| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Calle del casco histórico de Marbella.
Calle del casco histórico de Marbella.

Marbella se quita el 'bronceado falso'

El diario 'The Times' destaca en un artículo el cambio de imagen de la ciudad como destino turístico, huyendo del lujo excesivo de Puerto Banús y apostando por su desconocido casco antiguo.

| Manuela Herreros Andalucía

La ciudad de Marbella, en la Costa del Sol malagueña, es sinónimo para muchos de lujo, fiestas y derroche. Ese lugar donde la 'jet set' proveniente de todo el mundo disfruta de sus vacaciones entre espectaculares resorts, clubs de playa, yates y campos de golf.

Y si bien es así, y Marbella cuenta con todo lo anteriormente citado, esta percepción se centra en el elitista núcleo de Puerto Banús y la urbanización cercana de Puente Romano. Aquí se han implantado desde hace décadas las firmas de moda más caras y selectas, mientras los ricos pasean sus fortunas montados en un Lamborghini o asomándose a la barandilla de su barco, champagne en mano, atracado a los pies de la tienda de Dior o Versace.

Pero además de estas 'vidas de lujo' existe otra versión de Marbella muy distinta. Esa en la que sus vecinos viven en bloques de pisos y se centran en sus trabajos y actividad diaria, que nada tiene que ver con amasar fortunas. La ciudad conserva aún su esencia de pueblo de pescadores, porque este es su origen, además de dedicarse también a la agricultura. Cerca del Puerto Banús se extendían fértiles huertas, ya que el privilegiado clima favorecía los cultivos.

Y en este aspecto de típico pueblo andaluz se ha fijado el medio británico The Times, que publica un artículo donde pone de relieve el desconocido casco histórico marbellí. Al respecto afirma que "Marbella se ha quitado el bronceado falso" y señala que el centro de la ciudad se han convertido en un “destino turístico por derecho propio” ofreciendo una alternativa “al hedonismo desenfrenado que se encuentra más abajo en la costa”.

Casco antiguo de Marbella.

El medio pone de relieve los “callejones bordeados de flores y las casas encaladas” que conforman el antiguo pueblo pesquero en contraposición a la imagen que se exporta hacia el exterior “de fiestas, champán con precios desorbitados, resorts de playa y mega yates” de Puerto Banús.

El artículo comenta los nuevos establecimientos que apuestan por esta zona de estrechas calles y plazuelas para implantarse. Huyen de las excentricidades de la costa y proponen disfrutar de un espacio más auténtico, pero no renuncian a una oferta dirigida a clientes con poder adquisitivo.