| 29 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Jesús Quintero al borde del abismo
Jesús Quintero al borde del abismo

Jesús Quintero atraviesa uno de los momentos más complicados de su vida

El periodista está tocado y hundido tras los últimos avatares sucedidos en su vida. A sus setenta y siete años, su existencia se ha complicado hasta límites insospechados. Un auténtico drama

| ESchismógrafo Chismógrafo

Jesús Quintero vuelve a ser noticia muy a su pesar. Y es que según el programa Socialité, que presenta María Patiño, el periodista se enfrenta a una grave deuda. Nada más y nada menos que 426.000 euros. Esta cantidad se la reclama la dueña del Teatro Quintero, que el periodista gestiona desde hace años en Sevilla. Al parecer, un negocio ruinoso y en el que Jesús habría invertido una buena parte de sus ahorros. Recordemos que hace tiempo ya se habló de sus problemas económicos. Sin embargo, el protagonista no quiso decir nada. Fueron sus amigos quienes salieron a la palestra para desmentir que tal cosa fuera cierta. También sus hijas quisieron apoyarle y estuvieron junto a él en un acto público para dar imagen de unidad familiar, pues se comentaba que la relación no era buena.

La dueña del local donde se erige el Teatro Quintero ha comentado que no le ha quedado más remedio que demandar al periodista dado que lleva varios años sin hacer frente a sus obligaciones económicas. En la demanda, la propietaria del local solicitaba el desahucio, el dinero adeudado así como la rescisión del contrato. Pues bien, el juez encargado de ver el asunto ha estimado parcialmente la petición y ha fallado a favor de la demandante. Como era de esperar, la defensa del periodista ha recurrido alegando lo abusivo de las condiciones que firmó Jesús en su día, un pago mensual de 1.200 euros. También se indica la cantidad de dinero que el periodista ha desembolsado para reflotar un local que no estaba en condiciones. De momento, está por ver si se admite alguna de las alegaciones del letrado de Jesús Quintero o bien se ejecuta la orden de desahucio. Ni que decir tiene que el comunicador está muy afectado. No hablamos de un proyecto cualquiera, sino de la niña de sus ojos. En él ha concentrado todos sus esfuerzos desde que se desligara de la televisión. Sus allegados están preocupados al verle derrotado. Afirman que no tiene fuerzas ni ganas de nada. Su única preocupación, no perder el teatro por el que tanto ha luchado.

Hace más de un año ya se habló de que Quintero estaba arruinado. La noticia se conoció a raíz de una conversación filtrada donde Jesús pedía auxilio a Luis Pineda, responsable de Ausbanc. En esa charla, que aparece en un informe de la UDEF, Quintero rogaba ayuda alegando que su situación económica era más que mala. Señalaba que temía que le embargaran sus propiedades, también que dos de sus hijas le habían demandado por no hacer frente a la cantidad pactada para sus estudios. Así se expresaba el comunicador en esa dramática llamada de teléfono: “Me van a ejecutar en Cádiz, me van a ejecutar en Huelva. Por favor, Luis, arregla esto ya. Te lo pido por favor… No tengo dinero, no tengo trabajo, mis hijas no pueden estudiar y me tienen denunciado por lo penal”.

Quienes bien conocen a Jesús Quintero señalan que los problemas económicos han sido una constante en su vida. Afirman que las inversiones que ha hecho, en cuestión de negocios, jamás las ha recuperado pues no sabe gestionar bien los proyectos. Por otro lado, señalan que le gusta gastar a manos llenas porque es muy caprichoso. Lo suyo ha sido la buena vida tanto en vacas gordas como flacas. Cuando estaba en el cenit televisivo, ganó muchísimo dinero. Sin embargo, sus íntimos aseguran que no le queda nada y que ha tenido que malvender alguna de sus propiedades debido a las estrecheces que atraviesa desde hace bastante. A su edad, el panorama que tiene ante sí es desolador. Difícil volver a empezar a los setenta y siete años, aunque no imposible. Esperemos que remonte.