| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Así quedaron los coches de Hamilton y Verstappen tras el choque entre ambos.
Así quedaron los coches de Hamilton y Verstappen tras el choque entre ambos.

Ricciardo sonríe en la cruenta guerra Hamilton-Verstappen

La lucha entre el británico y el neerlandés se saldó en Monza con una espeluznante accidente que acabó con ambos retirados y con Ricciardo, Norris y Bottas acaparando el podio.

| Miguel Queipo Deportes

Es la guerra, por si alguien tenía dudas. A falta de ocho Grandes Premios para acabar la temporada, Lewis Hamilton y Max Verstappen no van a ceder ni un milímetro sobre el asfalto en su afán por proclamarse campeones del mundo. Y en Monza soltaron la segunda bomba, tras la que tuvo lugar en Silverstone.

Era la vuelta 26, el británico salía de su paso por boxes emparejado con el holandés, tras dos malas paradas de ambos. No había un milímetro de distancia entre ambos a la entrada de la primera chicane, la variante del Rattifilo, y es una afirmación literal: los dos conductores no cedieron en su afán por ganar la posición, el Red Bull de Max saltó sobre una salchicha y aterrizó sobre los pontones del Mercedes de Lewis, con los dos coches sobre la grava.

Seis de uno y media docena de otro, que diría Michael Robinson. Daniel Ricciardo aprovechó el guirigay para ganar la carrera e iluminar con su inmensa sonrisa el primer triunfo de un McLaren en una prueba del Mundial desde Brasil 2012. Su compañero Norris fue segundo y Bottas, aprovechando una sanción a Pérez, se encaramó al tercer escalón del podio.

 


Pero el accidente entre Hamilton y Verstappen pasará a la historia. La Fórmula 1 no será un deporte divertido para muchos, pero su capacidad para dejar imágenes icónicas es evidente. El Red Bull sentado sobre el Mercedes en la salida de la curva uno es ya historia del motorsport. Todo aconteció en el momento crucial de la carrera.

Hamilton fue el único top10 de la parrilla en salir con duros, lo que le daba una ventaja competitiva en los cambios de gomas. Ricciardo además ayudaba, porque adelantó a Verstappen en la salida y frenó el ritmo de carrera. Hamilton se mantenía cómodo cuarto, tras Norris. Y llegó el momento del paso por boxes.

Ricciardo se detuvo el primero, intentando evitar un undercut. Y luego paró Verstappen: once interminables segundos, lo que normalmente tarda Red Bull en hacer ¡cinco! sustituciones de neumáticos. Hamilton olió sangre. Sacó el martillo (¡hammertime!) adelantó a Norris y se tiró a boxes para salir por delante de Verstappen con neumático más blando, la carrera era suya. Pero los dos son carreristas y pasó lo inevitable.

Quien mejor lo definió fue Ayrton Senna, en aquella entrevista con Jackie Stewart en Adelaida 1990. “Ser un piloto de carreras significa que estás compitiendo contra otros, y si en algún momento dejas de entrar por un hueco que existe, dejas de ser piloto de carreras. Porque estamos compitiendo, competimos para ganar”.


Sainz
, que tuvo un golpe con Giovinazzi en la primera vuelta y se vio lastrado por los problemas de ritmo de su Ferrari, acabó sexto, mientras que Alonso volvió a hacer su particular milagro llevando al Alpine a la octava posición, que podría ser la séptima porque Stroll tiene una investigación pendiente.

Próxima parada, Sochi (Rusia) dentro de dos semanas. Tiempo suficiente para que la guerra Verstappen-Hamilton se enfríe y para que Ricciardo disfrute de su victoria. Lástima que apenas le hayan dejado ser protagonista en un día tan importante para él y para su escudería.