincias como Soria, pues mientras en Alicante se recibirán 84,5€ por habitante, los sorianos se llevan la panoja de 1103,53€ por cabeza, siendo la media nacional de 283,7€.

Y ya en el ámbito autonómico, la comparación resulta insultante respecto a la provincia de Valencia que acapara el 75% de todo el montante destinado a la Comunidad Valenciana, y hasta la norteña Castellón sobrepasa al "Sur también existe" percibiendo 9 millones más que Alicante cuando ni la población censada, ni mucho menos la flotante son comparables.

Ciento sesenta milloncillos de euros, un 12,3% menos que el pasado ejercicio, no alcanzan a reparar siquiera las chapuceras y mal trazadas autovías de Alicante con el centro, norte y el sur de la península Ibérica. Para qué volver a comentar el trazado ferroviario decimonónico (sin doble vía) tanto con la provincia de Valencia, como el que baja hasta Murcia pasando por Elche. La interconexión entre los trasvases Tajo-Segura (Castilla-La Mancha parece empeñada en ese viejo adagio guerrero: "al ¿enemigo? ni el agua"), y el todavía inconcluso Júcar-Vinalopó; flagrantes evidencias desatendidas a las que también podríamos sumar las desaladoras de Torrevieja y Alicante infrautilizadas por falta de presupuesto acondicionador. Y lo del Corredor Mediterráneo se nos queda para la literatura demoscópica del siglo XXII, o para que nos echemos unas risas imaginando peregrinajes al trote competitivo desde Almería a Coll de Banyuls.

Dándole un viaje navajero a Ximo Puig para en un futuro poner en la Generalitat Valenciana a la ministra y exalcaldesa de Gandía Diana Morant

Como resulta obligado, el futuro competidor a Ximo Puig en la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (fácil lo tiene con este desaguisado injustificable entre sociatas, podemitas y Compromís, que parece haberse caído a la luna de Valencia), el hoy presidente de la Diputación de Alicante, no sólo puso el grito en el cielo de La Moncloa, sino que lo corearon las organizaciones empresariales alicantinas llegando a la extrañísima paradoja de echarse a la calle, lo nunca visto, por ser territorio obrero y ocasionalmente vecinal. Mientras los sindicatos, paniaguados de los gobiernos central y autonómico, sólo protestan con la boca pequeña y guardan las pancartas para justificarse en el habitual y preceptivo 1 de mayo.

Y el resto de las clases medias y populares tirando a proletas, y extendiéndonos a docentes y discentes, no sabe o no contesta, inmersos en una palabra tan nuestra como es "menfotismo", según el diccionario: "Actitud de indiferencia respecto a algo que debería interesar o preocupar". Con lo cual los ecos que se detectarán desde el radar monclovita serán tan tenues como para que, y en todo caso, nos den una miserable propineja para acallarnos la boca de victimistas, llorones y nada preocupantes ("menfotistas crónicos") a la hora de los altercados callejeros que, como se ha demostrado en Cataluña, son los únicos que preocupan a Pedro Sánchez el randa presupuestario, creyendo cínicamente que dándole un viaje navajero a Ximo Puig para en un futuro poner en la Generalitat Valenciana a la ministra y exalcaldesa de Gandía, la insustancial y desconocida Diana Morant, empieza la guerra con el de Morella por desestabilizarlo en la segunda provincia de la Comunitat, y cuarta o quinta, según se mire, de las españolas.

El otario de La Moncloa ha cargado un pagaré en la cuenta de Ximo Puig que en las próximas elecciones los dejará tiesos ante las urnas. El mal ya está hecho, aunque algunos grandes medios de comunicación escrita, que hace tiempo cerraron sus redacciones en Alicante, no se hayan percatado noticiablemente, ni, por supuesto, las televisiones subsidiarias a la ortodoxia informativa sanchista. Ya vendrán a preguntar por qué unos rácanos y por ende insuficientes 160 millones tuvieron la culpa. El menfotismo en la calle, no lo es tanto a la hora de escoger una papeleta con siglas.

Pedro Nuño de la Rosa