| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Atalanta 0 - Real Madrid 1: Mendy evita el sofocón

El equipo blanco espera hasta los últimos minutos del partido en Bérgamo para ganar a una Atalanta que jugó con uno menos desde el minuto 17 del partido.

| Miguel Queipo Deportes

Mendy evitó un sofoco, porque no ganar en Bérgamo ante la Atalanta jugando casi todo el partido en superioridad, controlando absolutamente el tempo de juego y sin que Courtois tuviera que intervenir hubiera sido muy complicado de explicar. El francés, a cuatro minutos del final, convirtió en gol una de las innumerables llegadas que tuvieron los blancos y el Madrid, con el 0-1 cosechado, tiene un buen panorama para llegar a cuartos de Champions, aunque en la vuelta faltará Casemiro.

El panorama en Bérgamo pintaba a partido complicado pero Zidane debió poner todo el jardín al sol, porque floreció que dio gusto. En una jugada fronteriza, igual de fronteriza que aquella de Militao contra el Levante que supuso la expulsión del brasileño, Freuler veía la roja por derribar a Mendy. Con 73 minutos por delante, la Atalanta estaba con uno menos. Por si fuera poco, su delantero más físico, clave en el entramado de presión de Gasperini, el colombiano Duván Zapata, se tuvo que retirar lesionado muscularmente a la media hora. Sí, el Madrid tenía un cerro de lesionados viendo el partido por la tele desde la capital de España, pero Zidane usó sus flores y el jardín tomó mejor color.

El partido, con la Atalanta en inferioridad, fue un monólogo del Real Madrid. Sorprendió Zidane con Isco de inicio, pero el plan era claro: con el malagueño era más sencillo controlar el balón, dormir el ritmo frenético que acostumbra a ponerle a los partidos la escuadra bergamasca y sufrir menos en defensa. Con uno menos, la dea (diosa) italiana tenía menos dientes, y aún menos sin Zapata. Así que el monólogo fue brutal, aunque a los blancos les costó 35 minutos darse cuenta de que Gollini era el portero nerazzurri. Porque hasta ese minuto sólo Nacho, en un arranque de furia, lo había intentado. Por parte local, nada de nada.

Al Madrid le faltaba un delantero que embocara alguna. Y era cuestión de esperar a que Zidane diera entra a Mariano, el sacrificado en el once inicial. Hubo que esperar hasta casi la hora de juego, un clásico, pero el delantero catalán entró al césped. A esas alturas el Atalanta ni pasaba del centro del campo y el abuso en la posesión de los blancos era estremecedor, pero sin tino. Demasiado hacía con resistir el acoso porque Kroos y Modric controlaban a su antojo el ritmo de juego. Cortouis, habitual milagrero, podría haberse dedicado a pastorear porque no tenía trabajo.

La inoperancia ofensiva del Real Madrid, sin embargo, provocó que esa efervescencia que duró veinte minutillos, entre el final del primer acto y el principio del segundo, se evaporase. El juego del Madrid es tan previsible que dan ganas de hacer un copia y pega de crónicas de otros encuentros, porque todo es igual. Para colmo, a partir del minuto 70-75 el físico de los de blanco, pese a estar con uno más, comenzó a chirriar; los nerazzurri parecían más frescos y defendían más cómodamente. Arribas y Hugo Duro entraron para darle frescura al ataque. Asensio, que volvió a dejar pasar un tren para marcar territorio, fue sacrificado junto con Isco. Otra vez los tres de arriba cambiados antes del final, en lo que parece ser costumbre en esta ola de lesionados.

Pero increíblemente la Atalanta, cuando parecían más frescos, decidieron atrincherarse aún más en torno a su portero. Y el más insospechado, Mendy, con la derecha y desde la frontal, ajustició a la dea cuando quedaban cuatro minutos para el final del partido. Los cuartos de final parecen bastante más cerca. Y a partir de ahí, soñar es gratis.