| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

Real Madrid 5 - Celtic de Glasgow 1: del balonmano al aplastamiento

El equipo blanco certificó su pase a los octavos de final de la Champions como primero de grupo venciendo al campeón escocés y espera rival en el sorteo del lunes, jugando la vuelta en casa.

| Miguel Queipo Deportes

Al balonmano gana Courtois, que para eso no sólo lleva guantes, sino que es un portero de categoría mundial. En un partido marcado por los penaltis, dos por manos escocesas que favorecieron al Madrid, otro por derribo de Mendy a un católico glaswegian, el larguirucho guardameta belga demostró que si hay que usar las extremidades superiores hay pocos a su nivel. Así que el equipo blanco certificó su pase a los octavos de final de la Champions como primero de grupo venciendo al campeón escocés (5-1) y espera rival en el sorteo del lunes, sabiendo que jugará la vuelta en casa.

Pero fue un partido muy raro. Porque al fútbol jugó como poco igual de bien el Celtic que el Madrid, al menos mientras le duró la gasolina. El equipo de Postecoglou sale a ser protagonista, pese a sus evidentes limitaciones, y entre su presión y su magnífica elaboración es capaz de tutear a todo un campeón de Europa, en Celtic Park y en el Bernabéu. Es cierto que le falla la contundencia en las dos áreas, que es donde se define el fútbol, así que el resultado le fue adverso porque además, mentalmente, cada sopapo en el marcador fue un Everest por escalar.

El encuentro tuvo fútbol y balonmano. Balonmano porque la colegiada francesa Stephanie Frappart, la primera mujer que arbitra al Real Madrid en su historia, pitó dos manos en el área escocesa en los primeros veinte minutos: Modric y Rodrygo transformaron los dos lanzamientos. No estaban jugando bien los de Ancelotti, pero se encontraron con los dos regalos y no los desaprovecharon. Mientras, Courtois se erigía en figura blanca haciéndose grande ante sendos remates de Furuhashi y Hatate y luego despejando un penalti lanzado por Juranovic. Al balonmano, con las manos, gana él siempre. Porterazo, aunque su nombre no aparezca en ningún Paseo de las Leyendas blancas, porque no hay.

 

El Madrid también tuvo un enorme reguero de ocasiones en el primer tiempo, con Asensio en un estado de forma que hace recordar al chaval que se comía el mundo, pero Vinicius y Rodrygo anduvieron excesivamente fallones, porque si no el resultado podía haber sido mucho más abultado que ese 2-0 con el que se llegó al entreacto.

 

Y si alguien esperaba una sorpresa en el segundo tiempo, dado el buen despliegue de los de Ange Postecoglou hasta el paso por vestuarios, un muy buen gol de Asensio, un disparo cruzado que superó a Joe Hart, fue el manotazo final para tumbar al conjunto escocés, que bajó los brazos de manera notoria hasta que poco después encajó el cuarto, en el único remate potable de un Vinicius (a pase, quién si no, de Valverde) excesivamente fallón con el estoque de matar durante el encuentro.

 

Había poco que rascar ya sobre el maltrecho césped del Bernabéu. Los dos entrenadores decidieron hacer cuatro cambios por equipo en un par de minutos, que es como arriar la bandera blanca en aguas internacionales, y la desidia sobre el campo obligó a otro par de buenas manos de Courtois antes de que el cañonero mayor del reino, Fede Valverde, soltara una andanada contra la santabárbara para acabar con la insurrección escocesa, 5-0. Entonces sí, entró hasta Vallejo a jugar.

 

Al menos el fútbol le regaló al Celtic la posibilidad de celebrar un gol en el Bernabéu, en un tremendo lanzamiento de falta de Jota. Los escoceses lo celebraron como si se hubiera anunciado por megafonía una barra libre de cerveza. Lo que no sabemos es si lo hicieron por conseguir anotar en este escenario y ante este equipo, o por haber conseguido al final superar a Courtois, el pulpo belga. Quizás fuera un poco de todo. Otra vez sin la portería a cero, pero el Madrid acaba primero, mete cinco goles y no se le lesionó nadie. Eso es una misión cumplida, algo que muchos otros no han podido decir en esta fase de grupos de la Champions.