| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Miguel Ángel Silvestre se ha puesto a estudiar mates mientras intenta "robar" los dulces a su madre.
Miguel Ángel Silvestre se ha puesto a estudiar mates mientras intenta "robar" los dulces a su madre.

Miguel Ángel Silvestre pone en la palestra a la mujer por la que late su corazón

El deseado actor demostró, una vez más, porque millones de mujeres y hombres de todo el mundo suspiran cada vez que hace o dice algo o aparece en público. Una caja llena de sorpresas.

| M. F. Chismógrafo

Miguel Ángel Silvestre se convirtió este miércoles en el último invitado de El Hormiguero de Pablo Motos en Antena 3. El actor participó en directo en el programa a través de una videollamada y como suele suceder cada vez que hace o dice algo... ¡se lió parda en redes sociales!

Recluido con su madre en pleno confinamiento, Miguel Ángel se considera un auténtico privilegiado por poder pasar la cuarentena con una persona a la que quiere tanto. El intérprete confesó que se lleva muy bien con su progenitora y, que la única vez que han discutido, él no tenía la razón.

Además, el deseado actor mantiene viva una de las costumbres que más hacía con su padre: levantarse de madrugada a comer dulces. Una rutina que forzó que su madre comenzase a esconder todos los dulces por la casa, y es que ahora Silvestre ha heredado esta tradición de su padre por lo que su madre tiene que ir escondiendo las tartas que hace para que no se las coma él de madrugada.

En cuanto a cómo está invirtiendo este tiempo de cuarentena, Miguel Ángel dejó a todos con la boca abierta al explicar que se ha puesto a estudiar matemáticas, una asignatura que se le da muy pero que muy bien: "Se dice que las matemáticas es el idioma de la naturaleza. Siempre pensaba que lo que nos diferencia de los animales, es la avaricia que nos hace romper esa fórmula matemática que tiende al equilibrio. En el 2042 no va a haber peces comestibles en el mar. Los que hay ya tienen plástico y como no hagamos algo...", reflexionaba el actor.

Un estudio al que dedica seis o siete horas al día y que le está apasionando porque le dijeron que se le daba bien y "se vino arriba". Pues eso, una caja de sorpresa el M.A.S. al que ahora idolatrarán más personas todavía.