| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los deseos de Jesús Quintero eran siempre concedidos como muestra de respeto.
Los deseos de Jesús Quintero eran siempre concedidos como muestra de respeto.

Jesús Quintero, el hombre del loro, el piano blanco y la fuente relajante

Lo que solicitaba inmediatamente lo tenía. No es una cuestión de estrellas ni de famosos. Es una consideración que tienen las glorias. ESdiario conoce alguno de estos "caprichos".

| Jesús Manuel Ruiz Chismógrafo

 

 

Lo del piano blanco podría parecer una canción de Joaquín Sabina pero no lo es. Hoy es el turno de la comunicación y del maestro. Y es Jesús Quintero. El artista de la comunicación y la conversación fue el número 1 en todo. También en las excentricidades. El onubense enamorado de Sevilla fue silencioso y caprichoso. Silencio fue su mayor palabra y el capricho lo hizo manifiesto cuando comenzaba sus temporadas de radio.

 

La Cadena SER entonces Radio Sevilla a comienzos de la década de los 80 cuenta en su plantilla con uno de los grandes de la entrevista. Y el periodismo. Jesús Quintero solicitó para su comienzo tres cosas. El dinero era aparte. Tan aparte porque era conocedor que tenía un agujero en el bolsillo. Nunca fue su prioridad en la firma de contratos. Ni en la vida.

Las tres solicitudes se resumen a un loro, un fuente con agua para escuchar el sonido en su caída y un piano. No podía ser un piano cualquiera. Debía y tenía que ser un piano blanco. Fue difícil en aquel momento. Al final, se consiguió. Se pintó un piano negro en blanco y Jesús Quintero contaba en su estudio con su piano blanco, su loro y su fuente con sonido de agua al desvanecer desde una altura media. Ni más ni menos que la altura de los ojos.

Lo que Jesús Quintero solicitaba inmediatamente lo tenía

Jesús Quintero solicitaba e inmediatamente lo tenía. No es una cuestión de estrellas ni de famosos. Es una consideración que tienen las glorias. El hombre que convirtió a personajes populares en grandes de la radio (venidos de mundos transversales y diversos) y que luego la televisión los convirtió en bufones no tratados por un rey. Bufones, en el antiguo sentido del trato preferencial que tenían los bufones en otra época. Lejos de la nueva España progresista que busca la normalidad y la igualdad en todos, todas y todes. La diferencia existe desde que el mundo es mundo y el respeto por esas diferencias en las personas lo supo ejercitar y ejecutar Jesús Quintero como nadie. Ahí están sus compañeros el Cuñao, el Pozí, el Risitas...