| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Verstappen cornea a la frágil Ferrari

Carlos Sainz no acabó la carrera por problemas mecánicos y sus opciones al título mundial se diluyen. Fernando Alonso guió a su Alpine a la séptima plaza.

| Miguel Queipo Deportes

Max Verstappen, actual campeón del mundo de Fórmula 1, logró una inapelable victoria en el circuito urbano de Bakú con su Red Bull para imponerse en el GP de Azerbayán, por delante de su compañero de equipo Checo Pérez y del piloto de Mercedes George Russell. El piloto holandés supo aprovechar no sólo su velocidad y pericia al volante en el trazado a orillas del Mar Caspio, sino también el doble abandono de Ferrari. Tanto Charles Leclerc como Carlos Sainz no acabaron la prueba por problemas mecánicos y sus opciones al título mundial se diluyen. Fernando Alonso guió a su Alpine a la séptima plaza.

Es curioso lo del Motorsport, las vueltas que da la competición en apenas un puñado de carreras. A comienzos de temporada, Ferrari parecía un paso por delante de Red Bull, y además los austriacos padecían diversos problemas de fiabilidad que parecían presagiar un paseo de la Rossa esta campaña. Pero tras ocho carreras del Mundial, las tornas se han dado la vuelta. El Ferrari quizás es más rápido a una vuelta, pero en distancia de carrera es el monoplaza energético el más veloz y más constante. Y además, el Ferrari se rompe demasiado. En Bakú, Carlos Sainz, que marchaba cuarto pero muy fuera de ritmo respecto a los líderes, se vio obligado a abandonar en la vuelta 9 por un problema de hidráulico.

En la vigésima, pasando por recta de meta, fue el motor del Ferrari de Leclerc el que se rompió entre una humareda y la perplejidad de todos. Otros dos monoplazas equipados con motores Ferrari, el del Haas de Magnussen y el Alfa Romeo de Zhou, también rompieron. En Maranello tienen un problema serio de velocidad cuando hay que exprimir el paquete al máximo y nadie puede esconderlo.

Sin los Ferrari en pista, la prueba fue un paseo de Red Bull, que logró el doblete. Verstappen padeció de menos degradación de neumáticos que Checo Peregrina (precisamente, el integrante de la parrilla del Gran Circo que atesora la fama de ser quien mejor cuida las gomas), así que su victoria fue inapelable. Por detrás de los dos monoplazas de la austriaca emergieron los dos Mercedes, pese al rebote exagerado en el coche de un Hamilton que se bajó del coche andando como Chiquito de la Calzada y con los empastes sueltos por los meneos. Russell acabó tercero y el heptacampeón, cuarto. Las Flechas Plateadas asoman la patita cuando están mal, así que miedo da lo que serán capaces de hacer cuando logren controlar el porpoising y desbloqueen las prestaciones reales del coche.

Mientras, Alonso guió a su velocísimo en recta Alpine al séptimo puesto, en carrera estratégica, cuidando las gomas y manteniendo tras de sí a la manada de lobos de McLaren, con Ricciardo por fin por delante de Norris. La próxima semana, GP de Canadá, en el Circuito Gilles Villeneuve. Otro circuito con recta larguísima, para que Ferrari se eche a temblar.