| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Tanaka celebra el segundo gol de Japón frente a España.
Tanaka celebra el segundo gol de Japón frente a España.

España va por el camino "fácil" gracias a Alemania y tras perder ante Japón

La selección estuvo cinco minutos fuera del Mundial después de un ridículo lamentable, pero el equipo de Luis Enrique jugará en octavos de final frente a Marruecos el próximo martes.

| Agustín Díaz Deportes

España perdió ante Japón (1-2) después de una segunda parte lamentable, pero consiguió el objetivo de avanzar a octavos de final como segundos de grupo por detrás de la selección nipona. Ahora espera Marruecos el próximo martes en un cruce en el que habrá que mejorar muchísimo para seguir adelante. 

Luis Enrique dio descanso, pero menos de los esperados. Arriesgó manteniendo a Busquets en el centro del campo, a una sola tarjeta de perderse el siguiente partido, y alineó de inicio a Rodri y Gavi, que no se entrenaron en los últimos días. Apostó por Morata en la punta del ataque, dio descanso a Laporte en el centro de la zaga, donde alineó a Pau Torres e introdujo juventud y desparpajo con Nico Williams y Balde

Y el encuentro comenzó bien para la selección. Se preveía monólogo y así fue, con once japoneses defendiendo y España tocando y tocando, pero con verticalidad. Después de una primera ocasión de Morata, fue el propio delantero del Atlético de Madrid el que inauguró el marcador. Buen cabezazo para rematar un caramelito entregado por Azpilicueta con un gran centro desde la derecha. Morata, tan discutido, lleva 30 goles en 60 partidos, algo solo conseguido por un tal Zarra en toda la historia de la selección. 

 

El tanto español llegó en el minuto 11 y desde ese momento hasta el final del primer tiempo no sucedió casi nada. El dominio de la selección era tan insultante como aburrido y solo fue posible salir de la siesta con tres tarascadas fuertes de los japoneses y un par de errores absurdos de Unai Simón a la hora de sacar la pelota. 

Despistes de Busquets y desidia incomprensible de Pedri

Fueron muy preocupantes los despistes de Busquets y la increíble desidia de un Pedri absolutamente desconocido, incapaz de seguir a los japoneses en los escasísimos ataques que protagonizaron. En la banda, Luis Enrique se desgañitaba intentando arreglar los desperfectos de una caraja que solo hacía que presagiar la pesadilla del comienzo de la segunda parte. 

Japón hizo exactamente lo mismo que en el partido ante Alemania. Sufrir en la primera parte, mucho más que ante España, y salir como una bala en la segunda parte. Y así fue. Luis Enrique solo cambió a Carvajal por un lesionado Azpilicueta y en un par de sopapos, Japón, por increíble que pueda parecer, se puso por delante. 

 

En el minuto 47, Unai Simón sacó un balón solo regular para Balde y en el remate posterior del japonés Doan, el portero del Athletic Club, que pudo hacer bastante más, solo fue capaz de rechazar un balón que se fue para dentro. Y, todavía incrédulos por lo que acababa de suceder, llegó el segundo gol nipón.

Un balón que estuvo a punto de superar la línea de fondo terminó en un centro que remató en el área pequeña Tanaka. Ninguna imagen demostró que el balón había salido en su totalidad, pero tampoco lo contrario. 

 

A todo esto, Costa Rica empataba con Alemania, por lo que España estaba a un solo gol de salir del Mundial. Comenzaba la pesadilla

Cambios extrañísimos de Luis Enrique 

Luis Enrique reaccionó sacando a Marco Asensio y a Ferrán Torres en sustitución de Morata y de Nico Williams. El susto era tremendo. España sesteó en la primera parte y lo pagó carísimo. Se aburrió durante 45 minutos y estaba siendo superado por un equipo que parecía otro. Porque Japón seguía atacando, igual que hicieron ante Alemania, y nadie sabía si estaba más cercano el empate español o una mayor victoria oriental. Ver para creerlo. España había propuesto un amistoso en la primera parte y ahora, con dos goles encajados en menos de dos minutos, regresaron todos los fantasmas imaginables. Y de los otros. 

Pasaban los minutos, España perdía y, lo que es peor, no merodeaba la portería japonesa. Pedri parecía muerto, pero Luis Enrique parecía no verlo y España cerró el cupo de cambios con Jordi Alba por Balde y Ansu Fati, que así debutaba en el Mundial, por Gavi. Bastante incomprensible todo. Con un ojo en el fracaso propio y con el otro en el estrambótico empate que mantenían Costa Rica y Alemania, pese a los tres palos consecutivos de los germanos. 

Más pendientes de Alemania que del partido

En esto que marcó Costa Rica, por lo que España estaba fuera del Mundial. Japón pudo sentenciar a la contra. Lo peor que podía pasar había pasado. Lo increíble estaba sucediendo. El fútbol, por muy frustrante para España que pudiera parecer, es así de maravilloso. El único deporte en el que algo similar puede suceder. Chequearon en el VAR el gol de Costa Rica, pero lo dieron por válido. España necesitaba un gol y tenía 20 minutos por delante. Por fortuna, Alemania insistía en echarnos una mano y Havertz empataba el encuentro por lo que España volvía a estar en el Mundial. Una montaña rusa de emociones, bastante insoportable, por cierto. 

Al menos, España logró embotellar a la selección nipona en su área, pero, entre otras cosas, ya no estaba Morata en el campo. Otro error evidente en la extrañísima dirección técnica de Luis Enrique desde el banquillo. Mucho pase inocente y nula capacidad ofensiva. Muy preocupante fuera cual fuera el futuro de España en el Mundial. 

Las únicas buenas noticias llegaban del Alemania-Costa Rica, porque Havertz volvió a marcar y dejaba mucho más tranquila a una España que estaba perdiendo toda la confianza ganada durante toda la más que notable trayectoria de Luis Enrique en el banquillo español.

Con Busquets muerto y sus compañeros presos de los nervios, únicamente Rodri parecía tener algo de vigor, tanto en defensa como en ataque. Por increíble que pudiera parecer, se daba la circunstancia de "poder" elegir, o ser segundos de grupo y buscar un camino más sencillo, o empatar y enfrentarse a rivales en teoría más complicados. Pero es que con lo demostrado ante Japón cualquier equipo echaría fuera a una selección española ridícula y absolutamente desconocida. No pasó mucho más y una España tristísima se clasifica para octavos como segundo de grupo.