| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Carlota llora por Cámbiame
Carlota llora por Cámbiame

Carlota Corredera no consigue librarse del estigma de “gorda traicionera”

La presentadora está en el ojo del huracán. Ello lo niega, pero muchos deducen de sus confesiones que recurrió al bisturí que te vi para perder peso. La polémica está servida. Arde Cámbiame.

| ESchismógrafo Chismógrafo

Carlota Corredera no atraviesa un buen momento. Y es que está muy tocada desde que la audiencia retirara el favor a Cámbiame. Para ella, una mujer que vive como propio tanto el fracaso como el triunfo, ha sido un auténtico palo. Espera como agua de mayo que los cambios producidos en el espacio sirvan para remontar. Está por ver si la salvamización hace subir a los cielos o bien bajar al infierno. De momento, una de las estilistas, Natalia Ferviú, ha optada por una retirada a tiempo, que dicen sabe a victoria.

Siempre con ganas de compartir el secreto de su éxito, Carlota no ha dudado en revelar que “En 2010 me hice una liposucción y me subí el pecho”. Y para qué queremos, pues la maquinaria del rumore se  ha puesto en marcha para añadir a esas intervenciones otra acerca de un balón gástrico. Por cierto, que esta última fue objeto de broma en Los Goya por obra y gracia de Paquita Salas.

“Te digo que tenemos que llamar a Carlota Corredera. Por lo visto, ha escrito un libro que va de eso (adelgazar), lo que pasa ahora es que han averiguado que era todo balón gástrico. A mí eso creo me viene mal y a ti también porque estamos divinas tal y como estamos", dejó caer Brays Efe, que da vida a esa Paquita Salas que se ha convertido en objeto de adoración entre los asiduos a Netflix.

Carlotiña ha querido salir al paso de las críticas sobre el balón gástrico que, según ella, nunca se implantó compartiendo una foto con la siguiente leyenda: “Esta imagen es de noviembre de 2015, cinco años después de hacerme una lipoescultura y una mastopexia, cinco meses después de ser mamá. Sobran las palabras. Estaba realmente enorme pero sobre todo no tenía salud ni calidad de vida. Estaba en riesgo cardiovascular…”.

La polémica sobre el secreto que la espectacular bajada de peso de la presentadora esconde, ha hecho que la protagonista conceda unas declaraciones a la revista Love donde afirma: “No he reducido el estómago” y sentencia: “Todo lo que he conseguido me lo he currando mucho, cuidando mi alimentación, haciendo ejercicio y sacrificándome durante muchos meses, aún lo hago hoy para mantenerme”.

Sea como fuere, el caso es que perder peso se ha convertido en un lastre mediático que arrastra Carlota desde que Soy una pringada le hiciera un traje a propósito de su manera de afrontar el adiós a esos kilos de más. La bloguera subió un vídeo a Youtube titulado: “Carlota Corredera, gorda traicionera” que se convirtió en viral y que ya supera el millón de reproducciones.

Así ponía la blogger en antecedentes a sus seguidores acerca de quién es Carlota Corredera: “Esta señora era una gorda que trabajaba de regidora en Sálvame y que estaba detrás de las cámaras porque, claro, estaba gorda y acomplejada. Pero luego dijo, voy a adelgazar sesenta kilos para hacer como que nunca he estado gorda, pero al mismo tiempo me voy a lamentar mucho de lo gorda que he estado, en plan súper víctima”.

Soy una pringada criticaba la forma en que Carlota había vivido el exceso de peso: “¿A lo mejor es que eres una gorda acomplejada que tú misma piensas que por ser gorda no mereces vivir? No sé. Y ahora se las da de curvy: vivan las gordas y esas cosas... Chica, que acabas de adelgazar sesenta kilos. Te sacas fotos en bañador. ¿Ahora dices viva lo curvy? ¿Por qué no lo decías con 130 kilos? Igual era lo suyo”.

Desde entonces, hasta ahora, cada vez que salta el tema de los kilos de más en relación a Carlotiña, aparece en la memoria colectiva Soy una pringada al grito de “Gorda traicionera”. Pasa el tiempo y la presentadora no consigue librarse de un estigma que la persigue con tanta fuerza que igual acaba atrapándola.