| 04 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Verstappen, bicampeón del mundo en un día nefasto para la F1

Fue una carrera emborronada por los problemas de organización y reglamento de este deporte, que vivió otro día nefasto y volvió de dejarse un jirón inmenso de credibilidad.

| Miguel Queipo Deportes

Ganó Verstappen bajo la lluvia de Japón, en un paseo militar del holandés en las faldas de la noria del circuito de Suzuka, y conquistó su segundo título mundial de F1. Pero fue una carrera emborronada por los problemas de organización y reglamento de este deporte, que vivió otro día nefasto y volvió de dejarse un jirón inmenso de credibilidad: todo lo que gana a través de series de ficción en plataformas de streaming lo acaba perdiendo por procedimientos y decisiones insostenibles.

Verstappen ganó la carrera y no celebró ni el triunfo en Suzuka, se pensaba que quedaba otra vuelta hasta que le avisaron un par de curvas después, ni el título. Ya les avisamos en carreras pasadas que todo estaba encaminado (y teatralizado), y me juego el bigote a que guionizado para el próximo Drive to Survive para que Verstappen ganara en Japón. Se lo puso en bandeja una sanción a Leclerc, que ganó ventaja en la última curva de la última vuelta ante Checo Pérez. Otras veces tardan dos horas en resolver, aquí no fueron ni diez segundos. Todo por la pasta.

Así que ganó Verstappen, por delante de Checo (doblete de Red Bull) y Leclerc, con Alonso haciendo un carrerón para acabar séptimo, a milésimas de Vettel y tras una parada extra, y con Sainz abandonando en la primera media vuelta.

Un prólogo sonrojante en Japón

La tragicomedia de cómo se dio el campeonato del mundo tuvo además un prólogo sonrojante. El Gran Premio se vio empañado por la lluvia, por la pésima gestión de la organización, de Liberty Media (propietarios de la Fórmula 1) y de la FIA, la Federación Internacional de Automovilismo. Como se sabía desde hace días, llovió. Y el reglamento técnico de estos monoplazas, incluyendo el de neumáticos, impide que puedan rodar en agua con un mínimo de seguridad: neumáticos muy anchos que provocan tal estela que no se ve nada, gomas de lluvia extrema preparados para desalojar aún más agua… y miedo, mucho miedo, a que pase algo y alguien critique.

 

Así que casi pasa lo que sucedió en Spa 2021: que se anula la carrera. La diferencia es que esta vez se salió en condiciones normales, pero en la curva 12 Carlos Sainz hizo aquaplaning, estampando su Ferrari contra las protecciones y teniendo que abandonar, y se desató el caos. Primero, la organización metió una grúa en pista con los coches aún circulando, algo que con el precedente de Jules Bianchi en esta misma pista, el último accidente mortal de la F1, desató la ira de los pilotos. Segundo, porque dirección de carrera decretó bandera roja, suspendiendo la carrera durante dos horas interminables. En vez de rodar y secar la pista, exigiendo neumáticos de lluvia extrema (todos iban con intermedios), mejor hurtar la carrera a la afición.

 

Una afición que llenaba la grada, que no se movió pese al aguacero y la falta de acción. Los japoneses son de otra pasta. Así que no quedó más remedio que darles carrera, fuera como fuera. Cincuenta minutos de prueba, casi como una sprint race. Luego, el paseo de Verstappen, su triunfo en la carrera, el error de Leclerc, el doblete de Red Bull y el campeonato mundial de Honda en Japón. Que corra el sake, que os abonéis a las plataformas de streaming, pero el deporte, ay, se desangra.