Inacción gubernamental

La cosa va por barrios y también podría decirse que por momentos. La tensión ha ido en aumento en muchos lugares de nuestro país en estos días, debido a la oleada de odio y violencia desencadenada tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. O, mejor dicho, con esta excusa. Lo digo sin empacho, ni este tipo ni nadie es España está por encima de la ley y, si tiene que cumplir condena porque hay una sentencia firme contra él que así lo ordena al ser reincidente, a prisión con él. No tiene derecho a resistirse a cumplir lo que se ha ganado a pulso, ni por ser hijo de ricachón, ni porque él lo valga, que por cierto a mi modo de ver bastante poco, pero la cosa va en gustos y hay quien apetece de refocilarse en la mugre.

Mientras no pretendan forzarnos a que todos hayamos de aplaudirlo, mientras no pretendan extender la ignorancia y la falta de buen gusto entre toda la población como si fuera lo más in, me trae al fresco lo que hagan él y sus seguidores, siempre y cuando respeten los derechos de los demás ciudadanos. Por cierto, he escuchado algunas de sus letras y vaya boquita que tiene, jabón, mucho jabón y un poco de reflexión no le vendrán nada mal, a ver si le da por leer yo qué sé, a García Lorca, Cernuda, Gil de Biedma o Aleixandre, y sube el nivel de sus recursos estilísticos. Y es que hay que ver la que ha formado el muchacho, pero, sinceramente, ¿realmente ha sido él quien la está liando parda, o no? Respondo a la pregunta retórica: ni de broma. Manadas de mangantes, como cantaban Ana y Víctor, de jovenzanos armados y según parece adiestrados están arrasando las calles, dicho en palabras del portavoz del Sindicato Unificado de la Policía, Carlos Morales, con quien compartí ayer estudio de radio en el programa de Lola Sopeña y su Planeta, condiscípula mía del colegio.

Que conste que yo iba a hablar de mi libro, A contratiempo, como diría Umbral, pero me vi inmersa en esta mi otra pasión, la opinión, debido a tan feliz coincidencia con el portavoz de los polis. Lola, que nunca tuvo pelos en la lengua, estuvo preguntando a Morales sobre temas como la inacción del ministro del Interior ante los disturbios y el abandono al que se ha dejado a la policía en esta difícil situación. Se pronunciaron palabras como guerrilla, en alusión a los asaltantes y saqueadores, que juraría que no tienen ni la más remota idea de lo que signifique la libertad de expresión, en pro de la cual, en teoría, están armando todo este cisco.

Lo grave es que toda esta situación haya sido alentada desde uno de los dos partidos que forman el Gobierno de España

Muy al contrario, este aguerrido policía comentó que les está sorprendiendo la tierna edad de los jóvenes causantes de los disturbios, de los que dijo que van armados con material de saqueo. A la policía le da la sensación de que se trate de ataques organizados. Yo me permitiría añadir que estos asaltos tienen por finalidad desestabilizar el sistema y que lo del rapero ha sido una mera excusa para poder prender la mecha. Lo grave es que toda esta situación haya sido alentada desde uno de los dos partidos que forman el Gobierno de España. Y es curioso que coincida con la conmemoración del XL aniversario del fallido golpe de estado del 23-F, que ha quedado ensombrecida por estos hechos. No obstante, muchos agradecemos profundamente que el intento de golpe de estado fuera sofocado en su momento y que en España tengamos una democracia, con sus virtudes y sus defectos. Y también reconocemos y agradecemos el papel que en todo ello jugó nuestro entonces monarca, Juan Carlos I.

Menos mal que, después de tanto silencio, ayer salió por fin Pedro Sánchez en el Congreso a decir que: "La democracia española ampara el derecho a la manifestación y a la libertad de expresión, eso es evidente. (…) Pero lo que la democracia no ampara es ninguna situación de violencia en ningún caso y bajo ningún concepto". Estamos de acuerdo, pero debería asegurarse de que esto lo entienda también su socio de gobierno, Unidas Podemos, incluido el portavoz de esta formación en el Congreso, Pablo Echenique, que ha sido denunciado por la Confederación Española de Policía ante la Fiscalía del Tribunal Supremo, “por incitar los disturbios provocados en Madrid el pasado 17 de febrero y reforzar a quienes participaron en ellos”.

En resumen, que tiran los pájaros a las escopetas. Lo que me pregunto es si, ante hechos tan graves, es posible la continuidad de este Gobierno en su actual configuración, pues los velados tirones de oreja del presidente a sus socios desde la tribuna del Congreso resultan francamente insuficientes y en consecuencia peligrosos para nuestra democracia.

Mónica Nombela Olmo

​Abogada y escritora