| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Atención: te contamos por qué hay que evitar el aceite de palma

A pesar de que llevamos muchos años tomándolo, cada vez se habla más de los efectos perjudiciales para la salud de este ingrediente

| Laura Méndez Belleza

Muchos de los productos con los que llenamos nuestro carro de la compra lo incluye entre sus ingredientes, seguramente bastantes más de los que pensamos.

El problema del aceite de palma es que, a pesar de contener antioxidantes y vitamina E, contiene muchas más grasas saturadas que cualquier otro aceite que, consumidas en exceso, provocan un aumento de los niveles de colesterol malo,  incrementan los índices de obesidad y alteran la microbiota intestinal.

Cada año se consumen 52 millones de toneladas de este aceite, que se extrae de los frutos de la palma, una planta originaria de África occidental, aunque ahora se cultiva principalmente en el sudeste asiático (Indonesia y Malasia), y algunas partes de Sudamérica y Centroamérica, lugares en los que la implantación masiva de plantaciones está causando graves problemas de deforestación.

En nuestro país, donde no se utiliza para cocinar, su consumo ha aumentado en los últimos años debido a que su precio es mucho más bajo que el del aceite de oliva y por lo tanto, las empresas de alimentos lo utilizan para elaborar  muchos de sus productos industriales, así que lo estamos ingiriendo sin enterarnos.

Sin embargo esta no es la única razón: el aceite de palma es de todos los aceites de uso alimentario el que mayor número de texturas  permite. En el caso de los dulces y de la bollería industrial,  se mantiene sólido a mayor temperatura que el chocolate, por lo que se utiliaza para dar una mayor consistencia al producto; en el caso de las margarinas y cremas ayuda a que se puedan untar con más facilidad, y en el caso de algunos aperitivos salados, como las patatas fritas o los 'snacks' de maíz, aguanta más frituras que otros. Los precocinados también suelen incluirlo debido a que tarda más en volverse rancio y por lo tanto permite alargar la fecha de caducidad.

Desde 2014 todos los productos fabricados por empresas que pertenezcan a la Unión Europea tienen la obligación de incluir en sus etiquetas el origen de las grasas vegetales que emplean, así que si no lo hacías hasta ahora, repasa bien los ingredientes de lo que compras y elige, teniendo en cuenta que por consumir puntualmente algún producto que contenga este aceite tampoco pasa nada: lo peligroso es tenerlo como base de nuestra alimentación.

Los principales productos con los que tienes que tener cuidado y leer bien la lista de ingredientes son: chocolates, cereales para el desayuno, margarinas, pizzas y otros alimentos pre elaborados como barritas de pescado, patatas para freir congeladas, pasta etc., salsas, aperitivos, galletas, postres y bollería industrial.