| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Bertín Osborne sabe lo que es vivir a puro dolor
Bertín Osborne sabe lo que es vivir a puro dolor

Los terribles golpes que la vida le ha dado a Bertín Osborne

El cantante ha sufrido pérdidas que le han marcado profundamente. Tras su sonrisa cuasi perenne, se esconden historias de dolor. El nacimiento de su hijo Kike cambió su forma de vivir.

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Bertín Osborne siempre sonríe. Viéndole, se diría que no conoce el sufrimiento. Sin embargo, el cantante ha sufrido grandes pérdidas. El destino quiso que el cáncer se llevara a dos de las personas que más ha querido, su madre y su primera esposa, Sandra Domecq. Junto a ella tuvo tres hijas. La relación no funcionó y se dijeron adiós. Eso sí, siempre quedó un cariño mutuo que superó cualquier desencuentro que pudiera producirse por culpa de la separación. Muchos años después, el cantante explicó sobre su matrimonio: “Si me hubiera casado con Sandra en lugar de con 20 años con 34, probablemente seguiría casado con ella”, también añadió que “Sandra era una mujer espectacular. Le pedí perdón no una vez sino mil veces”. Sandra Domecq tenía 51 años cuando falleció. Llevaba desde los 47 luchando contra el cáncer. Su familia sabía que la situación era irreversible, así lo manifestó el cantante durante el entierro: “Era algo asumido por todos”.

Fue a raíz del nacimiento de Kike cuando Bertín explicó uno de sus grandes dramas. Ocurrió tras el nacimiento del primer hijo del cantante y Sandra, Christian, que vino al mundo con una malformación en el hígado que le causó la muerte. El cantante aún recuerda el viaje en avión que hizo desde Jerez a Madrid para que atendieran a su hijo en el hospital de La Paz. Muchos años después, en el mismo lugar, vio la luz Kike, que nació afectado de parálisis cerebral debido a una negligencia médica. Según explicó Osborne, Fabiola tuvo una infección durante el embarazo que no fue detectada en las pruebas llevadas a cabo por su ginecólogo.

La llegada de Kike al mundo ha cambiado el universo de Bertín. A pesar de que cuando nació los médicos le dijeron: “Tu hijo será un vegetal, no se moverá, no verá, no oirá y no hablará”, él y Fabiola desafiaron el diagnóstico y su lucha ha dado resultado. Y es que el niño se comunica, come solo y en nada podrán quitarle los pañales. Además, es muy observador y desea participar de lo que está a su alrededor. El matrimonio está muy esperanzado con los avances de su hijo mayor, que cada vez va a más. Ya se aguanta de pie y quiere caminar. La especial situación de Kike es algo que preocupa al artista: “Por ley de vida Fabiola y yo nos tenemos que ir antes y me mata que Kike no tenga una vida feliz cuando no estemos. Por eso trabajo como un auténtico burro. Su futuro es lo único que me quita el sueño, no el de mis otros hijos, que van a estar bien, porque son inteligentes. Pero a Kike debemos ayudarle”.