| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Margarita Robles
Margarita Robles

Mortadelo y Filemón o el CNI

La primera memez es preguntarle al Gobierno porqué unos informáticos universitarios y hackers israelíes han dejado a nuestros servicios secretos con el culo al aire

Me cuentan mis amigos con muchos decenios en la Magistratura que Margarita Robles era, todavía con la toga puesta, la más política de todas las juezas, incluidas Carmena y María Teresa Fernández de la Vega. Sin desvestirse de su pinta de "honesta voluptate" ama de casa comprensiva y conciliadora, tiene un carácter rocoso y calculador muy capaz de intercambiar los despachos del poder del Ministerio de Justicia por las salas de los juzgados y viceversa. Algo así como saber jugar al mus y al póquer sin cambiar de baraja.

Gracias a otro juez metido a político, Juan Alberto Belloch, y al contrapeso progresista de Jueces para la Democracia versus las otras asociaciones de la magistratura, Margarita se convirtió en una de las principales fontaneras de los primeros gobiernos socialistas tanto como correctora de borradores legislativos, como seleccionadora de personal afecto a la causa de Felipe González y Cía. Pero por entonces Moncloa y Ferraz eran de ida y vuelta, mientras los diputados socialistas en el Congreso emulaban a las legiones espartanas (obediencia o destierro).

Así era muy fácil mandar y disponer, asesorar sobre desagües cenagosos en las necesarias alcantarillas del poder, disponer de información tan privilegiada que daba vergüenza sólo con leerla. Comisarios susurrando al oído y pasando papeles comprometedores, grabaciones sinvergonzonas contra la ética y la estética (no debe existir una sin la otra), y todo un vademécum sobre las miserias del adversario, a veces enemigo, político y socioeconómico, moro o cristiano. La información es poder, ambos inversamente correspondidos.

Pero aquel era Gobierno de un solo paño, y no el edredón de retales que tenemos actualmente. El caudillaje piramidal, recuérdese la famosa frase de Alfonso Guerra sobre "quien se mueva no sale en la foto", no admitía indiscreciones salvo filtraciones interesadas; y sus top secret de entonces fueron e irán bajo la lápida de cada cual, o alguna tesis doctoral cuando se levante la obligada descripción marcada por la ley, y asumida por el tiempo olvidadizo. Los servicios secretos, al igual que los de cualquier otro país de nivel, era eso, servicios al Gobierno; y secretos extramuros de La Moncloa; incluso más allá del Mi5 y cualesquiera de sus agentes ceros "al servicio de su majestad la reina Isabel", muy consciente de "tapar" a una señora como Camila Parker, pero a los que una casquivana cual Corinna Larsen, les hubiera durado menos que una camarera nocturna del KGB.

Estos indepes asadores de manteca todavía sueñan con la legión desfilando por la Plaza de Cataluña, cabra en ristre y cantando "El novio de la muerte"

 

Eso de que no se espían (o pueden hacerlo) los teléfonos, incluso los móviles más fáciles que los fijos, el más obvio y comprobado que un axioma universal. Incluso pueden ustedes entrar en Internet donde a cambio de una cantidad dineraria le ofrecen tales servicios individualizados. Y el famoso Pegasus lo tienen hasta en las dictaduras tercermundistas, y, por supuesto algunas empresas que se precien de mirar sin ser vistos. Por tanto, la primera memez es preguntarle al Gobierno porqué unos informáticos universitarios y hackers israelíes han dejado a nuestros servicios secretos con el culo al aire. ¿Acaso si el sátrapa marroquí, pongamos por caso, intentase ocupar las, comparadas con Cataluña y el País Vasco, minúsculas Ceuta y Melilla nuestros convenientemente velados servicios de seguridad convinieran en quedarse autistas por cuenta propia? ¿Debe y puede el Estado español defenderse apriorísticamente contra los independentistas que, después de fugarse trasconejados en el maletero de un coche, intentan dinamitarlo, y si no lo han conseguido es porque carecen de ejército y apoyos internacionales, pero no de intenciones? ¿Acaso el Tribunal Supremo le es ajeno a Margarita Robles, del que formó parte la hoy responsable del CNI? ¿Quién le ha pedido apoyos al hoy maldecido Putin para desestabilizar España: el entorno de Carles Puigdemont o el de Pedro Sánchez o quizás Núñez Feijóo? ¿Alguien piensa que Margarita Robles arremangándose la enagua en el Congreso de los Diputados frente al rufianesco Rufián, le hubiese soltado ese os vais a enterar, de no tener munición más que sobrada en su bumerán? ¿A quién creen que van a perjudicar si no votan el decreto de ayudas a Ucrania: a los españoles o a los ucranianos?

Estos indepes asadores de manteca todavía sueñan con la legión desfilando por la Plaza de Cataluña, cabra en ristre y cantando "El novio de la muerte", mientras el pueblo se levanta contra la opresión del PSC-PSOE; así que, creyendo haber cogido cacho por la pernera, intentan reavivar las cenizas de un separatismo trasnochado e inverosímil, por sí un casual animan otro 11-S tumultuoso, aún a sabiendas que una inmensa mayoría parlamentaria (española) se pondrá de acuerdo en impedirlo, aunque el Gobierno de Pedro Sánchez haya metido la pata íntima hasta el corvejón, como solía sucederles a Mortadelo y Filemón, Agencia de Información. ¿O no? si es trampa aviesa para cazar al cazador.