| 07 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Lucía Rivera. Europa Press.
Lucía Rivera. Europa Press.

Lucía Rivera desvela en su libro maltratos físicos y psicológicos de exnovios

La modelo asturiana publicará el 22 de marzo con la editorial Espasa su primer libro, ‘Nada es lo que parece’, donde relata los agresiones que sufrió en sus primeras relaciones.

| P. Morales Chismógrafo

Lucía Rivera, hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, quien la adoptó cuando se casó con la modelo en 2001 cuando tenía solo 3 años, es una de las modelos con más proyección de nuestro país y expareja de rostros conocidos como Marc Márquez.

Rodeada de popularidad, ni lo tiene todo ni su vida no ha sido fácil. Y ahora, a pesar de su juventud (24 años), ha decidido compartir sus vivencias con todo el mundo, algunas durísimas y muy tristes, dando el salto al mundo de la literatura con una desgarradora biografía que dará mucho que hablar.

 

Con el título de 'Nada es lo que parece' y a través de diferentes capítulos como 'Miedo', 'Acoso', 'Bullying', 'Vicios', 'Fama', 'Reconstrucción' y 'Luz', Lucía desvela que "en este libro he vaciado una mochila que pesaba toneladas" y relata, en primera persona y con una sinceridad que nunca hubiésemos imaginado, lo dura que ha sido su vida.

Además de hablar de lo complicado que fue su nacimiento -llegó al mundo con dos fémures rotos y poco después de nacer sufrió una parada cardíaca-, la modelo echa la vista atrás para confesar lo dura que fue su infancia, entre Madrid y Asturias, pasando por diferentes colegios y sin encajar en ningún sitio.

Pero antes de encontrar su camino con 16 años y probar suerte en el mundo de la moda -en el que nada es como parece-, Lucía sufrió maltrato psicológico y físico por parte de dos de sus primeros novios. El primer chico del que se enamoró le prohibió salir con sus amigas, le controlaba el teléfono y hasta cómo iba vestida: "A medida que intentaba liberarme de esas cadenas, él las apretaba más. Se presentaba en la puerta de mi casa, aparecía gritando, buscaba a hombres dentro del armario pensando que le estaba engañando y me gritaba hasta que le daba el móvil y le dejaba revisarlo".

De sicológico a físico

Un abuso sicológico que pasó a ser físico en su segunda relación, como confiesa en su libro. Un chico que al principio la trataba bien, pero que no solo hizo las mismas cosas que su primer novio, sino que terminó maltratándola en numerosas ocasiones: "Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes".

"La primera vez ni siquiera la recuerdo bien, porque fueron muchas, cada vez más. Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo... Pero las peleas aumentaban de mes en mes, ya no solo con él, sino con todo mi entorno. Sus infidelidades, que no fueron pocas, consiguieron hacerme cada vez más pequeña y me llenaban de ira. Siempre defendí a Aitor a capa y espada. No sé por qué, pero aseguro que sentía verdadera admiración por él. Recuerdo sus ojos, fuera de sus órbitas, ensangrentados con rabia, y el ceño fruncido mirándome fijamente mientras exclamaba todo tipo de amenazas y me agarraba el cuello contra la pared. Sentía una especie de muerte dentro de mí, tenía moratones hasta en las orejas, y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales", desvela, confesando que si no llegó a denunciarlo fue "por miedo a las consecuencias que podría pagar yo".

 

"Aprender a amar en ese contexto acaba contigo. Nadie te da ninguna lección hasta que lo vives. Es jodidamente complicado recuperarte. Pero solamente salir de ahí te devuelve la vida que el maltratador te ha robado", reconoce.

Pero, además de abrirse en canal para contar lo duras que fueron sus primeras experiencias en el amor, Lucía también aborda los peligros del mundo de la moda, sus complejos físicos, sus problemas de salud mental y los riesgos de la fama con los que ha tenido que lidiar desde que decidió probar suerte como modelo con 16 años.