Encarna Sánchez, la niña que jugaba a las “canicas” con los chicos

Esta semana se han cumplido 26 años del fallecimiento de la locutora Encarna Sánchez. Fue un 5 de abril de 1996. La comunicadora fallece tras una larga enfermedad. 3 años de lucha y no dejó de pelear hasta unos días antes de su fallecimiento. Fue un Viernes Santo en su casa de La Moraleja. Atrás quedaba su pueblo natal de Carboneras donde nació y Valdemoro (Madrid) donde pasó gran parte de su vida hasta que consiguió emprender vuelo.

Encarna Sánchez o "la niña de Valdemoro". Su padre fallece en la guerra y su madre se traslada a Madrid junto a Encarna y su hermano. Su padre era Guardia Civil. Al fallecer, en el municipio de Valdemoro existía una residencia para niños huérfanos de padres Guardias Civiles. Un centro que también le ofrece trabajo a la viuda.

Allí llegaron los tres. Pronto Encarna Sánchez empieza a hacer vida de barrio. No le gustaba jugar a las muñecas con las niñas. Ella prefiere estar con los chicos y jugar a las canicas. Allí pasa su infancia entre el centro cuartel de la Guardia Civil de Valdemoro y sus nuevos amigos.

En octubre se publica la biografía más auténtica de Encarna Sánchez

Encarna Sánchez no tuvo punto medio. Fue tan querida por unos como odiada por otros. De Encarna Sánchez se ha escrito mucho. Y muchas horas de televisión se han emitido. La verdad de cómo fue y qué sombras y luces tuvo en su vida se conocerán en octubre. Este próximo otoño, se publica la biografía más autentica de la comunicadora. Su mano derecha y productor ejecutivo durante años Pedro Pérez está inmerso en la escritura de su libro. Pérez fue para Encarna algo más que de su familia. Fue su hombro de acero cuando necesitó dureza para soportar el día a día.

El torero con el que se iba a casar Encarna Sánchez solo la quería como amante

En este libro conocernos qué amo y qué detestó Encarna Sánchez. Su vida, sus amistades, sus miedos. Días antes de fallecer llama a Pedro Pérez para decirle que quiere grabar un testamento vital sonoro. Su mano derecha se desplaza a su hogar y ese testamento quedó grabado para siempre. Una de sus últimas frases fue dirigida a muchos y los nombra con las palabras "pedazo de sinvergüenzas". Encarna era sabedora que muchos aparecerían con su muerte para desacreditar su vida, su carrera y su forma de ser. Es el turno de Pedro Pérez.