| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sara Carbonero aprovecha la crisis para reflexionar sobre la nueva etapa.
Sara Carbonero aprovecha la crisis para reflexionar sobre la nueva etapa.

Sara Carbonero pone en evidencia a dos futbolistas de "triángulo amoroso tóxico"

El cachondeo inicial dio paso al aburrimiento transversal y ahora a los cuadros de ansiedad y las reflexiones metafísicas... pero hay un triángulo de dos futbolistas y una mujer que no cesa

| Isabel de Dios Chismógrafo

 

 

En tiempos de coronavirus la mayor parte de la gente y también nuestros personajes cuoredeportivos favoritos, optan por ponerse metafísicos con sus reflexiones de cuarentena, en un intento por poner al mal tiempo buena cara y, de paso, intentar echar una mano a sus followercetes para que lo consigan también.

Este es el caso de Sara Carbonero que sigue regalando a sus muchos seguidores constructivas reflexiones para sacar algo bueno de una situación excepcional para todo el mundo. De hecho, la esposa de Iker Casillas lleva unos días en los que ha querido hablar con su "yo" de hace años y también explicar cómo se siente al ver la última fotografía que se hizo cuando todavía éramos "libres".

Se trata de una imagen en el café Negra de Oporto donde quedó con unas amigas antes de ir a recoger a sus pequeños al colegio: "Esta fue la última carioca de limón que me tomé fuera de casa antes del confinamiento. Hoy he encontrado la foto que no tendría nada de interesante si no fuera por este motivo y porque al verla no he podido evitar pensar que si hubiera sabido lo que nos esperaba seguramente la habría saboreado de otra manera". 

Y es que para Carbonero si una cosa le ha dejado clara el coronavirus es que "lo que yo pensaba que era rutina, en realidad era vivir".

 
 
 
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Esta fue la última carioca de limón que me tomé fuera de casa antes del confinamiento. Hoy he encontrado la foto que no tendría nada de interesante si no fuera por este motivo y porque al verla no he podido evitar pensar que si hubiera sabido lo que nos esperaba seguramente la habría saboreado de otra manera. Estaba con dos buenas amigas, contándonos cómo había ido el día, desahogándonos cada una con sus problemas cotidianos, riéndonos (mucho) por cosas absurdas y planificando una cena para el día siguiente a base de recetas saludables. No era una mañana especial o eso creía yo. Nos despedimos como todos los días, cada una subió a su coche y puso la misma canción, de la que habíamos hablado un rato antes porque no había manera de sacárnosla de la cabeza (“pero si le suena la canción, le da una depresión tonta...”). Nos mandamos un audio, nos volvimos a reír. Cada una se fue al cole a por los niños y hasta el día siguiente, pensamos. Esta tarde una de estas amigas me ha escrito un mensaje para decirme que tenía un regalo para mi, que me lo dejaba en el portal. Con guantes y mascarilla he bajado a buscarlo, ella ya estaba en el coche. Apenas nos hemos despedido con la mano y una sonrisa de “ya queda menos”. He cerrado la puerta y ahí en la escalera, un ramo de camelias recién cortado de su jardín para acercarme un poquito la primavera y de paso recordarme que hace unos días que llegó. Porque no sé si os pasa también a vosotros pero yo últimamente no sé en qué día vivo. Al ponerlas en agua he seguido pensando en ese último sorbo de mi carioca de limón, en que debía haberlo saboreado de otra manera además de porque en casa no me sale ni parecida la infusión porque quizá fue la última que compartí con esta amiga que está a punto de ser mamá, antes de que nazca su bebé dentro de unos días. Mientras colocaba el jarrón he sentido una profunda sensación de añoranza, de algo que yo consideraba cotidiano, “normal” y corriente: Tres amigas, un café, nuestro rincón, un sillón amarillo bastante incómodo, música de fondo y una terapia de risas que cambiaba por completo mis días . Y entonces he caído en que lo que yo pensaba que era rutina, en realidad era vivir.

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Pero si Sara ha convertido la crisis en una fábrica de frases de autoayuda que, sin duda, estarán echando una mano a más de uno, los hay a los que la pandemia la mano se la echan al cuello... Hay cosas que no cambian ni en tiempos de crisis sanitaria mundial.

Y si no que le pregunten a Maxi López y Wanda Nara. Lo de este exmatrimonio es harina de otro costal y ni siquiera en plena crisis dejan de tirarse (públicamente) los trastos a la cabeza. Desde que ella le dejó para casarse con su entonces compañero de equipo Mauro Icardi no se han dado tregua.

Ni ahora que todo el mundo debería enterrar el hacha de guerra en beneficio de todos lo han hecho. El futbolista argentino ha vuelto a reabrir viejas heridas acusando públicamente en redes a su exesposa de poner en peligro a los hijos que tienen en común en plena cuarentena al viajar de París (donde tiene fijada la residencia porque Icardi juega en el PSG) a Milán: "Me gustaría saber con qué criterios se rompe la cuarentena de una pandemia mundial, en la que se pide a todos que no salgan y expongan a nuestros hijos a un viaje de un país a otro, se mudan y van al epicentro de la infección (Lombardía) en Italia sin importar ningún tipo de consecuencia. Qué te pasa por la cabeza en estos momentos cuando lo más sagrado que tenés en el mundo es la salud de nuestros hijos. Me indigna que no tomes conciencia, si no quieres hacerlo por vos hacelo por ellos porque hoy sos madre de cinco criaturas pero parece que no te diste cuenta".

Y claro, se abrió la caja de los truenos. Icardi (cuya hermana Ivana se bate el cobre actualmente en Honduras para Supervivientes España) confirmó a sus seguidores que están pasando todos juntos en familia la cuarentena en Italia y explicó que "está permitido volver al lugar de residencia. Obviamente respetando las medidas de seguridad impuestas por el Estado, y siempre cuidando la seguridad de cada uno de mi familia".

Hasta el padre de Wanda, Andrés Nara ha tenido que salir a la palestra para explicar que "el domicilio de ella es en Milán. Ella estaba en París porque su pareja trabaja ahí. Considero que ha tomado todos los recaudos. Pueden hacerlo económicamente. Imagino que todo fue con extrema seguridad. Los chicos están perfectamente bien. Sé que toma todos los recaudos y cuidados que corresponden ante la situación que se está viviendo en Europa". 

Guerra en medio del Covid-19 la de los Nara-Icardi-López, que en el caso de los Garay-Gorro se ha traducido en ansiedad, otro de los síntomas que están afectando a mucha gente en esta crisis, también a los famosos del cuore-deportivo.

Y es que Tamara Gorro no está pasando unos momentos fáciles. La madrileña ha tenido que hacer frente al positivo de su marido, el futbolista del Valencia Ezequiel Garay.

Una situación que se le ha hecho cuesta arriba pues el encierro del jugador y su particular cuarentena le han generado un cuadro de ansiedad. Ella misma, siempre natural y cercana, ha querido explicarlo a todos sus fans en su último post en Instagram.

"Perdonad que hoy no esté por aquí tampoco", comienza explicando Tamara para añadir: "La noche del domingo comencé a encontrarme mal, ayer no podía tenerme en pie y hoy tampoco". Un cansancio y un ahogo que le han hecho darse cuenta de que padece ansiedad: "Muy cansada y la sensación de falta de aire, como si tuviera ansiedad. Quizá el encierro de estos días y toda la situación provocó esa angustia. Ni idea, pero lo que voy hacer es lo siguiente: tranquilizarme, dar el descanso que el cuerpo me pide e ir viendo mi evolución".