| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Morata y Nico Williams celebran el gol de España en Braga.
Morata y Nico Williams celebran el gol de España en Braga.

Los futbolistas más jóvenes de Luis Enrique alegran la espera del Mundial

España se ha clasificado para la final four de la Nations League tras ganar a Portugal (0-1) en Braga gracias a la entrada de Pedri, Gavi, Nico Williams y el gol de Morata en el tramo final.

| Agustín Díaz Deportes

España se ha clasificado para la final four de la tercera edición de la Nations League después de ganar a Portugal (0-1) en Braga, gracias a un solitario tanto de Álvaro Morata en los últimos minutos del encuentro. 

Luis Enrique revolucionó el once titular que salió a jugar en el deficiente césped de ese precioso estadio construido en una cantera de las afueras de la ciudad portuguesa de Braga. Mantuvo, únicamente a cuatro futbolistas respecto al estrepitoso ridículo del sábado, Unai Simón, Pau Torres, Pablo Sarabia y Ferrán Torres. Cambió la defensa casi por completo acompañando al central del Villarreal Carvajal, Guillamón y Gayá, ni rastro de los tres centrocampistas del Barça para dar entrada a Rodri, Koke y Carlos Soler y decidió jugar con un nuevo de referencia, Álvaro Morata, más los citados Sarabia y Ferrán Torres en la punta del ataque.

La idea, si es que había alguna, era mantener la posesión, tocar y tocar, hasta encontrar alguna rendija en la defensa portuguesa para asestar por allí algún golpe a la portería defendida por Diogo Costa. Lo primero sí pasó, ya que los 20 minutos iniciales España controló el balón, pero de lo segundo no hubo noticia alguna en la primera parte. 

La selección aburrió, careció de imaginación y, por momentos, pareció que era al combinado español al que le valía el empate para clasificarse para la final four de la tercera edición de la Nations League. Después de superados esos primeros 20 minutos, sin ocasiones para ninguno de los dos equipos, Portugal, mejor en todo, lanzó tres o cuatro buenos ataques.

Al borde de la media hora de juego, Diogo Jota disparó colocado desde dentro del área y Unai Simón respondió con un buen desvío a córner en la que fue la ocasión más clara de toda la primera parte. Más de medio estadio de Braga cantó gol en un estupendo derechazo de Bruno Fernandes que se escapó por centímetros del palo derecho del portero del Athletic.

En realidad a Portugal le bastaba con salir rápido al contragolpe y, especialmente, con aprovechar los errores infantiles y groseros que cometió España en la salida de balón

Luis Enrique salió del vestuario tomando una decisión cuanto menos extraña. Retiró a Hugo Guillamón porque tenía una tarjeta amarilla, lógico, pero introdujo en el campo a Sergio Busquets, por lo que Rodri, el mejor mediocentro de la Premier la pasada temporada, bajó a jugar como central. Lo casi nunca visto, aunque el ex del Atlético de Madrid se adaptó perfectamente a su nueva posición según avanzaba el segundo tiempo.

Unai Simón salva el gol de Cristiano Ronaldo

Y quizá porque la defensa estaba aún adaptándose al extraño cambio, la primera jugada peligrosa de la segunda parte fue para Cristiano Ronaldo, que aprovechó un estupendo pase de Diogo Jota para penetrar en el área española y presentarse ante Unai Simón. El cancerbero español, el más destacado del equipo de Luis Enrique, se hizo grande, le tapó todos los espacios y despejó el disparo del delantero del Manchester United.  

Llegados a la hora de juego, aparecieron en el césped de Braga Pedri, Gavi y Yéremi Pino, sobre el papel, una llamada al optimismo para una selección nacional que necesitaba la victoria para medirse a Croacia, Países Bajos e Italia en la final four del próximo mes de junio. Se fueron al banquillo Koke, Soler y Sarabia, totalmente desapercibidos durante los primeros 60 minutos, o sea que todo lo que llegara mejoraría el rendimiento. 

Fue aparecer Pedri y mejorar el juego de la selección. Empeorarlo, evidentemente, era imposible, pero un par de acciones del canario del Barcelona valieron por una hora entera de partido, Seguía sin haber ocasiones, pero la selección pisó el área portuguesa y el combinado luso ya no daba tanto miedo... hasta que lo volvió a dar en un disparo de Rubén Dias que sacó Carvajal prácticamente bajo la misma línea de gol. 

En el minuto 70, sí, sí, han leído bien, en el minuto 70, llegó el primer disparo de España en todo el partido. Fue Morata, con un tiro inocente, que detuvo Diogo Costa. En la jugada posterior, Cristiano Ronaldo demostró por qué ya no es ni la mitad de lo que siempre fue. Solo, delante de Unai Simón, estuvo tan lento que Gayá le robó la cartera e impidió un gol evidente. 

Agotó Luis Enrique los cambios con la entrada de Nico Williams, en su segunda internacionalidad con España, por Ferrán Torres, tras otro encuentro insulso del delantero del Barcelona. Y lo primero que hizo el extremo del Athletic fue disparar a puerto, aunque de manera aún más inocente que anteriormente Morata. 

El que sí fue peligroso fue el segundo disparo de Álvaro Morata en todo el partido. Un buen remate del delantero del Atlético desde la frontal acabó con un fantástico despeje del portero del Oporto. El partido estaba cambiando y, por primera vez en todo el encuentro, Portugal empezó a sufrir

Gol de Álvaro Morata

España se lo creyó, con Pedri, Gavi y Nico Williams como jovencísimos estiletes y el dominio, por momentos, se convirtió en acoso. Se acababan las jugadas y el gol parecía cercano porque Portugal, con cambios incluidos, bajó su nivel de manera evidente. Tan cercano, tan cercano, que llegó en el minuto 88. Centro de Carvajal, cabezazo de Nico Williams desde dentro del área para dejar a Morata en boca de gol y tanto del delantero del Atleti. 

El gol hacía justicia a un planteamiento rácano de Portugal y a un arreón de media hora de buen juego ofensivo de una selección en las que los más jóvenes se reivindicaron de manera evidente. Aún tuvo que aparecer de nuevo Unai Simón para, al estilo de un portero de fútbol sala, detener otro disparo peligroso de Cristiano Ronaldo, que pareció protestar con esa ocasión al planteamiento cicatero de su propio entrenador.