| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Espanyol 0 – Real Madrid 1: Benzelicioso

El Real Madrid ha dado un paso clave de cara al campeonato al hacer bueno el tropiezo del Barcelona en Balaídos. El equipo blanco ganó gracias a una genialidad de Benzema.

| Redacción deportes Deportes

Transcurría el minuto 45 en el RCDE Stadium, con el silbatazo para el descanso amenazando en el ambiente. Y de repente, cuando ya nadie lo esperaba, Karim Benzema convirtió ese instante en un fogonazo indeleble para todos los que lo vieron. Lástima que sólo unos pocos pudieron apreciarlo en directo, otros muchos más por la televisión. El francés se sacó de la manga una asistencia maravillosa de tacón con caño incluido y un efecto endiablado al expreso Casemiro que el brasileño metió en la jaula. Fue una Benzelicia, una de esas perlas extraterrestres que Benzema deja de cuando en cuando y que le hacen un jugador impredecible, pero en este caso fue elevada a la enésima potencia. El Madrid ganó al Espanyol (0-1) y pone pies en polvorosa en el liderato, +2.

Como le sucediera a él en Riazor ante el Depor, con aquella asistencia inenarrable de Guti al propio Karim, el gol será ya, para siempre, el del taconazo de Benzema. Porque, ¿qué más da quien metió el gol? Fue una jugada hipnótica, para el recuerdo histórico de LaLiga. Un gol que no fue un gol sino una asistencia, pero que vale tanto como un gol.

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Con ese gol, el Madrid se adelantó en el marcador ante un Espanyol que le puso enfrente un partido pestoso, pesado, de esos en los que el Madrid muchas veces se encuentra tan incómodo que acaba abandonando toda esperanza de que pase algo. La varita de Benzema, tal vez se la escondieron en la escayola cuando se lesionó aquel dedo en enero de 2019, puso la magia y el Madrid es más líder, dos de ventaja sobre el Barcelona.

¿Qué contar cuando sobre el césped ha tenido lugar una maravilla y se ha podido ver?

Con la maravilla de Benzema, con esa delicatessen, el resto del partido pasa a un indefectible segundo plano. O tercero. ¿Qué contar cuando sobre el césped ha tenido lugar una maravilla y se ha podido ver? El Espanyol le puso una cierta dosis de sobreexcitación al partido durante el primer tiempo y en alguna contra, mal concluida por Embarba y Wu Lei, puso en apuros a un líder que desestimó las bandas y que volvió a contar con un Hazard que no es ni la sombra de lo prometido cuando llegó en loor de multitudes hace ya un año.

El Madrid fue orden y Casemiro (quien casi marcó el gol de Pelé en una jugada aislada) hasta el truco de prestidigitador de Benzema. Nada por aquí, nada por allá, zas. Que los partidos sean de tono monocolor y de ritmo cansino favorecen al equipo blanco, que no pierde el orden y que consigue así que Courtois no pase apuros. Y con esperar a que alguien aparezca con el conejo en la chistera, y lleva un carromato de magos a cada función, la cosa está hecha.

Fortaleza y tensión defensiva

Si la primera parte fue bastante espesa, la segunda no varió un ápice el guión. Muy cansino el ritmo del Madrid, excesivamente abusón en las circulaciones, y el Espanyol que iba perdiendo las fuerzas en cada carrera. Todas esas fuerzas que perdían los pericos las tenían los madridistas para correr hacia atrás, y eso que Zidane sólo hizo dos de los cinco cambios permitidos: son absolutamente encomiables la fortaleza y la tensión defensiva del equipo, hasta antes de esta temporada poco menos que un papel film y ahora la cámara acorazada del Banco Nacional Suizo. El Madrid no crea oportunidades, cierto, pero es que tampoco permite ninguna alegría en su área. Nada por aquí, nada por allá. Hasta que aparece Karim y se marca otra jugada Benzeliciosa.