Manolo Santana no tenía absolutamente nada el día de su fallecimiento

El día 11 de diciembre se iba para siempre el tenista que más glorias le ha dado al tenis español antes que Rafa Nadal. El público lo despedía en Marbella y en La Caja Mágica de Madrid en el pabellón que lleva su nombre. Manolo dejó de ser Santana mucho antes. Se remonta a 10 años atrás. Manolo Santana a no era ni la sombra de lo que fue. Un tiempo que coincide con la presencia de su última mujer en la vida del tenista, Claudia Rodríguez. La viuda que lloraba ante el Rey Felipe VI frente al féretro del tenista.

La hija de Manolo Santana y Mila Ximénez esta semana es portada en la revista Lecturas. Ya se conoce la herencia económica que recibirá Alba Santana Ximénez. Tres millones de su madre, que trabajó la televisión de los últimos años como nadie. Fue guerrera, atrevida y se puso el mundo por montera. Algo que le hizo hacer un gran patrimonio en cash. La vivienda donde vivía Mila era de alquiler.

El día que Manolo Santana dejó de “ser” el dueño de su propia vida

Alba Santana no recibirá nada de su padre. No porque esté desheredada. No. Eso es imposible con el Código Civil en la mano. Con excepciones muy puntuales que no son el caso. Un tercio de la masa hereditaria es obligatoria para los herederos legítimos como son los hijos. Es lo que se llama tercio de legítima estricta.

Del segundo tercio puede testar el protagonista por uno o varios hijos. O nietos. Entre ellos se queda el tercio de mejora. El último tercio es el de libre disposición y como su nombre indica puede el testador hace lo que desee. Esta es la razón por la que Alba Santana no está desheredada.

El patrimonio de Manolo Santana ya se había repartido antes de fallecer

El tema es otro distinto. Y tambien posible en el caso de Alba Santana. Antes de fallecer un testador, el dueño de un patrimonio puede poner a nombre de un tercero su patrimonio. O gastárselo. O desviarlo. O pulirlo poco a poco. Sea verdad o no. La herencia no es más que aquello que queda cuando uno fallece. Si no hay nada, no se reparte nada. Este es la cuestión por la que Alba Santana no recibirá nada de su padre Manolo. Ya se había repartido antes de su fallecimiento.

Alba Santana evita saludar a la viuda de su padre y le lanza un mensaje muy duro

"Es caprichoso el azar" como diría Joan Manuel Serrat. La vida ha dado un vuelco de 180 grados. Mila no pudo durante un tiempo estar con su hija. En busca de la felicidad de la pequeña, renunció a estar con ella y entregar la custodia al padre, Manolo Santana. El tiempo pasó. Mila recuperó ese tiempo perdido con su hija con lo que supone en cariño y estancia. Al contrario que Manolo, el hombre que la educó junto a su entonces mujer Otti, se ha ido de este mundo como si no hubiese tenido nunca relación ni cercanía con la hija que fue niña de sus ojos.