| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Jordi Alba, celebrando el gol de España.
Jordi Alba, celebrando el gol de España.

Los penaltis sonríen a España y la selección jugará las semifinales de la Euro

Unai Simón, con dos paradas en la tanda definitiva, fue el héroe del final de un partido angustioso que España tuvo que haber vencido a Suiza (1-1) antes del agónico punto de penalti.

| Agustín Díaz Deportes

La selección salió con el once que más le gusta a Luis Enrique. Y como el asturiano es el técnico y el absoluto líder de España, es así como tenía que ser. No quiso hacer experimentos en defensa y dejó al inexperto Eric García en el banquillo para dar entrada a Pau Torres, tampoco demasiado expeditivo, por cierto, y Jordi Alba fue el titular de la banda izquierda en detrimento de Gayá.

El resto, lo que ya todos sabemos de memoria: Unai Simón en portería, Azpilicueta y Laporte completando la defensa, Busquets, Pedri y Koke en el centro, con Morata, Ferrán Torres y Sarabia en la delantero. Sin noticias de Marcos Llorente y Gerard Moreno, los dos mejores jugadores españoles del año, pero esa es otra historia. 

Después de la poca fortuna que el equipo exhibió en los dos primeros partidos, donde se empató con Suecia y Polonia, era momento de que la suerte sonriera a la selección. Y así fue. Corría el minuto 8, cuando a la salida de un córner mal despejado por los suizos, Jordi Alba soltó un disparo desde fuera del área que, cómodamente, habría parado el meta Sommer, de no ser porque Zacharia, el sustituto del insustituible Xhaka, desvió el balón al fondo de las mallas. 

 


Hasta ese momento no había pasado nada y España ya estaba más cerca de las semifinales de la Eurocopa. Tampoco, ciertamente, sucedió demasiado en el resto de una primera parte bastante aburrida

Fueron los primeros 45 minutos menos productivos de la selección nacional en lo que va de Eurocopa. Y, básicamente, porque Suiza enseñó al mundo cómo se desactiva a España: tapando a Busquets. Lo hizo Shaqiri y lo hizo muy bien. La fortaleza táctica suiza fue, de lejos, lo más sobresaliente de esta primera parte del partido. 

Y prácticamente no hubo ocasiones en toda la primera parte, ni de una parte ni por otra, aunque los acercamientos suizos, que acumuló cuatro córners peligrosos, dejaban en evidencia la laxitud evidente de la defensa hispana. Y eso que Embolo, el fortísimo delantero helvético, dejó, lesionado, el campo en el minuto 20. Era partido de 0-0, pero España, para variar, iba ganando. 

También tuvo que ver en la espesura del partido que Pablo Sarabia, uno de los mejores jugadores en lo que va de Eurocopa, jugó prácticamente lesionado. Por eso, en el comienzo de la segunda parte, apareció Dani Olmo, que lo primero que hizo fue un disparo a puerto. Y lo segundo, un buen centro al área que cabeceó fuera Koke.

Había algo más de movilidad en ataque, pero faltaba algo. Y por eso, Luis Enrique puso a calentar nada más comenzar la segunda parte a Gerard Moreno, que afrontaba más de 35 minutos en sustitución de Morata, sin mucho brillo durante los primeros 55. 

Pero Suiza seguía dando sustos. Dominaba por completo el juego parado y los saques de esquina eran auténticas pesadillas. Por ejemplo, uno rematado por Zacharia, que pasó al ladito del poste izquierdo de Unai Simón, que hizo la estatua, y que cortó la respiración a millones de españoles. 

La blandura defensiva suiza, endémica en todo el campeonato, empezaba a ser desesperante. Zuber, en el 64, estuvo a punto de marcar, pero lo impidió Unai Simón, pero el encuentro seguía siendo trabadísimo, aburrido, espeso... pero iba ganando España. Y eso seguía siendo lo más importante.


La defensa española, una verbena 

Y la mujer barbuda hizo de las suyas y el cántaro se rompió. Laporte cortó un pase suizo dentro del área, el balón tropezó en Pau Torres y dejó el balón en franquía para que Shaqiri, el centrocampista eternamente suplente en el Liverpool, marcó el gol del empate. Fue una jugada de mala suerte que, a una defensa bien plantada, muy probablemente nunca le hubiera sucedido. 

