| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La Vuelta renueva su idilio con la montaña pero hace hueco a los sprinters

Hasta 6 etapas podrían decidirse al sprint, botín más que suculento para animar a las estrellas de la especialidad a pasar el mes de agosto en territorio español.

| El Tío del Mazo Deportes

La Vuelta Ciclista a España presentó hoy su edición número 76, que recorrerá gran parte de la península ibérica para unir dos de las catedrales más bellas de nuestro país. Saldrá el 14 de agosto del interior del templo de Burgos, que cumple su VIII centenario, para terminar el 5 de septiembre en la de Santiago de Compostela, que celebra su Año Xacobeo.

Por el camino, puertos de siempre como los Lagos de Covadonga y debutantes como el Gamoniteiru, pero también hueco para los sprinters, que en los últimos años no querían ni oír hablar de una carrera que no les despertaba sino infortunios y escasas posibilidades de éxito. Hasta 6 etapas podrían decidirse al sprint, botín más que suculento para animar a las estrellas de la especialidad a pasar el mes de agosto en territorio español.

Es quizás la variación más notable en una fórmula, la de la Vuelta, que sigue instalada en su modelo de los últimos años: muchos finales en altos y etapa reina en el Principado de Asturias. Aunque este año recorre gran parte del territorio español, es la etapa con final en Gamoniteiro la que ha encandilado a todos los aficionados al ciclismo.

Una etapa con más de 5.000 metros de desnivel acumulado que ascenderá previamente el Puertu de San Llarienzu (1ª), el Alto de la Cobertoria (1ª) y el Cordal (2ª) para acabar en la gran estrella de La Vuelta. 15 kilómetros de subida constante con rampas en torno al 12% que no ofrecen descansos.


Dicen quienes la conocen que su dureza es similar a la del Angliru o el Mortirolo, con rampas quizás menos pronunciadas pero mucho más constantes, que pueden convertirse en un auténtico festín para el Tío del Mazo, ávido de víctimas a estas alturas de la carrera.

Su brillo es tal que ha eclipsado al gigante de la etapa anterior, los Lagos de Covadonga, que tan bellas páginas ha escrito para la historia de este deporte. Y eso que este año se acompaña de una doble subida a una cota inédita, el Alto de Llomena, con ocho kilómetros de longitud y rampas que alcanzan el 14%.


Antes de Asturias

Está claro que la Vuelta se definirá en territorio asturiano, pero ¿qué podemos encontrarnos antes de llegar al norte?

La historia empezará a escribirse el tercer día, con la llegada al Picón Blanco, una cima que ha popularizado la Vuelta a Burgos y en la que han vencido corredores de la talla de Landa y Evenepoel. Tras un final en alto en Cullera que en realidad es una rampa, se subirá el Balcón de Alicante y otra de las estrellas de la ronda, el almeriense Puerto de Velefique, de categoría especial.

A este periplo por levante y el sur les seguirán etapas muy duras, como las diseñadas en Extremadura y en Gredos. Allí se subirá el Alto de Villuercas y un exigente trazado en Gredos que no acaba en alto, sino en El Barraco, el pueblo que vio brillar a Chaba Jiménez y a Carlos Sastre.

De allí al norte para, tras el periplo asturiano, afrontar una etapa-trampa en tierras de Óscar Pereiro y una crono final de 33,7 kilómetros en el destino final de todo peregrino que se precie de serlo, la catedral de Santiago de Compostela.

En total, 45 puertos de montaña repartidos entre seis etapas llanas, siete de montaña, cuatro  de media montaña, dos cronos y dos días de descanso. Un recorrido más equilibrado, con etapas más largas y atractivo para todo tipo de corredores.

No en vano, se espera la presencia del actual campeón del Tour, Tadej Pogacar, y las que quizás sean las últimas pedaladas de Alejandro Valverde, un genio único e irrepetible, que cuenta en su haber con 127 victorias como profesional y que siempre se crece en casa. Razones más que suficientes para, si el bicho nos deja, acercarnos a las carreteras para disfrutar de una Vuelta que sigue enamorada de la montaña pero que también hace ojitos a los sprinters.