| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Real Madrid 2 - Cádiz 1: Militao contra la kryptonita

El equipo de Ancelotti se marcha con victoria al parón, pero las sensaciones siguen siendo muy malas. Los goles de Militao y Kroos sirvieron para derrotar a un Cádiz que no se fue del choque

| Miguel Queipo Deportes

Tuvo que emerger Militao, como hizo en Vallecas aunque allí sin resultado, para ejercer de antídoto contra la kryptonita y darle un bidón de Tranquimazín a un Real Madrid que vive de infarto en infarto debido al ataque de nervios perpetuo en el que vive un Vinicius que es incapaz de abstraerse de las provocaciones de los rivales. El equipo de Ancelotti se marcha con victoria al parón mundialista, pero las sensaciones siguen siendo muy malas. Los goles de Militao y Kroos sirvieron para derrotar a un Cádiz que no se fue del partido en ningún momento.

Es absolutamente incuestionable que todos los equipos, todos, han descubierto la kryptonita que desactiva al Real Madrid. De ser un equipo apolíneo, de six pack definido, caracolillo sobre la frente y guapura en las hechuras, a un manojo de nervios con más tembleque que el feo de los hermanos Calatrava. Podrán callarlo, disimularlo amparándolo en la ineficacia del VAR y el pasotismo de los colegiados por jugar con una red que es todo agujero, pero que esa kryptonita existe y convierte a Christoper Reeve en Danny de Vito es un hecho.

Esa kryptonita se llama Vinicius. Desde el partido del Metropolitano y la estúpida polémica acaecida antes del derbi madrileño, el orbe futbolístico se ha dado cuenta de que si sacas de quicio al brasileño, éste desaparece y arrastra a su equipo. Y no es complicado: Vini Junior es como una botella de cocacola, en cuanto le meten dos meneos se le escapa el gas y ya no sufla. A los cincuenta y cinco segundos del partido ante el Cádiz, Iván Alejo ya le había metido un meneo. El habitual de todos los partidos, para calibrar dónde pondrá el listón el colegiado.

Pero es que además la primera tarascada que se lleva Vinicius en cada encuentro sirve para sacarle del partido, y el Madrid juega con diez. El brasileño, ya lo hemos comentado en anteriores ocasiones, se ha convertido en el hermano histriónico de Neymar ahora que están tan unidos. Y eso termina por arrastrar a todo el equipo. Sobre todo, porque el Madrid será campeón de Liga y Champions, pero adolece de jugadores de carácter, de capitanes sobre el campo, tras la marcha de Ramos y Casemiro.

No sólo es que no haya nadie que enchanche a sus compañeros para hacerle corrillo al árbitro cada vez que Vini es derribado, para meter presión. Es que tampoco hay nadie que agarre al brasileño de la pechera, en un entrenamiento, y le diga que ya está bien de hacer el tonto, que esto es el Madrid y si te pegan, te levantas y sigues, que hay que ganar.

Todo el primer tiempo ante el Cádiz fue igual: los amarillos calibraron al árbitro, vieron que el listón estaba arriba, sacaron de quicio a Vinicius (y lo intentaron con Rodrygo, con suerte desigual) y se dedicaron a tratar de sobrevivir. Lo que sucede cuando enfangas un partido es que normalmente el rival, si cae en la trampa, se pone a soltar mandobles. Así que hubo dos jugadas de mérito en todo el primer acto: un larguero tras disparo desde su casa del Pacha Espino, a los doce minutos, y el gol de Militao, en un error tirando el fuera de juego de Fali cuando los equipos estaban a punto de usar armas nucleares.

Mientras DAZN, que televisaba el partido, escamoteaba a los espectadores de su canal (inciso: canal de pago) una imagen de una posible agresión de Fali a Rodrygo («se la ofreceremos en el programa post partido», decían. ¿Qué será lo próximo, cortar cada vez que haya jugadas peligrosas no sea que haya gol, ya nos lo darán en el resumen?), Toni Kroos marcó un golazo, empalmando con el empeine exterior desde fuera del área un rebote, para darle la calma necesaria a un equipo blanco que llevaba siendo un manojo de nervios desde hace un mes y que necesita una valeriana (la infusión, no una señora con ese nombre) para relajarse, porque se soltó con el 2-0 tanto como para que Modric fallara la ocasión más clara de su carrera y luego volvió a vivir necesitando tratamiento psiquiátrico cuando Lucas Pérez recogió un rebote de Courtois (temporada más que mediocre de momento la del portero belga) para hacer el 2-1. Incluso el Pacha Espino pudo hacer el 2-2 en la prolongación, con el Madrid más atacado que la nave de Star Trek.

El parón mundialista debería servir para ello, y también para que Ancelotti aproveche que no acudirán al Mundial un puñado de jugadores con peso en el vestuario (Kroos, Alaba, Nacho, Lucas…) para empezar a buscar el antídoto contra la kryptonita: defensores del grupo y correctores de conductas.