| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Alejandro Soler, secretario general de los socialistas en la provincia de Alicante.
Alejandro Soler, secretario general de los socialistas en la provincia de Alicante.

El PSPV-PSOE de la provincia de Alicante escenifica su fractura

Ximo Puig deja muy claro al nuevo secretario general de Alicante, Alejandro Soler, quién manda en el partido y quién tomará las decisiones en la composición de las listas electorales.

| Á. Errazu Edición Alicante

No hubo acuerdo entre Alejandro Soler, nuevo secretario general de la provincia por un escaso margen frente a Toni Francés, el alcalde de Alcoy y hombre de confianza del presidente, para que surgiera una ejecutiva provincial integrada por ambas sensibilidades. De este forma, la nueva ejecutiva fue aprobada con el 54% de apoyos. 122 para Soler y 101 votos en blanco.

Que no iba a haber acuerdo era evidente ya mucho antes del congreso. El ex alcalde de Elche y diputado nacional hacía una última oferta a sus “rivales” muy por debajo de la realidad de las primarias, porque no quería dejar a nadie de los suyos fuera (el 70% para los 'alejandrinos' y el 30% para los ximistas). Su justificación: demasiados favores, demasiados egos, demasiados personalismos en clave interior. No quería elementos incómodos que le pudieran “fastidiar” su mandato. Pese a este compradeo, su discurso siguió llamando a la unidad y a la cohesión. Es la contradicción de algunos políticos. Predican lo que no cumplen.

 

Poco antes de conocerse los resultados, Ximo Puig fue muy claro en su discurso de apertura. Lanzó mensajes demoledores para dejar bien claro quién manda en la provincia, quién elige al alcaldable de Alicante, quién dicta las órdenes en la Vega Baja o que la Diputación de Alicante no se toca. Porque el presidente ayer ejerció de secretario general del País Valencià y lanzó un mensaje a Alejandro Soler: no voy a consentir que me hagas perder las elecciones en 2023. No lo dijo, pero fue categórico a sabiendas que no había acuerdo posible. De hecho, en su discurso, que debía de estar plagados de elogios hacia el nuevo secretario general de la provincia, solo nombró una vez a Soler, justo al final del discurso. Fue un mensaje indirecto pero claro, “el macho alfa soy yo” y tú harás lo que determine Moncloa y mi persona.

El PSOE de la provincia Alicante sufre una de sus grandes contradicciones: los que dicen ser 'sanchistas' cuestionan las decisiones de Madrid y València y los que no eran, los pertenecientes al bando del ex senador Ángel Franco, esta vez van con Pedro Sánchez y Ximo Puig. El mundo al revés. Pero es lo grande y lo peligroso de este centenario partido: el rival político está siempre dentro.

 

Luego se produjo alguna que otra sorpresa. La más sonada fue la de la diputada autonómica Sandra Martín, que en un giro inespeado para casi todos se fue con las huestes de Soler. Un movimiento que no se entiende demasiado, ya que aunque es bien sabido de que no goza del beneplácito del presidente, no parece lo más estratégico. Ahora no parece que pueda integrar la lista municipal para el Ayuntamiento de Alicante al menos que haya un terremoto político. Bueno, siempre podrá aspirar a otras alcaldías como la de Rojales o Alfaz del Pi, feudos “alejandrinos”. Eso sí, todo puede cambiar y si hace penitencia igual es perdonada por Franco. Pero Puig, no es tan benefactor.

 

Otra noticia esperada fue la de la subdelegada del Gobierno, Araceli Poblador, que será la presidenta de la nueva ejecutiva. Su caso es normal, ya que la rumorología la ha situado fuera de su puesto en numerosas ocasiones. Si Pedro Sánchez me cesa al menos tendré a Soler de mi parte, pensará, aunque el ex alcalde de Elche ya no cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno por el “caso Ábalos”. Y si Puig se lo pide...

Casos similares pasan con la edil Lara López (hija del clan Berruti), que integra la lista 'alejandrina', o el caso de Francesc Sanguino, portavoz municipal de Alicante, que ha caído en desgracia y aunque propaga a todos los vientos que es 'ximista', todos saben que va contracorriente y contra los intereses políticos del presidente.