El viudo de Jesús Mariñas, Elio Valderrama, rompe su silencio en buena compañía

Jesús Mariñas falleció el pasado 10 de mayo a causa de un cáncer de vejiga a los 79 años. Una muerte que dejaba un poco huérfano al periodismo rosa, un género que el gallego revolucionó y reinventó con su pluma ácida y afilada y con sus comentarios mordaces.

Enfermo desde hacía cerca de dos años, el periodista sabía cual era su final y, genio y figura hasta el último día, dejó claro entre sus últimas voluntades que no quería capilla ardiente y despedida pública. Se negaba a que su muerte se convirtiese en un espectáculo y por su tanatorio desfilasen amigos y otros que no lo eran tanto llorando su marcha.

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Por eso, sus instrucciones a su marido y pareja en los últimos 36 años de su vida, Elio Valderrama, fueron precisas. No habría velatorio, su incineración sería en la más estricta intimidad y sus cenizas se esparcirían por La Coruña, al lado de los restos mortales de su madre.

Ahora, seis días después y tras seguir los deseos de Jesús Mariñas al pie de la letra, su viudo reapareció y rompió su silencio tras su discreto adiós al amor de su vida. Acompañado por Rosa Benito y Belén Rodríguez (grandes amigas del periodista) Elio disfrutó de una comida en uno de los restaurantes favoritos del gallego, rindiéndole una especie de homenaje póstumo al seguir con su vida, tal y como a él le gustaría.

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Muy entero aunque visiblemente triste por la muerte de su marido, el fotógrafo contó en exclusiva cómo afronta estos delicados momentos: "Bien, estoy bien, estoy tranquilo, con mucha paz en mi cabeza".

"Estaba aquí porque Jesús no quería nada con mucha gente y voy de grupo en grupo", contó en referencia a su comida con Rosa y Belén, asegurando, como decía su marido, que "las cosas se hacen en vida y no después de muerto ¿Sabes lo que te digo?". "Después de muerto ni homenaje ni leches de nada. ¿Para qué? ¿Para qué voy a contusionar todo?", apuntó.

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"Yo estoy muy bien. Mi casa está tranquila" y Jesús (del que sigue hablando en presente) está "de puta madre". "No sé como explicarte, es una sensación muy raro todo. Yo creo que vamos a tener comunicación siempre, te lo juro de verdad. Era una complicidad... Me levantaba a las 6 y ya sabía lo que quería desayunar. Yo estoy tranquilo, muy tranquilo, con una paz que tengo en mi cabeza, en mi casa, en todos los sentidos", reveló.