 


La suerte volvió a sonreír a España cuando en el minuto 77 Freuler, el mediocentro suizo fue expulsado con roja directa. La entrada sobre Gerard Moreno fue muy dura y el inglés Michael Oliver no tuvo ninguna duda, aunque nada hubiera sucedido si la jugada hubiera acabado con tarjeta amarilla. La selección afrontaba el último cuarto de hora con un jugador más, pero, como se podría prever, no se notó demasiado. No era el día de España y tampoco en superioridad numérica. 

 


En todo caso, la energía de los suizos se fue acabando y Petkovic, su seleccionador, retiró a sus jugadores más ofensivos. España atacaba, pero seguía perdiendo balones ridículos en el centro del campo, que ponían en peligro incluso la prórroga. Con uno más, España continuaba sin crear ocasiones de gol claras. No apostaba decididamente por el tiempo extra, pero tampoco le molestaba que tendría 30 minutos más para explotar su superioridad. Al partido le quedaban 4 minutos de prolongación. La prórroga tocaba a la puerta. Y con Marcos Llorente, que jugó en el medio del campo en sustitución de un ofuscado Koke. 

Empezó la prórroga y España estaba a un solo gol de clasificarse para las semifinales de la Eurocopa. Y con un jugador más. El plan perfecto. Nunca imaginado ni en el mejor sueño del hincha español más optimista. 

Para ganar, Luis Enrique tiró de Oyarzábal en sustitución de Ferrán Torres. Y la primera ocasión de la prórroga llegó muy pronto con un disparo de Gerard Moreno que se escapó por centímetros de la portería de Sommer. El partido había cambiado porque Suiza, agotada y con uno menos, ya no salía de su propia área. Iba a ser un ejercicio de muchísima paciencia.

La siguiente fue un buen disparo de Jordi Alba, parecido al gol, que el guardameta helvético envió a saque de esquina. Y, justo después, un lanzamiento de Dani Olmo, que tropezó en Gerard Moreno. Y así, una tras otra, pero no llegaba el gol, aunque parecía que era solo cuestión de tiempo. En el 100 llegó la más clara del partido, una ocasión del delantero del Villarreal que parecía imposible de fallar. Solo ante Sommer, dirigió su disparo a la cara del guardameta. Increíble. Si llega a ser Morata, llenaría páginas de periódico. 


Sommer, el héroe suizo 

Y así, el cancerbero helvético se convirtió en el héroe de su país. Porque el paradón que se sacó al fenomenal disparo de Oyarzábal fue de campeonato. El balón tampoco entró y la angustia siguió. Quedaban otros 15 minutos. Los últimos. 

Marcos Llorente y Dani Olmo fueron los primeros en intentarlo en la segunda parte de la prórroga, pero todo acabó igual, en las manos del héroe suizo. Los penaltis se aproximaban y Luis Enrique tiró de emergencia, con Thiago por Pau Torres. Toda la carne en el asador y toda la cera ardiendo.  Los suizos, con una exhibición defensiva espectacular. Y llegó el minuto 116, el del gol de Iniesta en Sudáfrica, pero tampoco fue el elegido. Lo que no debía suceder, sucedió. Y el partido, que nunca debió acabar así, terminó con penaltis

Y la tanda comenzó mal. Busquets empezó fallando, estrellando el balón en el palo cuando había engañado por completo a Sommer. Gavranovic inauguró el marcador suizo. Dani Olmo, imparable, consiguió un golazo. Schar, ex del Dépor, falló porque Unai Simón detuvo y el marcador se igualó. Sommer paró el penalti de Rodri y Suiza volvía a estar en ventaja en espera de un milagro del portero del Athletic. Pero nadie quería meter penaltis y el vasco detuvo el de Akanji. Con tres lanzamientos cada uno, 1-1 en el marcador. 

Gerard Moreno adelantó por primera vez a España en el cuarto y Vargas lo mandó al quinto anfiteatro. La suerte de España estaba en los pies de Oyarzábal. Si marcaba, se acababa el partido y España estaría en semifinales. Y el delantero de la Real Sociedad no falló y la selección estará en Londres. Al final, se hizo justicia.