| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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BETIS 0 - 0 REAL MADRID: El Madrid se achicharra en la parrilla de Heliópolis

Otro empate, otros dos puntos que se deja por el camino. El Real Madrid no pasó del empate (0-0) ante el Betis en Heliópolis, en un partido que fue un incendio, por ambiente y por ritmo.

| Miguel Queipo de Llano Deportes

Otro empate, otros dos puntos que se deja por el camino. El Real Madrid no pasó del empate (0-0) ante el Betis en Heliópolis, en un partido que fue un incendio, por ambiente y por ritmo, donde nadie controló el partido, jugado a tumba abierta. Al Madrid le faltó serenidad y pausa para hacerle daño a su rival, que supo jugar muy bien sus cartas. Los de Ancelotti están ya a nueve puntos del liderato, y ya es marzo.

El Real Madrid se ha acostumbrado a vivir dentro de una parrilla que partido tras partido enciende Vinicius, unos días con razón y otras, no tanta. En Heliópolis no iba a ser una excepción que el equipo de Ancelotti jugara con fuego. Con varios cambios en su once, el vigente campeón de Liga planteó un partido de ida y vuelta, de transiciones vertiginosas, y eso no parece lo que mejor se adapta a las características generales de su plantilla.

Algunos han dado en llamar a ese estilo de juego el 'Viniciusistema', aunque Tchouameni, Camavinga y Rodrygo fueron los que mejor se amoldaron a tener que jugar al galope tanto en ataque como en defensa, sin pausa, al estilo de los patios de colegio pero sin poderlo decir demasiado alto. El Madrid se encontró con tres cosas en el minuto once: con una falta en la frontal provocada por Rodry, con un gol de Benzema en el lanzamiento y con un VAR que vio una mano de Rudiger que impactó con el balón en la barrera. Soto Grado anuló el tanto y las primeras ascuas comenzaron a prender en el fondo de la parrilla.

El Betis poco a poco se fue creciendo, con las arrancadas de Ruibal, la clase de Rodri, las llegadas de Miranda y la brega de Borja Iglesias. Courtois tuvo que emplearse a fondo en un remate de Ayozé Pérez, el partido se igualaba, la grada comenzaba a jugar porque cuando la olla a presión silba es imposible abstraerse de su sonido y Vinicius, con un par de exageraciones, echaba más leña al fuego.

El primer tiempo acabó al rojo vivo, y así comenzó el segundo acto. El partido era un ida y vuelta tremendo, de poca precisión pero una intensidad inusitadas, uno se cansaba sólo de mirar el despliegue físico. Courtois tuvo que intervenir para sacar un remate de Borja Iglesias, mientras que Claudio Bravo hacía lo propio tras un chut de Benzema. La mejor ocasión sin embargo fue de Rodrygo, el Niño Maravilla, quien remató alto tras una arrancada made in Valverde.

Cambios extraños.

El partido, a esas alturas, pareció que se le iba al Madrid, descuajaringado por un rato en cuanto Ancelotti decidió perder definitivamente el centro del campo retirando a Tchouameni y Camavinga, dos tipos que cuando el partido es descontrolado son trascendentales. Ceballos, recibido por el beticismo con una sensacional pitada, de repente comenzó a crecer. Y con él, el Madrid. Fue el fuelle para los blancos. El utrerano perdió el 0-1 al tratar de ajustar demasiado una centro de Carvajal, pero los de Ancelotti estaban mucho mejor y sólo un superlativo Rodri, un chavalín canterano bético, mantenía a su equipo sin achicharrarse.

A esas alturas, Vinicius estaba tan agotado que parecía intrascendente. El Madrid seguía intentando percutir, con el Betis deshecho. Pero la entrada de Guardado en el Betis provocó que todo volviera a igualarse, otra vez un partido arriba y abajo. Luiz Henrique, en el tramo final en el que participó, fue un demonio. Y el Madrid sufrió hasta amarrar el empate. Un empate que no sirve para nada a los blancos, salvo para achicharrarse.