| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Hamilton y Alonso, en el incidente que se produjo en la primera vuelta.
Hamilton y Alonso, en el incidente que se produjo en la primera vuelta.

Red Bull tiene alas y Sainz, otro podio

El Gran Premio de Bélgica se desarrolló sobre el guion previsto, con Verstappen dominando pese a salir atrás en la parrilla y con Sainz y Fernando Alonso entre los cinco primeros.

| Miguel Queipo Deportes

Dice la publicidad que Red Bull te da alas. Y si te las da es porque las tiene. Los monoplazas energéticos juegan en otra liga en esta Fórmula 1 del renacido efecto suelo. No son bólidos, son aviones. Nadie, absolutamente nadie, puede igualar las demoledoras prestaciones de los proyectiles con sede en Milton Keynes. En el fabuloso circuito de Spa, Verstappen ganó sin despeinarse el GP de Bélgica, y eso que partía décimo cuarto por las penalizaciones; segundo fue su compañero Checo Pérez; y Sainz acabó tercero, séptimo podio del curso para el madrileño, con una Ferrari que ofrece claros síntomas de agotamiento y que comienza a verse acosada por Mercedes. Alonso acabó quinto, por delante de un penalizado Leclerc.

 


La carrera fue casi como predijo Carlos Sainz el sábado: Verstappen llegaría desde atrás para ganar sin despeinarse y su carrera consistiría en intentar atajar a Checo en la largada, ambos eran primero y segundo, con Alonso tercero. El piloto de Ferrari arriesgó montando blandas en la salida para aguantar las acometidas del mexicano, y lo consiguió, aunque eso acabó lastrando su ritmo debido a la alta degradación con el transcurso de las vueltas. Alonso, mientras, se las tuvo tiesas con un Hamilton que le metió un cerrojazo en Les Combes que retiró su Mercedes y sirvió para que al Alpine le convalidaran las pruebas de indestructibilidad para los acorazados de la marina estadounidense. “Qué idiota”, acertó a decir el ovetense sobre su sempiterno rival.

 


Un coche de seguridad en la cuarta vuelta pareció que iba a darle un poco de aire a Sainz, pero no fue así y además ahí comenzó el calvario de Leclerc, que ya no es ni siquiera segundo en el Campeonato de pilotos. El monegasco tuvo que detenerse después de que un tear-off (visera plástica suplementaria en el casco) bloquease uno de los circuitos de refrigeración de las ruedas delanteras, obligándole a una prematura parada con el trenecito detrás del safety: último y con una parada extra.

Con la resalida, y viendo los cronos de los pilotos, la emoción pasó a segundo plano cuando Verstappen devoraba rivales como quien come galletas. En la vuelta 14 ya era líder real de la carrera y le faltó sacar el codo del cockpit, porque fue un paseo. El Red Bull es un disparo y Checo dio buena cuenta también de un Sainz que vio cómo el Ferrari no es que no esté para luchar con los monoplazas energéticos, es que Mercedes está ya muy cerca de La Rossa, Mal asunto. Leclerc, para colmo, intentó arañar un puntito extra intentando hacer la vuelta rápida, porque tenía para gratis.

Pero no fue gratis: en su paso por boxes excedió la velocidad máxima permitida, le sancionaron con cinco segundos y eso permitió a Fernando Alonso acabar por delante suya, cuando en la penúltima vuelta, antes de ese pit-stop, rodaba a diecisiete segundos del monegasco. Punto que vuela, a la cazuela. Quinto el asturiano. Y en Alpine decían que no le podían dar dos años por veterano…